El discreto encanto de Kazuo Ishiguro

El nobel visto por su traductor al espaรฑol.
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Kazuo Ishiguro no es un escritor de saraos literarios. No es de los que gustan del foco mediรกtico, de los cenรกculos donde disertan los prohombres de la literatura britรกnica. Sobre todo eso: los hombres, macho alfa, de su generaciรณn. Los Martin Amis, Ian McEwan, Julian Barnes o Salman Rushdie. Aquellos con los que desde los aรฑos ochenta comparte grupo generacional โ€“Generaciรณn Granta les denominaron allรก por 1983โ€“ en una de las operaciones de mรกrketing literario mรกs exitosas de la historia. Ishiguro prefiere ir a su aire. No es colega de. Es mรกs bien reservado. Pese a ser el autor de novelas como Los restos del dรญa, Cuando fuimos huรฉrfanos o Nunca me abandones, bien consideradas por la crรญtica y los lectores, la semana pasada no estaba apenas en las quinielas del Nobel. ยฟAntes Ishiguro que Amis? Imposible. Pero, ay, los caminos de los suecos muchas veces son inescrutables.

Este perfil del escritor britรกnico lo ofrece Jesรบs Zulaika, traductor al espaรฑol de sus novelas mรกs conocidas. De Ishiguro se ha escrito mucho estos dรญas. Se ha recordado, precisamente, su explosiรณn en el mercado como parte de esa pandilla que el editor Jorge Herralde denominรณ, con muy buen ojo, dream team. Un grupo del que el crรญtico Juan Aparicio Maydeu decรญa en un artรญculo en El Paรญs que eran โ€œartistas multiculturales que van juntos a la guerra contra el clichรฉ, que son buenos, increรญblemente buenos (โ€ฆ) escriben y manipulan los modelos del gรฉnero negro, la novela de espรญas, el culebrรณn victoriano, la ciencia-ficciรณn o el melodrama con la industria del mejor impostor, radiografรญan el mundo contemporรกneo, escriben sobre polรญtica, sexo, violencia y psicosis, esto es, estรกn siempre hablando del asunto y hablando sin escrรบpulos, son traviesos y le meten un dedo en el ojo al establishment o le pintan un bigote a Jane Austen, Lord Darlington o Gustave Flaubert porque garabatean la tradiciรณn y juguetean con ellaโ€. Y con ello alcanzaron la gloria.

Sin embargo, Ishiguro decidiรณ hace mucho salirse de este camino. โ€œEs un hombre insobornableโ€, dictamina Zulaika. Y hay en su biografรญa una razรณn para ello. Vive en Reino Unido desde los seis aรฑos, pero, segรบn su traductor, โ€œSu mirada es profundamente japonesa, tiene unos enigmas, unos interrogantes que apuntan a preocupaciones metafรญsicas y filosรณficas, que son de esa parte del mundo que no se toca para nada con nosotros. En cierto modo recuerda a Joseph Conrad: Ishiguro es un japonรฉs que escribe en inglรฉsโ€, apunta Zulaika.

Esta caracterรญstica aparece ya en su estilo literario: sencillo, prosaico y que muchos considerarรญan minimalista. Como un bonsรกi, han dicho otros. โ€œTe lo cuenta todo como si te lo contara el vecino de al lado que no hay leรญdo en su libro. No hay ni una hipรฉrbole, ni metonimia, ni sinรฉcdoque. Tiene una sintaxis latina y no sajona, lo que nos facilita mucho el trabajo a los traductores. Ishiguro escribe un inglรฉs correcto, pero es muy sencillo. Y ha ido cada vez mรกs hacia la sencillezโ€, explica el traductor.

Tal cualidad no significa que el escritor no ahonde en los abismos que propicia la literatura. Afila el cuchillo y entra sin hacer trampas. Con honradez. Asรญ sucede en Cuando fuimos huรฉrfanos o en Nunca me abandones. โ€œEn esta novela estรก todo medido, todo consignado meticulosamente. Es una historia de amor, no es de ciencia-ficciรณn, eso es solo una coartada. Es una novela esplรฉndida, sentimental, realista, no es onรญrica ni nada por el estilo. Al mismo tiempo estรก tirando de una hipรณtesis. Ishiguro es un hombre que cuenta historias, es un narrador nato. Y detrรกs de esa sencillez formal hay toda una serie de materias e interrogantes sobre las incรณgnitas del hombre. ร‰l serรญa muy feliz si con su obra pudiera quedar un clima mรกs positivo en este mundoโ€, sostiene Zulaika.

En este sentido, el premio Nobel podrรญa ser considerado lo que hoy de forma despectiva se denomina โ€œbuenistaโ€. No es un provocador. No predispone a la polรฉmica como tanto le gusta a Amis (sin quitarle mรฉritos al brillante hijo de Kingsley). Como afirma su traductor, โ€œla รบltima pรกgina de Nunca me abandones es un buen colofรณn metafรณrico de cรณmo ve el mundo, amargo y bello al mismo tiempo. Y esperanzado. Ishiguro tiene una preocupaciรณn por los huรฉrfanos, los desfavorecidos, las vรญctimas de las guerras. Tiene un componente solidario, le preocupan esas cosas. Y eso se ve en su obraโ€.

Quizรก porque es mรกs difรญcil entrar en la controversia si no se tiene un poco de conocimiento de su obra, Ishiguro no ha generado el debate que causรณ el aรฑo pasado Bob Dylan. Nadie se ha llevado las manos a la cabeza. Nadie ha dicho que la Academia ha perdido el juicio. Pero, quizรก, habrรญa que revelar una anรฉcdota de su biografรญa para aquellos que gustan de buscarle tres pies al gato: a los 16 aรฑos, Ishiguro tocaba con su guitarra temas de Dylan. El cรญrculo se cierra. Al menos en este 2017 tan convulso, en la literatura siguen ganando los buenos.

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es periodista freelance en El Paรญs, El Confidencial y Jotdown.


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