En su extensa investigaciรณn sobre el regente de la Ciudad de Mรฉxico Ernesto Uruchurtu, Manuel Perlรณ lo presenta como un caso de excepciรณn. En cierto modo es cierto, pues Uruchurtu fue una rareza en el sistema polรญtico priista. Pero al mismo tiempo las mรกs de 800 pรกginas de los volรบmenes demuestran que fue un caso revelador de la naturaleza del rรฉgimen. Fue singular que Uruchurtu se mantuviese como regente durante casi catorce aรฑos, entre 1952 y 1966. Pero esta singularidad resultรณ reveladora de la naturaleza del sistema polรญtico despรณtico que se extendiรณ a lo largo de casi todo el siglo XX. Por ello, el libro de Perlรณ es un extraordinario estudio sobre la compleja y sofisticada maquinaria polรญtica del rรฉgimen nacionalista revolucionario. La larga duraciรณn del poder de Uruchurtu funciona como un microscopio que aumenta la visiรณn de los entresijos del sistema priista y permite observarlos mejor. Ademรกs, desde luego, el libro de Perlรณ es un estupendo anรกlisis de los problemas urbanรญsticos de la Ciudad de Mรฉxico de aquella รฉpoca.
La lectura de este libro fue para mรญ una experiencia personal inquietante. Y digo que fue una experiencia personal porque yo vivรญ y sufrรญ de joven la regencia de Uruchurtu como estudiante de antropologรญa en el centro de la Ciudad de Mรฉxico (laย ENAHย se encontraba en la calle Moneda). A los jรณvenes estudiantes de los aรฑos sesenta del siglo pasado nos repugnaba lo que Uruchurtu representaba: era un polรญtico anticomunista, anticardenista y antisemita, que habรญa sido almazanista y que habรญa aspirado a ser presidente de la repรบblica. Habรญa sido acusado de xenรณfobo y pasรณ por la Secretarรญa de Gobernaciรณn y la Comisiรณn Federal Electoral, donde seguramente no fue ajeno a la represiรณn contra los henriquistas despuรฉs de las elecciones de 1952, que se manifestaron en protesta por el fraude electoral en los comicios donde Ruiz Cortines ganรณ la presidencia. Las protestas fueron reprimidas a tiros. Hay que recordar que Uruchurtu, durante su breve cargo como secretario de Gobernaciรณn, despidiรณ al escritor Fernando Benรญtez como director deย El Nacional, el diario oficial. Con Ruiz Cortines en el poder se iniciรณ la larga regencia de Uruchurtu. Ademรกs, a los jรณvenes estudiantes de los aรฑos sesenta, aรฑos de contracultura y rebeldรญa, nos desagradaba su moralina conservadora, que obligaba a los cabarets a cerrar muy temprano. Clausurรณ varios lugares de diversiรณn y prohibiรณ o censurรณ los espectรกculos que se presentaban. Ordenรณ ponerle un taparrabos a la estatua de la Diana Cazadora, para ocultar su pubis. El famoso Tรญvoli, un teatro de variedades que frecuentรกbamos, fue estrechamente vigilado y censurado por el llamado โregente de hierroโ y al final fue demolido en 1963. La persecuciรณn de vendedores ambulantes fue otra de las peculiaridades de la regencia de Uruchurtu. Nunca olvidarรฉ la saรฑa con que los policรญas perseguรญan a las mujeres indรญgenas que frente a laย ENAHย vendรญan naranjas. Toda esta dureza y mucho mรกs es expuesta por Perlรณ en su libro. Narra tambiรฉn los enfrentamientos con el lรญder delย PRIย en elย DF, el izquierdizante Rodolfo Gonzรกlez Guevara, que despuรฉs denunciรณ a Uruchurtu como un โantipriista furibundoโ. Me llegan recuerdos de este personaje, Gonzรกlez Guevara, que fue subsecretario de Gobernaciรณn cuando yo dirigรญa en 1980 la revistaย El Machete, delย PCM, y que me reprochaba que la revista no era suficientemente marxista. La llamada izquierda delย PRI, que fue un fenรณmeno curioso, detestaba a Uruchurtu. Despuรฉs, Gonzรกlez Guevara fue el secretario general del gobierno delย DFย cuando era regente el general Corona del Rosal, quien sustituyรณ a Uruchurtu cuando este fue despedido. Corona del Rosal no era precisamente un izquierdista, sino mรกs bien un polรญtico duro y represivo.
Debo confesar que mi antipatรญa por Uruchurtu me impulsรณ a leer el libro de Perlรณ. Al hacerlo, me di cuenta de que este personaje fue un polรญtico muy complejo y que su funciรณn en elย DFย mostraba con detalle muchas facetas del sistema priista. Las sutilezas de las formas autoritarias de gobierno que revela la vida polรญtica de Uruchurtu dan una idea de la perfecciรณn que el escritor Mario Vargas Llosa vio en la dictadura mexicana.
En muchos lugares de la repรบblica el poder polรญtico tenรญa sus raรญces en las รฉlites locales. En contraste, en la Ciudad de Mรฉxico no habรญa fuerzas sociales y polรญticas que determinasen el curso de la polรญtica, pues aquรญ todo dependรญa de la presidencia de la repรบblica y de las fuerzas que operaban a escala nacional. Desde luego, las grandes compaรฑรญas constructoras, los urbanizadores o las empresas camioneras ejercรญan presiones, lo mismo que los sindicatos y el priismo local. Pero Uruchurtu no se dejรณ controlar por estos grupos. El libro de Perlรณ ofrece una buena interpretaciรณn de las interacciones del regente con la รฉlite en el poder, las secretarรญas de Estado, los empresarios y los sindicatos.
La represiรณn fue una caracterรญstica del rรฉgimen priista y el gobierno la aplicรณ siempre que le pareciรณ necesaria. Desde 1958 se enfrentรณ a las movilizaciones de los ferrocarrileros, de los maestros y de los estudiantes. Un grupo estudiantil dinamitรณ en 1966 la enorme y ridรญcula estatua de Miguel Alemรกn en Ciudad Universitaria, lo que recordรณ lo represiva y corrupta que habรญa sido su presidencia. Hubo manifestaciones en apoyo a la Revoluciรณn cubana que fueron reprimidas.
En el sexenio de Lรณpez Mateos ocurriรณ uno de esos fenรณmenos tรญpicos del autoritarismo mexicano. El presidente pretendรญa ser de โizquierda dentro de la Constituciรณnโ, como dijo, y aparecรญa como tal al mantener buenas relaciones con el gobierno de Fidel Castro en Cuba. Por ello, cuenta Perlรณ, fue importante la visita del presidente Kennedy en junio de 1962, pues le permitiรณ a Lรณpez Mateos equilibrar su relaciรณn con Estados Unidos. Para ello se debรญa evitar toda manifestaciรณn de protesta (especialmente en defensa de Cuba), y Uruchurtu instruyรณ a la policรญa metropolitana para ello. Cientos o acaso miles de personas fueron arrestadas (yo fui una de ellas). Kennedy no vio ninguna manifestaciรณn de protesta. Quiero recordar que poco mรกs de un mes antes fueron brutalmente asesinados el dirigente campesino Rubรฉn Jaramillo y varios miembros de su familia por รณrdenes del presidente.
Uno de los momentos reveladores de la mecรกnica polรญtica del sistema fue cuando el presidente Dรญaz Ordaz nombrรณ por tercera vez a Uruchurtu regente delย DF, puesto del que fue obligado a renunciar menos de dos aรฑos despuรฉs mediante una maniobra policiaca muy sucia y extraรฑa. El relato de la caรญda de Uruchurtu es una de las partes mรกs fascinantes del libro de Perlรณ. En septiembre de 1966 ocurriรณ un violento desalojo, encabezado por el siniestro policรญa Raรบl Mendiolea Cerecedo, de unos cuatro mil habitantes de Santa รrsula, un lugar cerca del Estadio Azteca reciรฉn inaugurado. Al parecer, segรบn Perlรณ, fue una trampa, pues Uruchurtu supuestamente no habrรญa ordenado el desalojo que provocรณ un escรกndalo muy bien orquestado por los enemigos del regente. Tuvo que renunciar despuรฉs de casi catorce aรฑos al frente del gobierno delย DF. El anรกlisis que hace Perlรณ de este proceso es muy interesante y permite ver con detalle las maniobras que provocaron la caรญda del poderoso polรญtico.
Como la represiรณn a los habitantes de Santa รrsula fue atribuida a Uruchurtu, se desencadenรณ contra รฉl la furia de una parte de las esferas polรญticas. El ideรณlogo priista (y filรณsofo) Emilio Uranga lo atacรณ con ferocidad; y tambiรฉn el famoso periodista Francisco Martรญnez de la Vega escribiรณ contra รฉl. Paradรณjicamente โla defensa mรกs sรณlida y apasionada del exregente โescribe Perlรณโ no provino de la prensa conservadora o de los integrantes del pan, sino de dos revistas, una de centroizquierda, el semanario Siempre!, y otra de izquierda, la revista quincenal Polรญtica, dirigida por el ingeniero Manuel Marcuรฉ Pardiรฑas, publicaciones que presumiblemente recibรญan apoyo econรณmico de Uruchurtu y de la oficina de prensa de la presidenciaโ. Era sabido que Marcuรฉ Pardiรฑas tambiรฉn recibรญa dinero del expresidente Miguel Alemรกn. Estas son las curiosidades paradรณjicas del nacionalismo revolucionario.
En la Cรกmara de Diputados los priistas criticaron con dureza a Uruchurtu, en una โmaquinaciรณn orquestada desde la cรบspide del poder presidencial โdice Perlรณโ, operada tras bastidores por Alfonso Martรญnez Domรญnguez, ejecutada principalmente por Gonzalo Martรญnez Corbalรกโ. La caรญda de Uruchurtu fue un misterio. Perlรณ cree que Dรญaz Ordaz necesitaba consolidar su poder presidencial frenando la autonomรญa que aparentemente habรญa alcanzado el regente. Me pregunto: ยฟno habrรญa sido mรกs fรกcil que el presidente le pidiera su renuncia en lugar de organizar un complot con la policรญa que asaltรณ a los habitantes de Santa รrsula? Se hubiera evitado un gran escรกndalo. Uruchurtu era muy poderoso, pero carecรญa de una base social y polรญtica amplia. Su poder venรญa del propio Departamento delย DF, un gran poder sin duda, pero a fin de cuentas un poder burocrรกtico. Cuando renunciรณ Uruchurtu, el presidente ni siquiera creyรณ necesario organizar una cacerรญa de uruchurtistas. No dudo que personajes tan turbios como el dirigente Martรญnez Domรญnguez y el policรญa Mendiolea Cerecedo hayan organizado la represiรณn de Santa รrsula a espaldas del regente. Pero me pregunto si este no cometiรณ un error que fue aprovechado por sus numerosos enemigos. Sin embargo, algo debiรณ haber sospechado el presidente puesto que ordenรณ al aparato de seguridad vigilar las actividades de Uruchurtu e investigar sus propiedades una vez que renunciรณ. Tengo la impresiรณn de que la caรญda de Uruchurtu sigue siendo un misterio que serรก difรญcil de aclarar, pues el regente poco antes de morir ordenรณ quemar su enorme archivo.
No deja de ser inquietante lo que menciona Perlรณ en su libro: el actual presidente de la repรบblica, Lรณpez Obrador, declarรณ en el aรฑo 2000, siendo ya jefe de Gobierno electo, que รฉl serรญa un โUruchurtu democrรกticoโ. Otro obradorista, hoy fiscal, Alejandro Gertz Manero, escribiรณ en 2007 que Uruchurtu habรญa sido โel mejor regente que habรญa tenido la Ciudad de Mรฉxicoโ desde la independencia del paรญs en el siglo XIX. Por lo visto el autoritarismo es una veta profunda alojada en la polรญtica mexicana.
Las conclusiones de la excelente investigaciรณn de Perlรณ nos muestran que la eficiencia de la gestiรณn de Uruchurtu no abriรณ un camino hacia la modernizaciรณn. Nunca se interesรณ por usar nuevas tecnologรญas urbanas, se negรณ a construir un metro, no impulsรณ proyectos arquitectรณnicos de vanguardia ni se interesรณ en la planificaciรณn metropolitana. Tampoco aceptรณ construir un muy necesario drenaje profundo ni impulsรณ la construcciรณn de vivienda pรบblica. Ejerciรณ un urbanismo vertical y autoritario. Su polรญtica se caracterizรณ por la exigencia de que se aplicase de manera implacable su autoridad, por su persecuciรณn de la informalidad, por su decisiรณn de frenar la expansiรณn fรญsica delย DFย y de lograr una gran urbe ordenada y agradable. Lo mรกs criticable, segรบn Perlรณ, es su intervenciรณn moralizadora autoritaria y conservadora. Impuso un estricto control de las diversiones y quiso domesticar los hรกbitos de los habitantes de la capital para instaurar sus ideas morales.
Perlรณ, que muestra un gran oficio como historiador y una penetrante agudeza en su anรกlisis sociopolรญtico, cree que Uruchurtu encabezรณ un rรฉgimen autoritario, pero no considera que llegase a ser represivo. Tiene razรณn si pensamos en las tรญpicas dictaduras sudamericanas de aquella รฉpoca o en el asesinato de Rubรฉn Jaramillo y su familia ejecutado por รณrdenes de Lรณpez Mateos. Ademรกs, explica, no tuvo necesidad de reprimir con dureza debido a que no tuvo una importante oposiciรณn que lo llevase a asesinar y encarcelar. No sabemos quรฉ hubiera hecho en 1968, dos aรฑos despuรฉs de su despido, pero me puedo imaginar que hubiese respaldado activamente la gran represiรณn que entonces desencadenรณ el gobierno de Dรญaz Ordaz contra los estudiantes.
Perlรณ concluye su gran libro con una idea fundamental: hoy no necesitamos un nuevo Uruchurtu. Serรญa indeseable, en el contexto democrรกtico que vive la Ciudad de Mรฉxico desde hace un cuarto de siglo, un gobierno como el suyo. Ademรกs, dado el nuevo ambiente polรญtico, parece imposible que surja un gobierno como el del regente de hierro. ~
Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.