Tras la muerte de Chopin, su hermana viajรณ a Varsovia con dos cosas en la maleta: las cartas de George Sand y el corazรณn del difunto. Eran las cartas las que presentaban un problema. Estaban escritas en francรฉs y en la aduana habrรญan de detenerla mientras hallaban a un censor que hablara el idioma y certificara que no eran textos subversivos sino amorosos. Decidiรณ encomendar las cartas cerca de la frontera. Lo demรกs serรญa sencillo. โยฟQuรฉ lleva ahรญ?โ Ella se encogerรญa de hombros. โSerduszkoโ, que asรญ se dice en polaco โun corazoncitoโ. De tal modo habrรก ocurrido, puesto que se sabe que el corazรณn llegรณ a Varsovia sin contratiempos y sumergido en coรฑac.
Si la hermana de Chopin corriera hoy la misma aventura, no sentirรญa que el mundo es mรกs libre que en aquel 1849. Con las cartas sรญ se puede hacer lo que se quiera, pero no con el corazรณn.
Poco de literal y mucho de metรกfora.
Aquellos eran tiempos en que el arma mรกs peligrosa eran las palabras. Siostra Chopina, que asรญ se dice โla hermana de Chopinโ, tenรญa razรณn en angustiarse por las cartas. Mientras ella se dirigรญa a Varsovia, la mano larga del poder ruso estaba clausurando en Parรญs La Tribune des Peuples, el periรณdico dirigido por Adam Mickiewicz, que se pronuncia รdam Mitskiรฉvich.
Los letreros de aeropuerto que nos avisan sobre la prohibiciรณn de abordar con lรญquidos o cuchillos, en aquel entonces se ponรญan en las estaciones ferroviarias para prohibir poesรญa y prosa.
El mismo aรฑo de la muerte de Szopen, que asรญ se escribรญa Chopin en polaco, arrestaron y condenaron a muerte a Dostoievski por leer una carta. Aunque luego le perdonaron la vida a cambio de unos aรฑitos de trabajos forzados.
Mijaรญl Saltikov, autor de Los seรฑores Golovliev, una obra maestra casi olvidada, se enterรณ de la muerte de Chopin y del arresto de su colega cuando รฉl mismo se hallaba desterrado en Viatka. Allรก estaba por haber escrito algunos libros.
Aun desterrado, continuรณ escribiendo novelas que denunciaban la corrupciรณn del gobierno: โHace poco suministrรฉ abrigos de piel al Estadoโ, cuenta uno de sus personajes. โApestaban. Estaban deformes. Ningรบn comerciante honrado serรญa capaz de aceptar tal mercancรญa, y ni siquiera podrรญamos presentarnos con ella en el mercado. Pero para el Estado, es una mercancรญa mรกs que buenaโ.
Cuenta en sus memorias que ya a los doce aรฑos escribรญa poesรญa, y debรญa esconder sus poemas, pero los maestros acababan por encontrarlos. โTan pronto me descubrieron, me ordenaron que me pusiera de cara a la pared. La segunda vez, no me sirvieron de comer, y la tercera, me encerraron en un cuarto oscuro.โ Explica Saltikov: โSuponรญan que latรญan en mรญ ideas revolucionariasโ. Suponรญan bien. Todo escritor que respeta su oficio es revolucionario. Y, por contagio, todo lector de buena literatura es un alma libre.
Quien quiera ser libre o revolucionario o anรกrquico u opositor, acรฉrquese a los libros. Para aquellos sin letras estรกn los plantones que solo plantan, las pintas que solo pintan y las marchas que solo marchan.
En su novela Insaciabilidad, Stanisลaw Ignacy Witkiewicz, mejor conocido en Polonia como Witkacy, habla de una sociedad a la que reparten unas pastillas apaciguadoras, normalizadoras, para que โla humanidad se vuelva una, universalmente la mismaโ, cumpliendo el sueรฑo de los totalitarios y de la aburrida canciรณn de John Lennon. Esa pastilla hace que uno sea inmune a las artes, a la filosofรญa, a la literatura, al punto de considerarlas banalidades o estupideces. Tal pastilla ha estado presente en el mundo de varias maneras: a veces como religiรณn, a veces como propaganda, ahora como pantalla succionadora de caletre.
No es de extraรฑar que al escribir un libro con el preciso tรญtulo de La mente cautiva, Czesลaw Miลosz, que en polaco se pronuncia Chรฉsuav Mรญuosh, comience hablando de Insaciabilidad.
En finโฆ sirvan estas lรญneas como pรณrtico a una recomendaciรณn: Lean La mente cautiva. En el prefacio editorial de Galaxia Gutenberg, con excelente traducciรณn de Xavier Farrรฉ, se dice que: โLa mente cautiva se convertirรญa en un libro de referencia sobre cualquier sistema totalitarioโ, pero si apenas ese fuera el caso, lo recomendarรญa para su lectura en Corea del Norte. El libro pone luz en la libertad o en el sometimiento como hechos individuales en un mundo de apariencia libre. Por eso Miลosz dice en su prรณlogo: โDurante todos estos aรฑos he tenido la sensaciรณn de ser un hombre que podรญa moverse con bastante libertad, pero que arrastraba tras de sรญ por todas partes una larga cadena que lo ataba a un lugar concreto. Esta cadena era parcialmente de naturaleza externa, pero tambiรฉn, y esto es lo mรกs importante, se encontraba en mรญ mismoโ.
Dejo dos breves bocados a manera de tentaciรณn.
โNunca hasta ahora se ha producido una esclavitud a travรฉs de la conciencia como en el siglo XX. Aรบn a mi generaciรณn se nos enseรฑรณ en la escuela que la razรณn sirve para conseguir la libertad.โ
โEn las democracias populares la batalla se libra por el poder espiritual. Hay que dirigir al hombre para que comprenda. Cuando lo comprenda, lo aceptarรก. ยฟQuiรฉnes son los enemigos del nuevo rรฉgimen? Son aquellos que no comprenden. No comprenden porque su mente trabaja poco o porque trabaja mal.โ
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.