Los longevos

En este cuento, llega el dรญa despuรฉs del confinamiento forzado.
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Todos los villages de Francia se convirtieron en Oradour-sur-Glane. Oradour-sur-Glane, village mรกrtir, la tropa de las Waffen SS llega frente al pueblo y lo rodea. Reรบne a todos en la plaza central. Separa hombres, mujeres y niรฑos y ejecuta a los hombres con metralletas en locales apartados, altillos, garajes. La tropa mata al azar por las calles y casas para que no haya testigos. La tropa saquea y luego quema. Las mujeres y niรฑos encerrados en las iglesias con explosivos. Luego se procede metรณdicamente a la eliminaciรณn de los cadรกveres por fuego y la fosa comรบn para evitar su identidad. El terror aumenta cuando no se puede reconocer a los muertos, solo quedan las tablas quemadas de la masacre. Y el vicio SS, justito antes de las celebraciones por el final. Hoy todos los pueblos de Francia son Oradour-sur-Glane el dรญa despuรฉs del confinamiento forzado. Nos despertamos como siempre desde hace un aรฑo sobre la montaรฑa aislada a unos 310 metros de altura sobre el rรญo, la cabeza embotada, mezcal con gusano y 70% de alcohol, la cara abultada, la boca cimbrada, nos desperezamos en el encierro del hogar. A travรฉs de los postigos blancos de mi ventana veo miles de partรญculas planeando, algunas sobre los nidos entumecidos en las copas de los รกrboles, otras yendo hacia lo mรกs alto de las torres y el puente romano. Algunos llegan hasta mi balcรณn. Son las atestaciones que necesitamos para salir desde el comienzo de la pandemia: primero para abastecernos de vรญveres, para caminar alrededor de la casa, o para ir al mรฉdico. Despuรฉs para salir al balcรณn o al patio comรบn y luego, con los picos de muertos en alza, se necesitรณ imprimir una nueva atestaciรณn para asomar la cabeza, los brazos o piernas por las ventanas o clavijas. Se sospechรณ que las gotas de un apestado que llora, canta o tose podrรญan en zonas ventosas, rocosas y acordonadas como esta, orientar la fetidez hacia otros que en ese mismo momento tomaran sol, bostezaran o recoltaran en la viรฑa. Asรญ que hace un aรฑo que tampoco podemos asomar ni un dedo, porque el dedo, si fue chupado antes, es peligroso tambiรฉn. Mis vecinos decidieron tapiar las entradas de sus casas, no ver el dรญa y no seguir el ciclo de luz. Otros vecinos tapiaron la casa entera, incluso la chimenea para evitar que algรบn comando entrara en sus casas para contaminarlos. En las ciudades dicen que hay calles para los que tosen, calles para los que estornudan, y los que hacen las dos cosas van cruzando de una a otra. En las ciudades se decidiรณ cavar fosas para las personas que infringieran la ley al salir sin la autorizaciรณn o mรกs allรก del tiempo o del radio debido. La gente allรก camina con extrema lentitud, los que manejan las ambulancias fueron entrenados por excombatientes en Kosovo. La tortura, aunque legal, no fue de uso masivo, no hizo falta, no hubo resistencia. Esta maรฑana vi los papeles flotando y supe que todo habรญa terminado, hacia el mediodรญa lo anunciรณ el presidente y vi caer las primeras ventanas y puertas tapiadas y hubo por primera vez olor a quemado, ruido de hachazos y polvo. Decidรญ salir, me costaba caminar como tras una larga rehabilitaciรณn, una hemiplejia en un accidente de esquรญ o el tรบnel de Lady Di. Bajรฉ las escalerillas de cemento con las piernas abiertas del jinete. Vi maderas esparcidas por el camino y casas con agujeros. El pueblo habรญa perdido a sus alcohรณlicos tras cerrar las tabernas y confiscarse el vino. Crucรฉ la fuente y vi que los patos, los carpinchos y los zorros todos estaban teรฑidos y disfrazados del color de la muerte, los miembros frรญos, sin respiraciรณn, el pelaje adherido al betรบn y a la tierra รกspera. La conciencia es la รบnica arma y la รบnica herida. Di la vuelta al pueblo. Subรญ por la ladera. Atrรกs de una rotonda vi bicicletas oxidadas, cables de alimentaciรณn, la lรญnea de tranvรญa, metralletas, y del otro lado del village una campana y una iglesia a cielo abierto cual ruina helena. El รบltimo drone en el aire se cayรณ, como meteoro. Papรก Noel seguรญa colgado del cuello en un cobertizo, afuera, bolsas con plantas transparentes, ropa mojada colgada pero nadie para vestirla. Habรญa ropa de niรฑos pero no vi ninguno en pie. Habรญa cosas del tamaรฑo de lo que fueron niรฑos, triciclos, zapatos, pero no los modelos reales. El pueblo era en miniatura la erupciรณn del Vesubio. La fornicaciรณn y el adulterio causaron el coronavirus, errare humanum perseverare diabolicum, decรญa con aerosol negro en las piedras. De a poco fue apareciendo la gente que quedaba. Iban a aplaudir como cuando aterriza un aviรณn o los mรฉdicos salvan vidas pero a quiรฉn. De a poco vi salir uno, dos, tres, decenas de viejos de los aljibes, pasadizos, caves, acueductos. Ningรบn chico, ningรบn adulto. Los viejos se pusieron a desear pasiones tempestuosas en sus huesos y uno dijo al resto, esto que nos hicieron lo pagamos con el corazรณn, pagamos este encierro queriendo ahora el mismo fuego de las tropas nazis. Los viejos ya salidos de sus casas improvisaron un mercado donde desplegaron sus recuerdos de combatientes, un sable, una bayoneta, un tonel. Esto es una estepa de ruinas, dijo otro, pero a nadie se le ocurriรณ preguntar por los mรกs jรณvenes, nadie parecรญa haber tenido hijos que a su vez tuvieron hijos. Un viejo tarareรณ a Mozart, รฉl vive en la libertad y la majestuosidad de su mรบsica, yo lo vivรญ durante el retiro, Mozart vive, gritรณ un viejo que solรญa dar de comer a los patos, ahora flotando hacia arriba, vivir, gritรณ la seรฑora de la panaderรญa, nos toca vivir, gritรณ una pareja de ancianos escondidos en un hoyo, ya habรญan pasado aรฑos dentro de un calabozo asรญ que el escondite les pareciรณ confortable. Y todos empezaron a cantar a Don Giovanni. โ€œEste es el fin del que obra mal y, para los pรฉrfidos, la muerte siempre es igual a la vidaโ€. Y el village se transformรณ en una รณpera y todos se trenzaron para bailar.

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Naciรณ en Buenos Aires. Es escritora y dramaturga. Su primera novela, Matate, amor (Lengua de Trapo, 2012), fue nominada en su versiรณn en inglรฉs al Man Booker International 2018. Su libro mรกs reciente es Degenerado (Anagrama, 2019).


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