Fotografía: Academia Mexicana de la Lengua

Un brindis por Adolfo Castañón

El 18 de diciembre se le reconoció al escritor con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2020. Para celebrarlo, compartimos algunos de sus textos publicados en esta revista.
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Poeta, ensayista, narrador y académico, Adolfo Castañón es uno de los escritores más prolíficos de nuestro país. El día de hoy se le reconoció con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 en el campo de Lingüística y Literatura. Este galardón se suma, entre otros, al Premio Internacional Alfonso Reyes que recibió en 2018 y al Xavier Villaurrutia que ganó en 2008 por su libro Viaje a México. Ensayos, crónicas y retratos. Para celebrarlo, compartimos algunos de sus textos publicados en esta revista.

Castañón conoció a Octavio Paz cuando el primero tenía 21 años y el segundo 59. Fue su aprendiz, su colaborador, su lector, su amigo, uno de los guardianes póstumos de su memoria, como recordó en este artículo publicado en 2015: “No puedo recordar cuándo oí o leí por primera vez el nombre de Octavio Paz. Sí, en cambio, cuándo lo vi y oí por primera vez y cuándo, por segunda vez, lo conocí.” Junto con este texto se suman otros más donde analiza las diversas facetas y momentos de la vida del nobel: Paz y el arte, Paz en Yucatán, el proceso de escritura de El mono gramático.

Sus dos principales intereses han sido la literatura mexicana y la literatura francesa de principios del siglo XX. Como recordó en un ensayo a propósito de su libro Por el país de Montaigne, “Pertenezco a las generaciones que aprendieron a deletrear sus sílabas a través de las obras de Octavio Paz, Xavier Villaurrutia y Jorge Cuesta. Alfonso Reyes vendría un poco más tarde. Estos censores cuyas telas del juicio se transformaron para mí en hábitos, en segundas naturalezas, habían sido a su vez educados en la casa de la literatura francesa, representada por la Nouvelle Revue Française y la editorial Gallimard.”

Conocedor como pocos de las letras mexicanas, con motivo de los ciento cincuenta años del fallecimiento de Maximiliano de Habsburgo, Castañón escribió una breve genealogía de su fusilamiento a través de la literatura. De Juan A. Mateos a Fernando del Paso, recordó algunos de los autores que usaron como motivo literario la muerte del archiduque.

La pasión de Castañón por los libros quedó manifiesta en “El poder de la conversación”, en donde el también crítico literario medita sobre el papel de los libros en la vida: “Un libro es una cita, una conversación, un libro lleva a otro: precisamente por eso en cada uno están presentes y ausentes los demás. […] Un crítico literario, un ensayista, es un espectador que se ha hecho de su gusto por mirar un espacio. Es una persona-terraza. Quizá los libros que compra son la materia prima para elevar ese mirador.”

Gracias a su trayectoria, en 2005, Castañón ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua, institución de la que ahora es secretario. José Luis Martínez fue quien pronunció el discurso de bienvenida, en donde recordó cómo se conocieron e hizo un repaso por sus principales obras.

Enhorabuena por este merecido reconocimiento.

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