Spiritus, de Ismaíl Kadaré

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Fantasmas en el mecanismo
Ismaíl Kadaré, Spiritus, Alianza Literaria, Madrid, 2000, 324 pp.La literatura proveniente de los países de Europa Oriental, esa zona nebulosa a la que se daba en llamar, hace ya diez años, el bloque comunista, parece ser una de las más vivas y perturbadoras de la cultura contemporánea. Autores como Vladimir Makanin en Rusia o Milorad Pavic en Serbia, para sólo mencionar un par de ejemplos, demuestran que a menudo la maravilla y el asombro florecen en la barbarie. Ninguna cartografía literaria de la modernidad tardía o de la llamada posmodernidad puede concebirse sin esta literatura surgida del frío y la oscuridad. El caso del escritor albanés Ismaíl Kadaré resulta, desde este punto de vista, emblemático. Autor de una extensa obra narrativa, cultivada primero en su natal Albania y más tarde en el exilio parisino, Kadaré parece ser uno de los herederos más legítimos de Franz Kafka, ya desde un punto de vista temático, ya desde una poética formal. A diferencia, por ejemplo, de un Milan Kundera (que pasó de ser un autor checo de primera línea a un autor francés del montón, como afirmara Christopher Domínguez), Kadaré conoce los secretos de la alegoría y de la fábula, y sobre todo se aleja de ese cómodo realismo a la moda "con guiños y referencias culturales y chantaje sentimental" que cultiva elescritor checo para la comodidad de sus lectores. Novelas como El palacio de lossueños, El ocaso de los dioses de la estepa, Elfirmán de la ceguera, de Ismaíl Kadaré, confirman a un autor mayor. Spiritus, su más reciente novela, resume y articula de una manera magistral las obsesiones que han sido fieles a su autor. Narrada en trestiempos y construida sobre una sólida trama, Spiritus es una obra mayor de nuestro tiempo. A medio camino entre el relato fantástico y la trama policiaca, Spiritusnarra una historia compleja y plena de hallazgos. El modelo musical de su composición es evidente: la novela se despliega en un principio con una imaginativa obertura plena de elementos oníricos. Un grupo de parapsicólogos llega a Albania para investigar una historia en aparienciainverosímil: durante el horror de la dictadura, la vigilancia policiaca llegó a sertan perfecta que fue capaz de interrogar alos muertos. Las leyendas que circulanpor todo el país aluden a este hechoterrible. Pasada esta apertura fantasmagórica, el autor nos sumerge, en la segunda parte de su novela, en una historia de corte policiaco que poco o nada tiene que ver con los clásicos ingleses y norteamericanos y mucho con la KGB soviética y la Stasi de Alemania Oriental. La Sigurimi o policía secreta albanesa investiga un complot contra el Estado. Kadaré nosintroduce entonces en los meandros del poder, en esos laberintos que millones de personas padecieron bajo los regímenes totalitarios de Europa Oriental, con sus mecanismos de espionaje y delación.
     Spiritus es una suma de las preocupaciones fundamentales de su autor. Enesta novela podemos encontrar una profunda reflexión acerca de los mecanismos del poder y sus relaciones profundas con el sueño, la memoria, las relaciones amorosas. Uno de los rasgos fundamentales de Spiritus es la manera como Kadaré logra elevar su historia por encima del maniqueísmo ramplón que establece una división tajante entre víctimas y victimarios. Spiritus no cae en esas simplificaciones, al contrario: nos introduce en una historia al mismo tiempo vertiginosa y profunda; sus personajes no son ni buenos ni malos, simplemente actúan de acuerdo con las circunstancias, no hay metarrelato que los justifique como emblemas o metáforas. Esta es quizá la diferencia paradójicaque existe entre Kundera y Kadaré: lospersonajes del escritor checo encarnanemblemas, son alegorías de posiciones vitales, políticas, éticas, pese a que siempre se encuentran en situaciones perfectamente realistas, por no decir naturalistas. El escritor albanés, por el contrario, nos entrega personajes realistas, perfectamente verosímiles en su ambigüedad, inmersos en situaciones que por su extrañeza alcanzan el estatus del símbolo y la metáfora. Kadaré, como Kafka y como Nabokov, está más interesado en el proceso en el que se ven atrapados sus personajes. Es en este rasgo, entre muchos otros, donde radica, desde el punto de vista formal, la vigencia del modelo literario que utiliza Kadaré. Frente al neonaturalismo de la literatura comercial, más preocupada por personajes que encarnan símbolos o posiciones, Kadaré antepone la arquitectura novelística, la composición de una trama cuyo vértigo atrapa a sus personajes.
     Spiritus confirma a Ismaíl Kadaré como uno de los visionarios mayores de la literatura contemporánea.-

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