Tomarse el populismo en serio

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Josรฉ Luis Villacaรฑas

Populismo

Madrid, La Huerta Grande, 2015, 136 pp.

Si hay algรบn concepto polรญtico con el que los espaรฑoles nos hayamos familiarizado en los รบltimos aรฑos, despuรฉs de permanecer durante varias dรฉcadas milagrosamente a salvo de la necesidad hacerlo, es el populismo. Las turbulencias polรญticas causadas por la crisis econรณmica han traรญdo consigo la emergencia de un discurso populista de acento latinoamericano cuyo รฉxito en las urnas ha provocado ilusiรณn en unos barrios y alarma en otros. Y ha generalizado, como es natural, un empleo poco riguroso del concepto, hasta el punto de que hemos llegado a reducirlo a la oferta de soluciones simples para problemas complejos. Tรฉcnicamente, en cambio, las formaciones populistas denuncian la apropiaciรณn de la soberanรญa popular por parte de unas รฉlites corruptas y se ofrecen como actores capaces de devolver a los ciudadanos el poder que les ha sido arrebatado: aquello que Podemos, al menos en su primera รฉpoca, sostenรญa. Pero hay mucho mรกs detrรกs del populismo, fenรณmeno fascinante y ligado de manera indisoluble a la democracia misma, al modo de un doble fantasmรกtico siempre acechante. Para asomarnos a sus profundidades, pocas guรญas mejores que este ensayo de Josรฉ Luis Villacaรฑas, un penetrante filรณsofo que tambiรฉn se desempeรฑa con brillantez como historiador de las ideas.

Para Villacaรฑas, el populismo es un producto inevitable de nuestra actual configuraciรณn histรณrica, a su juicio caracterizada por la corrosiรณn neoliberal de todo lo que era sรณlido y la consiguiente propagaciรณn de la inseguridad vital como estado de รกnimo dominante. En ese contexto, de alta valencia emocional, el populismo irrumpe con fuerza gracias a su impugnaciรณn de la racionalidad polรญtica, convencido como estรก de que el contrato social es mรกs bien un vรญnculo sentimental. Y asรญ, cuando el miedo o la incertidumbre se convierten en norma, el populismo aparece en escena para convertir esos sentimientos negativos en sentimientos positivos que se organizan en torno a la idea del pueblo unido frente a sus enemigos oligรกrquicos. Para Villacaรฑas, el populismo es atractivo porque resuelve el problema del liberalismo, que, propugnando un contrato racional entre ciudadanos autรณnomos, no explica la existencia del pueblo. Desde este punto de vista, el populismo serรญa aquel movimiento polรญtico cuyo objeto es la permanente conformaciรณn del pueblo como sujeto primordial de la democracia. Algo que, como veremos enseguida, produce una aporรญa irresoluble que sirve a nuestro autor para reivindicar un tercer paradigma polรญtico: el republicanismo.

Frente a la tentaciรณn del rechazo espontรกneo, intensificada por la aparente inanidad de una prรกctica populista que a menudo parece consistir en asomarse a un balcรณn a gritar consignas mil veces oรญdas, Villacaรฑas acierta al apuntar que es deber de los analistas hacer el esfuerzo de comprender en toda su complejidad los postulados de una teorรญa social desarrollada por intelectuales sofisticados. Postulados que incluyen una visiรณn de la modernidad como proyecto irreversible pero fallido, una concepciรณn del sujeto como ser afectivo lingรผรญsticamente constituido y marcado por una carencia que el liderazgo carismรกtico aspira a cubrir, asรญ como una concepciรณn comunitarista del orden social. Su estrategia consiste en construir el pueblo a travรฉs de un discurso que aspira a reunir bajo ese paraguas retรณrico a aquellos grupos sociales cuyas demandas no pueden ser atendidas por un sistema polรญtico que ha entrado en crisis: el ciudadano se disuelve asรญ en pueblo bajo el mandato del lรญder que encarna esa construcciรณn discursiva y se opone a los enemigos (la casta, los ricos, la conspiraciรณn judeomasรณnica) que presuntamente la amenazan.

Digamos entonces que el pueblo serรญa aquello que emerge tras el colapso del administrativismo liberal. Y el instrumento para lograrlo es una polรญtica de comunicaciรณn cuyo rasgo principal es la teatralidad performativa, ya que se crea pueblo afirmando su existencia. Es una estrategia ultramoderna, que se dirige a los afectos a travรฉs de la simplificaciรณn y la imprecisiรณn. Esto puede ser lamentable, apunta Villacaรฑas, pero los demรกs actores no han desarrollado un discurso mรกs elevado: “Quien produzca pobreza cultural y falta de instancias ideales no deberรญa quejarse del populismo.” ¡Ahรญ le duele! No obstante, habrรญa sido interesante que nuestro autor discutiera el problema que se plantea en sociedades democrรกticas donde el voto de los ciudadanos sirve para seleccionar unos gobiernos cuyos aciertos y desaciertos son, en mucha mayor medida de lo que estamos dispuestos a admitir, reflejo de las preferencias mayoritarias de los ciudadanos. A fin de cuentas, el liberalismo no sostiene que seamos sujetos autรณnomos, sino que serรญa deseable que llegรกramos a serlo. Y no parece un ideal al que sea razonable renunciar.

El problema es que el populismo necesita mantener viva la fractura del espacio polรญtico incluso allรญ donde ha conquistado el poder. Ya que no se ve claro lo que el populismo quiere hacer con ese poder: por eso se encuentra mรกs cรณmodo en la oposiciรณn, alimentando una fantasรญa colectiva de reconciliaciรณn social, o gobierna como si permaneciese en la oposiciรณn. Y de ahรญ que Villacaรฑas, rechazando tanto el populismo como el liberalismo (al que identifica de manera harto simplista con un neoliberalismo que considera dominante en nuestra รฉpoca), proponga refundar nuestras democracias con la ayuda del republicanismo polรญtico, paradigma “abierto y flexible” que persigue combinar afectividad e inteligencia sin renunciar a ninguna de las dos. Por desgracia, no se aclaran cuรกles son las condiciones de posibilidad de la alternativa republicana en el actual momento histรณrico, ciertamente poco proclive para una tradiciรณn polรญtica que solo ha prosperado histรณricamente en comunidades de escala reducida y cierta homogeneidad cultural, ni se identifican las reformas institucionales llamadas a materializarlo. Pero el tema de este magnรญfico libro es otro y Villacaรฑas lo culmina con una concisa meditaciรณn sobre la posibilidad de un populismo espaรฑol exitoso, que a su juicio dependerรก de la capacidad del sistema polรญtico para renovarse; capacidad que, a la vista de los primeros resultados del multipartidismo, no termina de adivinarse. Si esa amenaza llega a materializarse, no obstante, mejor que nos coja con la teorรญa bien aprendida. ~

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(Mรกlaga, 1974) es catedrรกtico de ciencia polรญtica en la Universidad de Mรกlaga. Su libro mรกs reciente es 'Ficciรณn fatal. Ensayo sobre Vรฉrtigo' (Taurus, 2024).


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