FrƩdƩric Martel
Smart. Internet(s): la investigaciĆ³n
TraducciĆ³n de NĆŗria Petit FontserĆØ
MĆ©xico, Taurus, 2014, 408 pp.
Que este libro comience en la Franja de Gaza es una declaraciĆ³n de intenciones: para entender internet (o, mejor dicho, los internets que errĆ³neamente nombramos en singular) no solo hay que visitar PekĆn, Nueva York, San Francisco, MoscĆŗ o ciudad de MĆ©xico, tambiĆ©n hay que explorar las favelas de Brasil o Kenia y esos barrios y ciudades que proliferan por doquier bajo la etiqueta de smart cities. Es decir, tanto en las grandes o pequeƱas ciudades altamente tecnificadas como en las zonas de conflicto y supervivencia los seres humanos de nuestra Ć©poca utilizamos dispositivos que nos permiten conectarnos a la red, vivimos en dos dimensiones simultĆ”neas de lo real, generamos patrones de conducta y lazos y rastros que se pueden leer, interpretar. Para acceder a una lectura de conjunto, por tanto, hay que atravesar fronteras polĆticas y sociales, llegar a todo tipo de lugares significativos, estudiarlos e interpelarlos.
Gracias a un trabajo de campo internacional, Smart defiende una tesis contraintuitiva: internet no es global, sino territorial: “no suprime los lĆmites geogrĆ”ficos tradicionales, ni disuelve las identidades culturales, ni allana las diferencias lingĆ¼Ćsticas, sino que las consagra”. AsĆ, Martel observa la relaciĆ³n que se da en San Francisco entre las startups y la cultura del cafĆ© de barrio; nos cuenta desde el interior de los edificios subterrĆ”neos cĆ³mo se organiza digitalmente HamĆ”s; analiza los modos en que las aplicaciones ayudan a los ciudadanos de Monterrey o de RĆo de Janeiro a lidiar con la violencia; explora los mecanismos de defensa, supervivencia y adaptaciĆ³n de los diversos idiomas a la lĆ³gica de la red; nos explica in situ que en China todas las grandes plataformas tienen su clon en idioma local (Renren es el equivalente de Facebook; Youku, de YouTube; qq, de msn; Weibo, de Twitter; Beidou, de gps; Meituan, de Groupon; Weixin, de WhatsApp; Baidu, de Google; y el secreto de Alibaba es que combina a Amazon, PayPal y eBay); o enumera pĆ”ginas de contactos erĆ³ticos y sentimentales especializadas en judĆos ortodoxos o en musulmanes tradicionales. En otras palabras: el inglĆ©s no es ni mucho menos el Ćŗnico idioma de la red y en ella los fenĆ³menos y las comunidades son sobre todo especĆficos, locales o transnacionales, pero difĆcilmente globales. Como afirma el autor, el suyo “es un trabajo de desmitificaciĆ³n”.
Smart es la segunda parte de Cultura mainstream (Taurus, 2011), que se ha convertido en el tĆtulo de referencia sobre la producciĆ³n y la circulaciĆ³n de los fenĆ³menos de masas en el siglo XXI. Martel dejĆ³ deliberadamente fuera de esa obra toda la dimensiĆ³n digital: la aborda en la Ćŗltima parte de Smart. Los capĆtulos 9 (“De la cultura al content”), 10 (“Social TV”) y 11 (“Game over”), que retratan conflictos clave de nuestra Ć©poca –como el que enfrenta al crĆtico y al periodista cultural contra el algoritmo de la recomendaciĆ³n, como el que contrapone las diversas pantallas que intervienen en una misma experiencia cultural, como el que separa el acceso a un producto cultural Ćŗnico del consumo de canales o fluidos–, interesarĆ”n, por tanto, a quienes encontraron en Cultura mainstream datos e ideas para pensar en serio la prescripciĆ³n o la creatividad en nuestros tiempos transmedia, y quieren seguir reflexionando sobre cĆ³mo circula hoy la cultura. Como dice Hiroshi Takahashi, presidente ejecutivo de Toei Animation: “Antes el corazĆ³n de nuestra actividad se basaba en la televisiĆ³n, hoy creamos contenidos que luego se versionan en otros soportes. Hemos pasado de los productos culturales a los contents, a los servicios, a los flujos.”
Estamos, de hecho, ante una autĆ©ntica trilogĆa si le aƱadimos Global gay (Taurus, 2013). Una trilogĆa sobre la globalizaciĆ³n. Una trilogĆa instalada en una zona hĆbrida y sumamente fĆ©rtil de producciĆ³n discursiva: la que, desde la sociologĆa, invade la crĆ³nica periodĆstica y la literatura de viajes. Porque impresiona constatar la cantidad de desplazamientos y de entrevistas que ha hecho Martel para nutrir sus investigaciones. Con los pies en ese suelo movedizo, el profesor viajero ensaya una voz que, sin dejar en ningĆŗn momento de ser crĆtica, descarta de antemano el tono apocalĆptico. Al final del libro menciona a Mario Vargas Llosa, Alain Finkielkraut, Raffaele Simone o Evgeny Morozov, antimodernos y ciberapocalĆpticos (“lo digital les despierta una ansiedad natural ya que no necesariamente entienden su funcionamiento ni sus finalidades”). Una palabra que estĆ” ya en el tĆtulo del proyecto, investigaciĆ³n, constituye el principal argumento en contra de esa visiĆ³n desesperada de lo digital: si piensas, lees y viajas sistemĆ”ticamente, si investigas en serio, las conclusiones difĆcilmente serĆ”n sencillas, blancas o negras. Los tres libros de Martel invitan precisamente a eso: a observar la cultura contemporĆ”nea con ambiciĆ³n, para llegar a conclusiones matizadas y provisionales sobre procesos fascinantes que nos afectan, que nos definen y, sobre todo, que no se detienen. ~
(Tarragona, 1976) es escritor. Sus libros mƔs recientes son la novela 'Los muertos' (Mondadori, 2010) y el ensayo 'Teleshakespeare' (Errata Naturae, 2011).