La purga de Roald Dahl

Ceder a la presiรณn woke es un buen negocio y, ahora que los derechos de la obra de Dahl han sido comprados por Netflix, un negocio aรบn mejor.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

La revelaciรณn de que las obras del cรฉlebre escritor de libros infantiles Roald Dahl, famoso por Matilda, Charlie y la fรกbrica de chocolate y Las brujas, han sido sistemรกticamente purgadas de lenguaje que pudiera considerarse ofensivo para la sensibilidad de la burguesรญa ilustrada de la anglosfera probablemente no deberรญa haber sido una sorpresa. La nuestra no es solo la segunda gran era de la Bowdlerizaciรณn, y las similitudes entre los razonamientos que Thomas, Jane y Henrietta Bowdler ofrecieron cuando presentaron The Family Shakespeare en 1807 y los que ofrecen ahora el sello Puffin de Random House/Penguin y el Roald Dahl Estate para la completa desfiguraciรณn y “saneamiento” moral de la obra de Dahl son prรกcticamente indistinguibles entre sรญ.

En ambos casos, el objetivo declarado no ha sido relegar a Shakespeare o a Dahl al basurero de la historia (literaria), sino salvar a cada uno de esos autores de tan innoble destino editando y reescribiendo sus obras de tal manera que los lectores contemporรกneos, que de otro modo podrรญan sentirse ofendidos y abstenerse de leer, por ejemplo, Hamlet o James y el melocotรณn gigante, puedan seguir haciรฉndolo con la conciencia tranquila. Como dijo Thomas Bowdler en su prefacio a la ediciรณn de 1819 de The Family Shakespeare, โ€œMi gran objetivo en esta empresa es eliminar de los escritos de Shakespeare algunos defectos que disminuyen su valor y, al mismo tiempo, presentar al pรบblico una ediciรณn de sus obras que los padres, tutores e instructores de la juventud puedan poner sin temor en las manos de sus alumnos, y de la que estos puedan obtener tanto instrucciรณn como placer: puede mejorar sus principios morales, mientras refina su gusto, y sin incurrir en el peligro de ser herido con cualquier indelicadeza de expresiรณnโ€. Esto no solo significaba hacer frente a lo que los Bowdler llamaban las โ€œindelicadezas de expresiรณnโ€ de Shakespeare omitiรฉndolas por completo o sustituyรฉndolas por algo mรกs apetecible para un pรบblico familiar โ€“por ejemplo, los Bowdler sustituyeron los โ€œDiosโ€ y โ€œJesรบsโ€ de Shakespeare por โ€œCielosโ€โ€“, sino tambiรฉn suprimir personajes inmorales como la prostituta Dorothy โ€œDollโ€ Tearsheet de Enrique IV, Segunda Parte, o reescribir escenas para no herir la sensibilidad moral de la รฉpoca, como en el caso de la muerte de Ofelia en Hamlet, que los Bowdler cambian de suicidio a ahogamiento accidental.

Los Bowdler entendieron y presentaron explรญcitamente su proyecto como el de reducir a Shakespeare a la mรญnima expresiรณn, separar el trigo trascendente de su obra de la paja indecente e inmoral que la estropeaba y que perjudicarรญa a quien se expusiera a ella. . โ€œEl lenguaje no siempre es impecableโ€, escribiรณ Thomas Bowdler en el prefacio de 1819. โ€œAparecen muchas palabras y expresiones de naturaleza tan indecente que serรญa muy deseable borrarlas. La mayor parte de ellas se introdujeron evidentemente para satisfacer el mal gusto de la รฉpoca en que viviรณ, y el resto quizรก pueda atribuirse a su propia fantasรญa desenfrenada. Pero ni el mal gusto de la รฉpoca ni las mรกs brillantes efusiones de ingenio pueden servir de excusa para la profanidad o la obscenidad; y si estas pudieran ser borradas, el trascendente genio del poeta brillarรญa sin duda con un lustre mรกs despejado.โ€

Todas estas justificaciones para reescribir a Shakespeare โ€“cuya obra estaba impregnada de los puntos de vista inaceptables de su รฉpoca, la lectura de pasajes ofensivos ofenderรญa a los lectores y les perjudicarรญa moralmente, y, por tanto, reescribir la obra de Shakespeare era, por paradรณjico que pudiera parecer a primera vista, el mayor servicio que se le podรญa prestarโ€“ son las mismas que usan Random House Penguin y Dahl Estate para explicar los cambios que han introducido en la obra de Dahl. Estos cambios, anuncia la editorial, se han hecho para que โ€œlas maravillosas palabras de Roald Dahl puedan transportarte a mundos diferentes y presentarte a los personajes mรกs maravillososโ€. Pero al igual que Thomas Bowdler habรญa argumentado que el lenguaje indecente (y presumiblemente las escenas) de Shakespeare se habรญan introducido para โ€œgratificar el mal gusto de la รฉpocaโ€ y su (presumiblemente negativa) โ€œdesenfrenada fantasรญaโ€, Dahl habรญa escrito sus libros โ€œhace muchos aรฑosโ€ y, como resultado, la editorial necesitaba โ€œrevisar regularmente el lenguaje para garantizar que pueda seguir siendo disfrutado por todos hoy en dรญaโ€. 

Del mismo modo que The Family Shakespeare tenรญa como ambiciรณn ser una versiรณn de Shakespeare a la que padres, tutores y profesores pudieran exponer a los niรฑos sin peligro, un representante de Random House Penguin declarรณ a la publicaciรณn comercial britรกnica The Bookseller que, puesto que โ€œniรฑos de tan solo cinco o seis aรฑos leen libros de Roald Dahl, y a menudo son las primeras historias que leen de forma independienteโ€, el editor de Dahl cargaba con โ€œuna responsabilidad significativaโ€, sobre todo โ€œporque puede ser la primera vez que [estos niรฑos] navegan por contenidos escritos sin un padre, profesor o cuidadorโ€. El editor negรณ que nada de esto debiera considerarse una distorsiรณn de la obra de Dahl. Al contrario, Francesca Dow, directora de la divisiรณn de libros infantiles de Random House Penguin, proclamรณ que Dahl habรญa sido y seguรญa siendo su autor favorito desde hacรญa mucho tiempo. Sus recuerdos favoritos de la lectura a sus hijos cuando eran pequeรฑos, dijo, eran leyรฉndoles a Dahl.

Al parecer, al no haber Bowdlers en Random House Penguin, la editorial habรญa recurrido a lectores externos de sensibilidad โ€“una prรกctica cada vez mรกs comรบn en la ediciรณn en lengua inglesa en toda la anglosferaโ€“ contratando a una empresa llamada Inclusive Minds para que sugiriera cambios. En una larga declaraciรณn a The Hollywood Reporter en respuesta a las preguntas del periรณdico sobre la participaciรณn del grupo en las reescrituras de Dahl, Inclusive Minds negรณ que fueran lectores de sensibilidad, sino que su objetivo era poner en contacto a los editores con su red de โ€œembajadores de la inclusiรณnโ€, jรณvenes lectores con โ€œmuchas experiencias diferentes que estรกn dispuestos a compartir su visiรณn [con editores y autores] para ayudarles en el proceso de crear libros autรฉnticamente โ€“y a menudo incidentalmenteโ€“ inclusivosโ€ durante el proceso de escritura y ediciรณnโ€. Los tรญtulos mรกs antiguos โ€“como los libros de Dahlโ€“ โ€œno fueron el objetivo principal de los embajadoresโ€. En su lugar, Inclusive Minds considerรณ que โ€œse consigue una mayor autenticidad mediante aportaciones en las fases de desarrolloโ€.

Por supuesto, este relato de cรณmo se escriben los libros es en realidad una descripciรณn de cรณmo se escriben los guiones de cine y televisiรณn. Porque estรก claro que en el modelo de Inclusive Minds, aunque el autor forma parte del proceso, lo hace en gran medida de la misma manera que el autor del primer borrador de un guion, es decir, como productor de un texto al que luego deben dar forma los editores, quizรก incluso otros escritores, y que debe ser revisado en busca de posibles contenidos ofensivos; de nuevo, igual que ocurre con la mayorรญa de los guiones producidos para las grandes compaรฑรญas cinematogrรกficas. Incluso en este caso, la afirmaciรณn de Inclusive Minds de que no es una organizaciรณn de lectores de sensibilidad suena mรกs que hueca. Pero en lo que respecta a lo que el grupo se complace en llamar โ€œtรญtulos antiguosโ€, se trata de una distinciรณn sin importancia. Como se afirma en la declaraciรณn a The Hollywood Reporter, el grupo cree que โ€œse consigue una mayor autenticidad mediante la aportaciรณn en las fases de desarrolloโ€ โ€“de nuevo el modelo de guion de cine y televisiรณnโ€“, โ€œpensamos que las personas con experiencia pueden aportar una valiosa contribuciรณn a la hora de revisar un lenguaje que puede ser perjudicial y perpetuar estereotipos daรฑinos. En todo nuestro trabajo con jรณvenes marginados, el impacto negativo muy real y el daรฑo causado a la autoestima y la salud mental por una representaciรณn sesgada, estereotipada e inautรฉntica es un tema recurrente. En cualquier proyecto, el papel del embajador es ayudar a identificar el lenguaje y las representaciones que podrรญan ser poco autรฉnticas o problemรกticas, y destacar por quรฉ, asรญ como indicar posibles soluciones. El editor (y/o el autor) disponen entonces de toda la informaciรณn para tomar decisiones informadas sobre los cambios que deseen introducir en manuscritos e ilustracionesโ€.

Obviamente, โ€œindicar posibles solucionesโ€ es exactamente lo que hacen los โ€œlectores de sensibilidadโ€, como deja claro incluso la mรกs breve lectura de las declaraciones de los lectores de sensibilidad y de los libros sobre el proceso. E Inclusive Minds nunca ha negado las afirmaciones de Random House Penguin y de Dahl Estate de que los cambios que finalmente se produjeron se hicieron en colaboraciรณn con el grupo y como resultado de sus sugerencias. Pero si Inclusive Minds no fue sincera al anunciar inicialmente los cambios introducidos, el editor de Dahl y su patrimonio sรญ lo fueron en un principio. Insistieron en que los cambios consistรญan รบnicamente en โ€œun nรบmero relativamente pequeรฑo de ediciones textualesโ€, aunque la empresa se dejรณ un margen al aรฑadir que los cambios textuales eran โ€œmรญnimosโ€ en โ€œel contexto del recuento de palabras de los libros mรกs amplios [la cursiva es mรญa]โ€ y que โ€œlas historias de Roald Dahl permanecen inalteradas y su espรญritu travieso no ha disminuido. Siguen celebrando y mostrando su voz รบnica y su brillante riqueza narrativaโ€.

De hecho, los cambios eran de todo menos mรญnimos. Por el contrario, como detallรณ The Daily Telegraph, se habรญa hecho un esfuerzo sistemรกtico por eliminar todo lo que pudiera herir la sensibilidad, no de los niรฑos โ€“como en el caso de The Family Shakespeare, estos ejercicios de censura moral siempre se llevan a cabo para complacer a padres y profesoresโ€“, sino de los adultos. En palabras del biรณgrafo de Dahl, Matthew Dennison, Dahl nunca “tuvo problemas con los bibliotecarios que criticaban sus libros por considerarlos demasiado aterradores, carentes de modelos morales, negativos en su representaciรณn de la mujer, etc. Dahl escribรญa historias con la intenciรณn de despertar en los niรฑos el amor por la lectura para toda la vida y recordarles las maravillas de la magia y el encanto de la infancia, objetivos en los que triunfรณ. Las preocupaciones de los adultos por las sutilezas polรญticas no tenรญan cabida en esta perspectivaโ€. Dicho esto, aunque Dahl podรญa ofender sin reparos a los adultos, se esforzaba por no alienar ni hacer infelices a sus lectores infantiles. Y Dennison aรฑadiรณ: โ€œโ€˜Me importa un bledo lo que piensen los adultosโ€™, era una afirmaciรณn caracterรญstica [de Dahl]. Y estoy casi seguro de que habrรญa reconocido que las alteraciones de sus novelas motivadas por el clima polรญtico estaban impulsadas por los adultos y no por los niรฑos, y esto siempre inspirรณ burla, si no desprecio, en Dahlโ€. 

Los cambios marcan todas las casillas de la alta burguesรญa contemporรกnea โ€“o, como dirรญamos hoy, de la alta direcciรณn profesionalโ€“ de la misma manera que los Bowdler marcaban las de la alta burguesรญa britรกnica del siglo XIX. Se han eliminado no solo todas las burlas hacia los gordos, sino toda menciรณn de la gordura como estado fรญsico, de modo que, por ejemplo, en El cocodrilo enorme, โ€œniรฑo gordo y jugosoโ€ se convierte en โ€œniรฑo jugosoโ€, en El Superzorro, โ€œestaba enormemente gordoโ€ se convierte en โ€œera enormeโ€, y en Las brujas, ni siquiera a los ratones se les permite engordar, de modo que โ€œratoncito gordo y marrรณnโ€ se cambia por โ€œratoncito marrรณnโ€. Ademรกs, se desautoriza toda referencia a lo que ahora se llamarรญa una concepciรณn binaria del gรฉnero. Asรญ, en Matilda, โ€œmadres y padresโ€ se convierte en โ€œpadresโ€, en La maravillosa medicina de Jorge, โ€œno tenรญa hermano ni hermanaโ€ se convierte en โ€œno tenรญa hermanosโ€, y en James y el melocotรณn gigante, โ€œlos hombres-nube estaban todos de pieโ€ se convierte en โ€œlas personas-nube estaban todas de pieโ€.

Otras caracterizaciones potencialmente ofensivas se han borrado sin mรกs. Por ejemplo, las frecuentes descripciones de Dahl de varios personajes de sus libros como โ€œlocosโ€ no se encuentran en ninguna parte. En Charlie y la fรกbrica de chocolate, โ€œel prรญncipe locoโ€ se convierte en โ€œel prรญncipeโ€; en Los gemelos, โ€œlocoโ€ se cambia por โ€œchifladoโ€, y en James y el melocotรณn gigante, el comentario de que โ€œel niรฑo estรก locoโ€ se ha borrado sin mรกs. A las mujeres ya no se las llama feas y, por alguna razรณn, en varios de los libros โ€œvieja brujaโ€ se convierte en โ€œviejo cuervoโ€, โ€œno seas imbรฉcilโ€ se convierte en โ€œno seas tan tontoโ€, y en Matilda, โ€œviejo pรกjaro sabioโ€ se convierte en โ€œsabio maestroโ€ (asรญ se confunden antropocentrismo y edadismo en una sola clรกusula). Al mismo tiempo, las referencias a las mujeres que desempeรฑan trabajos serviles se sustituyen por otras de categorรญa superior. En Las brujas, por ejemplo, โ€œaunque trabaje de cajera en un supermercado o mecanografรญe cartas para un empresarioโ€ se sustituye por โ€œaunque trabaje como cientรญfica de alto nivel o dirija una empresaโ€.

Mรกs sorprendentes aรบn son los momentos en que los escritores que menciona Dahl y que ahora se consideran racistas o sexistas son eliminados o sustituidos por autores mรกs aceptables. En Matilda, por ejemplo, โ€œviajรณ en veleros de antaรฑo con Joseph Conrad. Fue a รfrica con Ernest Hemingway y a la India con Rudyard Kiplingโ€ se sustituye por โ€œfue a fincas del siglo XIX con Jane Austen. Fue a รfrica con Ernest Hemingway y a California con John Steinbeckโ€ (Inclusive Minds quizรก tenga que revisar lo de โ€œHemingwayโ€ en una futura ediciรณn del libro). En otras partes del libro, โ€œDickens o Kiplingโ€ se convierte en โ€œDickens o Austenโ€.

Tomada in toto, la afirmaciรณn de Random House Penguin de que el propรณsito de los recortes y reescrituras es que โ€œDahl pueda seguir siendo disfrutado por todos hoy en dรญaโ€ significa en realidad que no hay nada en las nuevas ediciones de Dahl que pueda ofender a los padres millennials o que pueda provocar una tormenta de crรญticas en las redes sociales. En este sentido, las crรญticas a la revisiรณn que han aparecido en la prensa conservadora pasan por alto un punto central. ยฟHan cedido el Estado de Dahl y Penguin Random House a la presiรณn de la prensa? Sรญ, por supuesto. Pero ceder a la presiรณn woke es un buen negocio y, ahora que los derechos de la obra de Dahl han sido comprados por Netflix, un negocio aรบn mejor. Y si este fue el cรกlculo en el que se basaron las decisiones tomadas por la editorial, por el patrimonio de Dahl y por Netflix, la realidad comercial es que sin ediciones, es decir, sin un reempaquetado que despertara de nuevo el interรฉs del pรบblico, los libros de Dahl probablemente venderรญan cada vez menos copias a medida que pasaran las dรฉcadas, mientras que ahora esa trayectoria descendente ha sido, como se dice en la escuela de negocios, interrumpida y se han abierto nuevas posibilidades de comercializaciรณn. Lo mismo puede decirse de la decisiรณn recientemente anunciada por el legado de Ian Fleming y los editores de Fleming de relanzar los libros de James Bond eliminando muchas de las partes ofensivas. 

Una de las cosas que la controversia Dahl expone es el error fundamental de los anti-woke: no es que lo woke sea compatible con el capitalismo, como los conservadores y los izquierdistas no-woke han entendido ahora, es que es beneficioso para el capitalismo. Y el hecho de que Random House Penguin, tras el revuelo causado por la revisiรณn de Dahl, diera marcha atrรกs y aceptara sacar las nuevas ediciones y una reediciรณn “clรกsica” separada con los textos originales de Dahl intactos es una prรกctica empresarial aรบn mejor: un segmento de mercado para los woke y un segmento de mercado para los anti-woke. ยฟQuรฉ podrรญa ser mรกs rentable desde un punto de vista comercial? 

ยฟEstรก el complejo acadรฉmico-cultural-filantrรณpico de la anglosfera, del que la ediciรณn es un componente importante, borracho de su propia virtud? Serรญa mรกs exacto decir que estรก borracho de sus propias ambiciones รฉticas. Al hacerlo, ilustra la definiciรณn de kitsch de Roger Scruton, basada en “cรณdigos y clichรฉs que convierten las emociones superiores en una forma predigerida y sin problemas, la forma que puede fingirse mรกs fรกcilmente”. 

Pero tambiรฉn las convierte en la forma que puede venderse mรกs fรกcilmente. Y en cierto sentido, el caso Dahl nos enseรฑa tanto o mรกs sobre esto como sobre la subyugaciรณn de toda la escritura salvaje, aunque Dahl fuera salvaje, y las acusaciones de racismo que durante mucho tiempo se han vertido contra รฉl sean absolutamente ciertas (y es importante recordar esto incluso cuando uno rechaza rotundamente lo que ha hecho Random House Penguin), a los dictados de las complacientes piedades de las clases directivas profesionales de la anglosfera. 

En cuanto a las cuestiones literarias, hasta ahora siguen sin respuesta. En un brillante ensayo sobre Dahl en The New York Review of Books, Merve Emre, para mรญ con diferencia la mรกs interesante de la nueva generaciรณn de crรญticos y ensayistas literarios, revisa con justicia y contundencia el racismo de Dahl y honra los esfuerzos del editor estadounidense de Dahl (en vida de Dahl) por frenar sus fantasรญas mรกs odiosas. Concluye diciendo que hay escritores de libros infantiles mucho mejores que รฉl sin expurgar o el expurgado a los que los padres pueden recurrir. No tengo nada contra Dahl โ€“estoy en contra de que se reescriba; no estoy a favor de รฉlโ€“ y no creo que tenga razรณn. Dicho esto, es precisamente la crueldad y la malicia de Dahl, el รญdolo hecho palpable en su prosa, lo que en mi opiniรณn explica al menos la atracciรณn que genera en los niรฑos y quizรก la repugnancia que provoca en muchos padres (Emre es una guรญa mucho mejor que Francesca Dow a este respecto). Pero cuando Random House Penguin y Dahl Estate insisten en que en las ediciones revisadas de Dahl querรญan conservar lo que ellos llaman su picardรญa, desechando al mismo tiempo la malicia, me pregunto si eso es posible. Al igual que me pregunto si una literatura infantil purgada de su malicia en nombre de un mundo mejor, mรกs justo, y un lenguaje mรกs amable, mรกs inclusivo y menos violento (para que quede claro, no estoy utilizando estas palabras irรณnicamente de ninguna manera) tendrรก algรบn atractivo duradero para la faceta Seรฑor de las moscas de los niรฑos, que, nos guste o no, casi todos ellos tienen en mayor o menor medida.

Traducciรณn de Ricardo Dudda

Publicado originalmente en el Substack del autor. 

+ posts

David Rieff es escritor. En 2022 Debate reeditรณ su libro 'Un mar de muerte: recuerdos de un hijo'.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: