La enfermedad, de Alberto Barrera

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La
primera novela de Alberto Barrera, Tambiรฉn
el corazรณn es un descuido
(2001), recreaba tanto
los crรญmenes de un psicรณpata venezolano que se
especializaba en asesinar mujeres feas como las peripecias del
periodista que se ve forzado a identificarse con la abyecciรณn
de su tema. Aunque el tono rocambolesco haya desaparecido, en su
segunda novela โ€“merecedora del Premio Herralde 2006โ€“ el autor
lleva la estructura doble de su proyecto inicial a un nuevo grado de
sofisticaciรณn que propicia una reflexiรณn sostenida
sobre cรณmo interactรบan la vida privada y la colectiva,
los afectos y el lenguaje.

El
argumento de La enfermedad,
a primera vista, es tan sencillo como las dos palabras de su tรญtulo.
El mรฉdico Andrรฉs Miranda se entera de que Javier, su
padre, morirรก de un cรกncer que ha hecho metรกstasis
cerebral; simultรกneamente, uno de los pacientes de Andrรฉs,
Ernesto Durรกn, se empeรฑa en que le diagnostiquen una
enfermedad que la medicina tradicional no descubre. Esas dos
historias paralelas, sรณlo tenuemente coordinadas, pronto se
desarrollan en dos vertientes de gran autonomรญa, aunque de un
modo u otro todavรญa especulares: las contradictorias
reacciones del padre de Andrรฉs ante la revelaciรณn de su
mal y las de la secretaria de Andrรฉs, Karina, ante la obsesiรณn
de Durรกn. Si Javier tiene una vida oculta, Karina se hace
pasar por su jefe en la correspondencia electrรณnica y se
contagia, asรญ, de la alienaciรณn de Durรกn.
Enfatiza la duplicidad anterior la divisiรณn en dos partes que
hay en el libro, indicada por lapidarios numerales: i y ii.

Los
ecos que acabo de describir pronto quedan sobredeterminados en el
sistema de las formas y los gรฉneros narrativos, donde la
alteridad abunda. Justo cuando la historia se suspende de la parte i
a la ii, notamos, por ejemplo, que los procedimientos hasta ahora
โ€œliterariosโ€ o estรฉticamente โ€œelevadosโ€ se tiznan de
hรกbitos provenientes de los medios de comunicaciรณn de
masas โ€“como el suspense
de las series televisivas: โ€œtienes cรกncer, papรกโ€
concluye la primera parte (p. 98) y, despuรฉs del interludio y
un pรกrrafo retardador, volvemos a encontrarnos con el โ€œtienes
cรกncer, papรกโ€ (p. 101); lo mismo cabrรญa decir
de la tรฉcnica de alternar las dos tramas principales, rasgo
del roman caballeresco
y el sentimental despuรฉs explotado ad
libitum
por gรฉneros tanto de la pulp
fiction
como del cine. El entrecruzamiento de lo alto y lo
bajo, lo culto y lo pseudoculto contribuye a fortalecer la particular
bitonalidad de esta prosa.

ยฟAdรณnde
nos conduce el laberinto de rigurosas duplicidades que diseรฑa
Barrera? El mayor de los logros de La
enfermedad
estriba en que el andamiaje previo suscita una
lectura dispuesta a dar con un cรณdigo โ€œotroโ€ โ€“el
referente de los acontecimientos novelados no se reduce a una
anรฉcdota factible o, sin mรกs, realista, sino a otra
narraciรณn, menos obvia, cuya captaciรณn se impone como
desafรญo. Numerosas son las pistas que lo indican. Una de las
mรกs importantes la ofrece un pasaje crucial, donde el lector
podrรญa ver su propia identidad convergir con la de Andrรฉs,
enfrascado en tareas hermenรฉuticas tan poco desdeรฑables
como la de entender su destino: โ€œLeyendo El
cuerpo herido
, un diccionario imprescindible escrito por
Cristรณbal Pera, encontrรณ por fin las palabras que tanto
buscaba: โ€˜Segรบn el lenguaje bรฉlico, tan
frecuentemente utilizado como metรกfora global de la cirugรญa,
la operaciรณn quirรบrgica cruenta
serรญa un acto de
violencia
, en el que se hace uso de la fuerza fรญsica
para penetrar en el espacio anatรณmico del paciente, someter
al enemigo โ€“la enfermedad concretada en la lesiรณnโ€“,
desarmarlo y destruirloโ€™. Incluso partiendo de que fuera necesario,
de que se trataba de una acciรณn
salvadora
[la vocaciรณn mรฉdica de Andrรฉs],
parecรญa estar siempre en otro lado […] โ€˜La violencia
quirรบrgica ha generado la imagen del poder
del cirujano sobre el paciente y de la entrega de รฉste en un
ritual de sumisiรณnโ€™, agrega Cristรณbal Pera en su
libro. Sin embargo, para Andrรฉs, el poder se fraguaba en otro
espacio, en el espacio del saberโ€ (pp. 108-109). En este momento,
cuando las prรกcticas alegรณricas se perfilan nรญtidamente
como posibilidad de lectura (y la alegorรญa no es otra cosa que
una โ€œmetรกfora globalโ€), muchos elementos de la historia se
articulan como red de significados precisos, sobre todo sociales. De
poder, nada mรกs
y nada menos, estรก imbuida la medicina segรบn los
discursos que se rememoran; no cuesta homologar entonces el plano
individual con el polรญtico: tal como para el padre del
protagonista los diagnรณsticos son poco esperanzadores, la
patria podrรญa estar enferma de gravedad: โ€œJavier Miranda
[habita] una estructura daรฑada, metido dentro de una piel que
no gobierna, que ya no dialoga con รฉl, que tiene otro
gobierno, que no le respondeโ€ (p. 106); y, tal como Ernesto Durรกn
anhela irracionalmente una cura para una dolencia que parece mรกs
bien metafรญsica, las relaciones polรญticas degeneran en
la lamentable tragedia de un pueblo receptivo a los engaรฑos
mesiรกnicos: โ€œEstaban en plena campaรฑa electoral.
[Andrรฉs] escuchรณ unas propagandas polรญticas en
la radio. Habรญa llegado la hora de los pobres, gritaba el
candidato de turno, mientras arengaba en contra de los viejos
partidos polรญticos y prometรญa un nuevo paraรญsoโ€
(p. 60).

El
pathos โ€“o sea,
la enfermedad y el horizonte afectivoโ€“ que evoca Barrera conmueve
porque enlaza las experiencias de muchas personas en la Venezuela de
principios del siglo xxi. Notar que las dualidades que traspasan la
novela podrรญan corresponderse con las del paรญs, ahora
profundamente dividido, hasta rozar de vez en cuando la violencia
entre bandos, sรณlo aรฑadirรญa una razรณn mรกs
para aseverar que estamos ante un apto retrato: el de la desazรณn
que produce la supervivencia de las mรกs antiguas afecciones
latinoamericanas. El caso venezolano, ya lo sabemos, no es รบnico
y, de ahรญ, el justificado interรฉs internacional que
estรก recibiendo esta novela. ~

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(1964) es escritor venezolano y profesor de literatura en la Universidad de Connecticut.


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