Shirley Jackson: escribir cuando no estás escribiendo

La editorial Minúscula ha publicado recientemente la novela 'El reloj de sol', que transcurre en una casa en la que una familia se encierra a esperar el fin del mundo.
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Shirley Jackson nació el 14 de diciembre de 1916. Con motivo de su centenario, la editorial Minúscula, felizmente, se empeñó en traer a España a esta inventora de un nuevo gótico, admirada y reivindicada por Stephen King y autora de cuentos y novelas, además de conferencias sobre escribir –Valdemar publicó en 2008 La maldición de Hill House–. Jackson tenía cuatro hijos, además de un montón de mascotas, vivía en Vermont, cerca de Bennington College, donde su marido, Stanley Edgar Hyman, era profesor. Los dos escribían, aunque a ella le iba mejor vendiendo cuentos al New Yorker que a él como crítico. Jackson tiene las novelas y cuentos (ficción) y otra línea sobre cómo escribía sus ficciones. Cuando hace unos años quise escribir un libro de autoayuda que se llamara “Escritoras con hijos” pensaba sobre todo en Shirley Jackson, que contaba que las tareas domésticas, repetitivas y aburridas, le permitían escribir en su cabeza a la vez que las hacía. También se le ocurrían cuentos mientras hacía la compra en el pueblo y volvía a casa con el carrito de bebé, el bebé y la compra y la gente la miraba. Decía Shirley Jackson que no se escribe solo cuando se escribe, se escribe todo el rato. Además, tiene dos libros de memorias y aventurillas domésticas: Life among savages y Raisin demons. Tuvo problemas con el alcohol, murió joven (48 años, de un infarto) y parece ser que se quitaba años, según el obituario del New York Times. En 2010 fue incluida en The Library of America; el año de su centenario se publicó la biografía de Ruth Franklin, Shirley Jackson: A rather haunted life

Este otoño se ha publicado El reloj de sol, novela que Jackson publicó en 1958, que transcurre en una casa (¡sorpresa!) en la que una familia se encierra a esperar el fin del mundo. La novela es primero divertidísima y luego terrorífica y plantea muchos juegos metaliterarios: hay guiños a Shakespeare y a Hamlet, citas textuales y el fantasma de un padre que se aparece; suena el eco de algunos cuentos, de Cenicienta, por ejemplo, tiene algo de parodia de las novelas de Jane Austen (sobre todo en las potenciales historias de amor). 

El libro empieza con un funeral, el del hijo, de cuya muerte se culpa a la madre, la señora Halloran, interesada no solo en la casa sino también en el dinero de su marido, como ella misma le confesó al poco de casarse. Halloran es ahora la única heredera de todo y pretende despacharlos a todos menos a la nieta, tiene todo planificado: la cuñada a la torre, la nuera por donde vino; pero sus planes se ven alterados cuando a la cuñada se le aparece el fantasma de su padre y le alerta de un gran peligro que llega. Entre todos, deciden que ese peligro es el apocalipsis y se encierran a esperar. Llegan algunos personajes nuevos y hay intentos de salir de la casa. Si los habitantes de la casa van a ser los únicos supervivientes, habrá que reproducirse luego. Esto les inquieta bastante. Otro asunto es la despensa del fin del mundo: para hacer sitio a la comida, vacían la biblioteca, queman los libros y las baldas se llenan de productos no perecederos. Logra salvarse Robinson Crusoe, que se lee en voz alta. La casa es un personaje más, se describe con tal precisión que parece que esté describiendo una foto; da ganas de seguir los pasos y dibujarla. Quien la diseñó, por cierto, tenía una cierta obsesión con las citas literarias, eso explica la inscripción en el reloj de sol que da título a la novela y que la señora no entiende: “Qué es este mundo”.

La casa no es el único motivo que comparte con otras novelas de Jackson (Siempre hemos vivido en el castillo o La maldición de Hill House), también está esa especie de fiarlo todo a los adolescentes: aquí, las heroínas son Julia, Gloria y Fancy, la nieta, quien les reprocha: “La tía Fanny no para de decir que habrá un mundo precioso, todo verde y tranquilo y perfecto, y que viviremos juntos en él y estaremos en paz y felices. A mí me parecería estupendo si no fuese porque aquí vivo en un mundo precioso, todo verde y tranquilo y perfecto, aunque aquí nadie parece estar en paz ni feliz; pero cuando pienso en ese mundo nuevo, resulta que en él estarán la tía Fanny y mi abuela y también tú y Essex y los demás locos y mi madre, y ¿por qué pensáis que vais a estar más en paz o que seréis más felices solo porque seáis los únicos que queden? […] todos queréis que el mundo entero cambie para que vosotros seáis diferentes. Pero me imagino que la gente no cambia ni pizca solamente por estar en un mundo nuevo. Y, en cualquier caso, ese mundo no es más real que este”.

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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