Christopher Hitchens
Mortalidad
Traducciรณn de Daniel
Gascรณn, Barcelona,
Debate, 2012, 128 pp.
Christopher Hitchens fue un hombre de complexiรณn fuerte y de buena voz, y de quien se puede decir que tratรณ de sacar partido a su vida: viajรณ de un continente a otro y, en cierto modo, tuvo al mundo como mesa de trabajo –las compaรฑรญas aรฉreas llegaron a otorgarle algunos privilegios–, bebiรณ y fumรณ abundantemente, escribiรณ libros y se entrevistรณ con dirigentes polรญticos, disfrutรณ del sexo y del amor –lรฉanse sus memorias–, fue padre, tuvo como amigos a algunos de los escritores mรกs interesantes en lengua inglesa –como Martin Amis–, fue odiado hasta la amenaza de muerte, cambiรณ de nacionalidad, se convirtiรณ en un conferenciante de รฉxito y un participante muy requerido en los debates televisivos, dio cobijo en su casa Salman Rushdie y a una infinidad de personajes con los que brindรณ, conversรณ y rio durante encuentros que parecรญan no acabar nunca –su mujer, Carol Blue, hace referencia a ellos en el bello epรญlogo de Mortalidad–, polemizรณ e hizo de abogado del diablo –incluso literalmente, durante el proceso de beatificaciรณn de Teresa de Calculta–, tuvo tiempo para equivocarse en sus opiniones y para acertar intensamente, tambiรฉn para rectificar cuando lo creyรณ preciso, a menudo supo transmitir a sus lectores luz y coraje –una palabra muy suya– hasta que al final, cuando parecรญa estar en su momento de mayor reconocimiento, coincidiendo con la gira de presentaciรณn de su libro Hitch-22, el mismo dรญa en que debรญa participar en varios actos pรบblicos –una apariciรณn en un show televisivo y una charla junto a Rushdie–, hizo presencia de modo abrupto la enfermedad que, un aรฑo y medio despuรฉs, habรญa de acabar con su vida. Hitchens es quizรก sobre todo conocido en el รกmbito espaรฑol por sus libros antirreligiosos, como Dios no es bueno, pero su figura va mรกs allรก de este aspecto. Serรญa todo un empobrecimiento si fuese solo eso con lo que nos quedรกramos de รฉl. Hitchens fue un ensayista y periodista que se implicรณ en su tiempo y contรณ el mundo que vio y su propia vida. Sus pรกginas no evitaron la polรฉmica, asรญ como no se apartaron nunca de cierto sentido del humor y de una proximidad, fluidez y llaneza que sus lectores hemos tenido en gran aprecio.
Durante aรฑos Christopher Hitchens escribiรณ crรณnicas y artรญculos para Vanity Fair, que formaron luego parte de su antologรญaAmor, pobreza y guerra, publicada en 2010 en castellano, y que cuenta con piezas verdaderamente notables. Despuรฉs de que en ese mismo aรฑo de 2010 le diagnosticaran un cรกncer de esรณfago, sometido ya a las sesiones de radioterapia, entubaciones y tratamientos mรฉdicos agresivos, siguiรณ mandando a Vanity Fair una serie de artรญculos en los que รฉl pasaba a ser el protagonista, en cuanto que se trataba de una crรณnica de su enfermedad. Estos artรญculos, en una versiรณn “algo distinta”, como se nos indica en una breve nota introductoria, son los que dieron lugar, junto con algunas anotaciones fragmentarias, a este pequeรฑo libro, Mortalidad. Hay que decir que el libro, pese a la cuestiรณn tratada, estรก lleno de bromas y reflexiones que obligan a sonreรญr al lector en cada pรกgina.
Mortalidad es tambiรฉn, en cierto modo, un epรญlogo a su tratado Dios no es bueno, pues vuelve a expresar sintรฉticamente, aplicado ahora a su propia experiencia de la muerte, su rechazo a formas divinas de consuelo que รฉl encuentra indignas de un hombre cabal. Se refiere, por ejemplo, al argumento de la “apuesta” de Pascal: convirtiรฉndose a la fe, aunque solo sea “por si acaso”, tiene mucho que ganar, comparado con lo que puede perder… Un Dios que acepte en su regazo a seres oportunistas de esta clase, viene a decir Hitchens, no parece alguien con quien a uno le apetezca pasar el resto de la eternidad. Hay una parte del libro dedicada a desmontar la mezquindad y carencia de lรณgica de los argumentos religiosos, donde el autor es tan brillante y atinado como suele serlo. Aunque, si lo pienso, quizรก no sea mi parte preferida de este libro, pese a que entienda que para el autor es preciso despedirse dejando las cosas claras: “no serรฉ yo”, advierte, quien se rebaje a รบltima hora a pedir un cura a su lado, por mรกs que puedan circular “rumores o fabulaciones”. Hitchens, probablemente sin pretenderlo, se convirtiรณ en los รบltimos aรฑos en un orador polemista centrado en buena medida en su crรญtica a la religiรณn. Esto desarrollรณ en รฉl una capacidad discursiva notable, y cierto didactismo en sus argumentos, que es el que aparece en parte de las pรกginas de Mortalidad. En tรฉrminos de repercusiรณn pรบblica quizรก esta sea la dimensiรณn de Hitchens, insisto, que mรกs se ha ido abriendo paso. Y ciertamente es un gran servicio el que ha hecho recogiendo de un modo sistemรกtico argumentos, citas e informaciones que dejan al desnudo la sinrazรณn y la inmoralidad que todo credo religioso alberga en su interior, aunque Hitchens, como escritor y como intelectual, es mucho mรกs que eso. En cierto modo, podrรญa haber dado la espalda a esta clase de mal y tratar de seguir una vida corriente como escritor y periodista –es decir, sin tener que estar explicando a cada rato por quรฉ las religiones no son buenas–, pero es que fue el integrismo religioso, en sus diferentes manifestaciones, el que le golpeรณ en la espalda: viviendo en primera fila la fetua iranรญ contra Salman Rushdie y, tiempo despuรฉs, con el atentado contra el World Trade Center.
El libro, escrito a veces sobre la bandeja en la que come en el hospital, es por momentos una despedida de todo aquello que el autor ha amado, de la Inglaterra que prevรฉ que ya no volverรก a ver, de su voz, cuando el cรกncer le va privando de ella –lo que le da pie a una bella digresiรณn sobre “la voz” del escritor y su proyecciรณn–, de sus amigos, de las bodas a las que ya no podrรก asistir… Hitchens es consciente en todo momento del gรฉnero que estรก tratando, y, a menudo con sentido irรณnico, va haciendo referencias a autores clรกsicos como Sรณcrates, con la crรณnica serena de su muerte, o a precedentes como el del periodista John Diamond.
Mortalidades un libro conmovedor sobre lo que, al fin y al cabo, ha de ser un hombre. ~
(Huesca, 1968) es escritor. Su libro mรกs reciente es La flecha en el aire. Diario de la clase de filosofรญa (Debate, 2011).