Para acabar con la crisis de valores

En sus mejores momentos, que los tiene, este libro es ecuรกnime; en los peores, la autora se deja llevar por su militancia ideolรณgica contra el neoliberalismo.
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Reconocida como una de las mรกs destacadas teรณricas polรญticas en activo, Wendy Brown es asimismo una incansable enemiga del orden neoliberal que โ€“a sus ojosโ€“ define nuestra รฉpoca. Y aunque podrรญa esperarse que esa pugnaz condiciรณn no se trasluciera en este denso librito, compilaciรณn de las Tanner Lectures que la profesora norteamericana fue invitada a dar en Yale en noviembre de 2019, nadie terminarรก su lectura sin tener clara la posiciรณn ideolรณgica de quien lo firma. De hecho, por mรกs que estas venerables conferencias estรฉn asociadas al fomento del โ€œconocimiento acadรฉmico y cientรญfico sobre los valores humanosโ€, nuestra autora empieza por discutir que un conocimiento relativo a los valores pueda existir; porque el conocimiento es valorativo por definiciรณn y no puede โ€œdecidirโ€ si se relaciona o no con los valores. Si todo estรก imbuido de valores, razona Brown, el problema estรก en la naturaleza de los valores dominantes. De eso es lo que, con รฉxito desigual, se habla en este libro.

Su punto de partida es que la vieja premisa ilustrada segรบn la cual podemos diferenciar verdad y valor resulta impracticable; lo que llamamos verdad ya es el producto de una valoraciรณn acerca de lo que pueda ser verdadero. Ignorarlo, fingiendo que es posible un conocimiento objetivo, tiene consecuencias desastrosas; la autora cree que el mundo se nos deshace entre las manos. Para colmo, las tradiciones intelectuales establecidas han dejado de ser รบtiles para orientarse en รฉl, ya que ellas mismas estรกn contaminadas por las mismas premisas que nos han conducido a una situaciรณn crรญtica: oposiciรณn entre naturaleza y cultura, distinciรณn entre hechos y valores, separaciรณn entre esfera pรบblica y vida privada. Y, arrinconados en el callejรณn sin salida de la tardomodernidad neoliberal, ยฟhacia dรณnde dirigirnos en busca de consejo?

Acaso de manera sorprendente, Brown se vuelve hacia Max Weber. El sociรณlogo alemรกn viviรณ tambiรฉn los tiempos nihilistas que dan tรญtulo al libro y, poco antes de su abrupta muerte, impartiรณ dos perdurables conferencias a peticiรณn de los estudiantes de la Universidad de Mรบnich: en 1917 les hablรณ de la โ€œciencia como vocaciรณnโ€ y en 1919 lo hizo de la โ€œpolรญtica como vocaciรณnโ€. En su reciente discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Polรญticas, el historiador mexicano Enrique Krauze ha delineado con precisiรณn el marco histรณrico en el que Weber elaborรณ esos textos: el genio de la revoluciรณn estaba ya fuera de la botella y el parlamentarismo liberal era despreciado por quienes aspiraban a realizar una utopรญa redentora de tintes apocalรญpticos. Brown parece estar de acuerdo: necesitamos pensadores sobrios que resistan la seducciรณn del fatalismo y rechacen la quimera de la revoluciรณn total. Pero tampoco la redenciรณn mediante el progreso racional le parece un ideal sostenible por mรกs tiempo; las cรฉlebres advertencias de Weber contra los efectos indeseados de la racionalizaciรณn โ€“entre ellos la difusiรณn del nihilismoโ€“ nos lo harรญan asรญ, segรบn su criterio, especialmente atractivo.

Divide Brown su libro en dos largos capรญtulos, uno dedicado a la polรญtica y otro al conocimiento. De un lado, recurre a Nietzsche para caracterizar el nihilismo y destaca ante todo la manera en que este reduce el valor de los valores, incluido el de la verdad; bien podrรญa haber aludido a la posmodernidad como fruto tardรญo โ€“lรบdicoโ€“ del nihilismo asรญ entendido. No obstante, Weber postulรณ que los valores se multiplican y diversifican una vez que la religiรณn se debilita; el alemรกn hablaba de una sociedad politeรญsta donde abundan los fines รบltimos y carecemos de una autoridad capaz de distinguir los valores verdaderos de los falsos: es cada individuo quien tiene que elegir a sus propios dioses. Weber barrunta que la รบnica soluciรณn posible estรก en el liderazgo polรญtico carismรกtico; uno capaz de ejercer la โ€œรฉtica de la responsabilidadโ€ en lugar de perseguir sus convicciones a cualquier precio. Y de ahรญ que, como nos ha enseรฑado Joaquรญn Abellรกn, el sociรณlogo defendiese una reforma presidencialista del sistema polรญtico alemรกn: la elecciรณn directa del presidente habrรญa de reforzar el sentimiento de unidad a pie de calle, conteniendo la amenaza del particularismo. Brown es perspicaz cuando objeta que Weber construye una figura imposible: la personalidad carismรกtica con un fuerte instinto de poder que estรก animada exclusivamente por el deseo de cuidar del mundo.

Por contraste, Weber carga contra la โ€œรฉtica de los fines รบltimosโ€ que encuentra personificada en el bolchevismo; Brown se ve impelida a seรฑalar que ese reproche puede dirigirse tambiรฉn a los polรญticos liberales de corte imperialista y contra โ€œlos neoliberales, de Pinochet a Thatcherโ€. En este punto, Brown se ocupa de la relaciรณn entre Weber y la izquierda. A su juicio, esta รบltima desconfรญa del liderazgo carismรกtico; demasiados progresistas denuncian el populismo de izquierda y no solamente el viejo leninismo. Es chocante leer que, frente al recato ejemplar de la izquierda, los centristas liberales estรกn dispuestos a ver el mundo arder mientras defienden el procedimentalismo y la racionalidad. En pasajes que bordean el mรญtin, Brown dice que necesitamos โ€“ยฟquiรฉnes?โ€“ acabar con la oposiciรณn entre razรณn y deseo, incorporando este รบltimo en el pensamiento y la acciรณn polรญtica; hay que leer a Sorel, a Gramsci, a Marcuse. Y, luego, cruzarlos con el lรญder autรฉntico: algo asรญ como un Pablo Iglesias mejorado.

Desde luego, Brown hace bien alertando de que el argumento racional y la evidencia empรญrica no bastan para contrarrestar las frustraciones populares. Sin embargo, su descripciรณn tremendista del mundo suscita dudas acerca de lo que para ella misma sean los argumentos racionales y la evidencia empรญrica. De hecho, su crรญtica del Weber โ€œcientรญficoโ€ โ€“el que asignaba a la academia la tarea de hacer ciencia y a la polรญtica la de ejercer una responsabilidad apasionadaโ€“ presenta mรกs de un problema. El pensador alemรกn querรญa que los acadรฉmicos no mediaran en los conflictos de valor: deben ser neutrales e independientes y su รบnico cometido consiste en analizar las cosmovisiones morales e ideolรณgicas. Por su parte, el estudiante acude al aula para desarrollar sus capacidades intelectuales y no para ser adoctrinado: necesita maestros, no lรญderes. Brown disiente: la racionalizaciรณn desacraliza cuanto toca, colocando al individuo con vocaciรณn de conocimiento en โ€œuna cรกmara de torturaโ€. Y es cierto que el ideal weberiano sitรบa al acadรฉmico ante un panorama poco estimulante, dedicado de por vida a exponer tipologรญas y diseccionar los componentes de la cultura. Pero el propio Weber supo combinar su desempeรฑo en la universidad con la publicaciรณn de escritos polรญticos donde terciaba en las polรฉmicas de su tiempo; separaba sus distintos roles. Por eso es excesivo concluir, como hace Brown, que el alemรกn cortaba el vรญnculo que la Ilustraciรณn forjรณ entre conocimiento y emancipaciรณn; quizรก solo querรญa proteger la herencia ilustrada de los revolucionarios que la malbarataban.

En el epรญlogo, la pensadora norteamericana arremete contra el liberalismo a cuenta de su โ€œprofunda imbricaciรณn con los poderes que fijan la clase social, la casta, la colonizaciรณn, la raza y el gรฉneroโ€, denunciando de paso su โ€œcreciente compatibilidad con el autoritarismo polรญticoโ€. En un mundo que se encuentra en estado de emergencia โ€“prosigue refiriรฉndose a su paรญsโ€“ la academia debe ser protegida de la influencia de los poderosos y desvinculada de la bรบsqueda del rendimiento econรณmico; el estudiante debe ser educado en un pensamiento crรญtico que le haga consciente de que incluso los hechos del mundo tienen una genealogรญa que debe ser conocida. Y bien estรก. Pero cuando Brown replica a Weber que no es suficiente con enseรฑar a los estudiantes โ€œhechos inconvenientesโ€, pues los hechos son percibidos siempre con arreglo a una interpretaciรณn, cabe sospechar que quiere guardarse en la manga docente la carta de la recusaciรณn del โ€œorden neoliberalโ€ que tanto le disgusta.

En definitiva, la prosa de Brown โ€“a menudo oscuraโ€“ no parece llegar a ninguna conclusiรณn original. El paralelismo que traza entre el periodo de entreguerras y el presente termina por resultar poco fructรญfero, ya que deja sin examinar aquello que es especรญfico de nuestro tiempo: la transformaciรณn del espacio pรบblico, el agotamiento de las reservas utรณpicas, la teatralizaciรณn de la polรญtica, el ascenso del identitarismo. Tampoco su crรญtica de los dualismos modernos conduce a una propuesta polรญtica inteligible, mรกs allรก de su defensa del liderazgo carismรกtico como herramienta legรญtima para la polรญtica de izquierda y su apuesta por un tipo de cientรญfico social que no rehรบya el debate ideolรณgico en el aula ni en la esfera pรบblica. A ese respecto, el lector puede preguntarse en quรฉ mundo vive Brown: en el que vivimos los demรกs la izquierda apuesta por el liderazgo carismรกtico โ€“Ocasio-Cortez, Sanders, Lula, Sรกnchezโ€“ y los acadรฉmicos profesan su ideologรญa en las redes sociales sin el menor recato. A la vista del antisemitismo exhibido en las grandes universidades norteamericanas tras los atentados terroristas de Hamรกs en Israel, puede que a Weber no le faltara razรณn cuando pedรญa mรกs imparcialidad a los acadรฉmicos. Y aunque la imparcialidad no se logra fรกcilmente cuando uno hace teorรญa polรญtica o trabaja en las disciplinas humanรญsticas, al menos hay que intentar ser ecuรกnime. En sus mejores momentos, que los tiene, este libro lo es; en los peores, la autora se deja llevar por su militancia ideolรณgica contra el neoliberalismo. Sirva cuando menos este interesante trabajo para estimular la discusiรณn acerca de los valores y su relaciรณn con el conocimiento, asรญ como para ratificar la estimulante vigencia de Max Weber. ~

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(Mรกlaga, 1974) es catedrรกtico de ciencia polรญtica en la Universidad de Mรกlaga. Su libro mรกs reciente es 'Ficciรณn fatal. Ensayo sobre Vรฉrtigo' (Taurus, 2024).


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