Imagen: Nobel Media. Ill. Niklas Elmehed.

El poema es un refugio inhabitable

En tiempos desesperanzadores como los que vivimos, la obra de Louise Glรผck nos llega como la reafirmaciรณn de que algo nuestro sobrevive, a pesar de todo, en el lenguaje.
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Si bien no hubiera podido predecir que la elecciรณn de la academia sueca para el Premio Nobel de Literatura 2020 serรญa Louise Glรผck, una de las poetas estadounidenses mรกs reconocidas e influyentes de los รบltimos cincuenta aรฑos, este hecho no me sorprende particularmente. La oriunda de Nueva York es dueรฑa de una voz sobria e intensa, capaz de fragmentar imรกgenes e instantes y observarlos desde diferentes รกngulos, recurriendo a tรฉcnicas propias del modernismo en su paรญs: al leerla transpiran ecos de Wallace Stevens y Hilda Doolitle, por su capacidad de intelectualizar sin abandonar el ritmo poรฉtico, asรญ como del minimalismo certero de William Carlos Williams. Estas cualidades, aunadas a su oรญdo refinado y a la fluctuaciรณn entre paisajismo e interioridad que ofrecen sus mejores poemas, la convierten en digna representante de una estรฉtica a la que tambiรฉn pueden circunscribirse autores como Mary Oliver, Mark Strand, Stanley Kunitz o el รบltimo Charles Simic. Con esto quiero decir que Glรผck es, ante todo, una poeta estadounidense: su descripciรณn de paisajes rurales y urbanos, su atenciรณn a los detalles pequeรฑos y su fascinaciรณn ante los grandes acontecimientos cientรญficos e histรณricos reafirma su posiciรณn en el proyecto de la โ€œContemporary American Poetryโ€, fincada en la antologรญa publicada por A. Poulin Jr. en 1971 y en la que aparecen algunos de sus maestros directos, como Denise Levertov o el mismo Kunitz.

Tras esta lectura, queda evidenciado que Glรผck es una poeta tradicional en el sentido mรกs extenso de la palabra: su obra emerge de intereses, patrones histรณricos y contingencias literarias, asรญ como de una concepciรณn de la escritura proveniente de sus antecesores inmediatos: la generaciรณn de medio siglo, repleta de titanes como John Ashbery, James Merrill o Adrienne Rich, ninguno de los cuales recibiรณ el Nobel. Incluso en sus ofrecimientos mรกs experimentales, como el polรญtico โ€œOctoberโ€, escrito en 2002 bajo la sombra de la tragedia del 11 de septiembre, nos encontramos con una escritura pulida, sobria, y preocupada con su funciรณn en el presente convulso en el que ha sido creada:

I was young here. Riding
the subway with my small book
as though to defend myself against
this same world:
you are not alone,
the poem said,
in the dark tunnel.

-โ€Octoberโ€, en Averno (2006).

[Era joven aquรญ. Andando / por el metro con mi pequeรฑo libro / como si fuera a defenderme contra / este mismo mundo: / no estรกs sola, / el poema dijo, / en el tรบnel oscuro.]

((Las traducciones en este texto son mรญas.
))

Aquรญ, como en el resto de la obra de la autora, la poesรญa se nos presenta como un refugio, un espacio seguro al que recurrir de frente a la violencia y la catรกstrofe. En la escritura, como en la naturaleza, el mundo vuelve a cobrar sentido, incluso cuando participar en รฉl se vuelve casi imposible: โ€œso that one withdraws from the world / even as one continues to take action in it.โ€ [hasta que uno se aleja del mundo / incluso cuando comienza a actuar dentro de รฉl.]

En un aรฑo como 2020, tan lleno de incertidumbre y de azoro frente a los manejos incognoscibles del mundo natural, la poesรญa de Louise Glรผck nos llega como un retorno a la confianza en el lenguaje: aunque no podamos entendernos por completo, aunque la realidad nos sobrepase, la poesรญa nos ofrece un reducto, un espacio minรบsculo por donde se filtra una luz que no comprendemos. Al pasar por el ojo de la poeta, una pared cubierta de moho transpira la misma vitalidad que un cielo estrellado, y la sala de un hospital es tan maravillosa como los anillos de saturno. Sin embargo, esa confianza en el poder transformador del lenguaje โ€“aprendida, sin duda, de sus modelos en la tradiciรณnโ€“ tambiรฉn conlleva una inseguridad tremenda, un reconocimiento de que decir del todo, abarcar la realidad con poesรญa, es una labor tan cansada como imposible: โ€œin the end, you do what the voice tells you. It says forget, you forget. It says begin again, you begin again.โ€ [A fin de cuentas, una hace lo que la voz le dice. / Te dice: olvida, y olvidas. / te dice: vuelve a empezar, y lo haces.] Este reconocimiento del trabajo reiterativo y agotador de la poesรญa es lo que le da un tamiz particular a la obra de Glรผck: su trabajo, por mรกs preciso y transparente que sea, tambiรฉn es profundamente triste. Su tristeza es la de algo que nunca podrรก realizarse por completo, porque ante la inmensidad del mundo no basta la poesรญa.  โ€œThat time in the woods: that was reality. This is the dreamโ€. [Aquรฉl tiempo en el bosque: esa era la realidad. / Esto es el sueรฑo.]

La elecciรณn de la estadounidense para el mรกximo galardรณn de la literatura es, como se habรญa predicho, segura. Nadie de quien conoce su trabajo podrรญa decir que no tiene rigor estรฉtico, validez literaria o relevancia social, y la inclusiรณn de una poeta mรกs en un galardรณn histรณricamente reservado a narradores tambiรฉn es algo de celebrarse. Sin embargo, tambiรฉn serรญa interesante pensar en quรฉ nos transmite el Nobel, en su posiciรณn de mรกquina de hacer canon, al otorgarle el premio a una artista de corte tan eminentemente literario, en lugar de a un autor mรกs arriesgado, como Anne Carson o Raรบl Zurita. Mi hipรณtesis es que, despuรฉs del riesgoso movimiento de darle el galardรณn a Bob Dylan, poeta indudable y especialista en lo brumoso e indeterminado, la academia ha decidido manifestar su compromiso con la poesรญa como gรฉnero literario, mรกs allรก de sus afluentes en el arte visual o contemporรกneo, practicados extensamente por los ya mencionados Con esta entrega, la instituciรณn del Nobel ha cerrado el ciclo de premiar a la poesรญa producida en inglรฉs durante el siglo XX norteamericano: ahora sus galardonados representan tanto el lado caรณtico, imprevisible y multidisciplinario de la lรญrica (a falta de Allen Ginsberg, Ashbery o Lucille Clifton, Dylan) como su lado acadรฉmico, sobrio y preciso (a falta de W.S. Merwin, Adrienne Rich o James Merrill, Glรผck). Estamos viviendo, sin duda, en tiempos desesperanzadores, y la obra de Louise Glรผck nos llega como la reafirmaciรณn de que algo nuestro sobrevive, a pesar de todo, en el lenguaje. Su poesรญa es una forma de acompaรฑamiento.

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(Naucalpan, 1994) escribe poemas y ensayos. Su primer libro, Fracciรณn continua, fue publicado por el FOEM en 2022.


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