Letras Libres es la única revista con una edición mexicana y otra española. Para nosotros no es un tópico decir que el Atlántico nos une: somos una sola literatura, la hispano-americana, con ese significativo guion que el filósofo expatriado José Gaos recomendaba usar. Aprovechando la oportunidad ofrecida por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, dedicada este año a España, Letras Libres ha querido presentar un número invernal, a la vez antológico y actual, centrado en la riqueza compartida de ambos países desde que los franciscanos fueron acogidos por los tlaxcaltecas en el siglo XVI hasta el diálogo entre nuestras poesías contemporáneas, pasando por la lectura que Marcelino Menéndez Pelayo hizo de la lírica mexicana a fines del XIX, sin olvidar a Alfonso Reyes en España, a Octavio Paz y a Elena Garro durante la contienda en 1937, o a los escritores que se establecieron aquí gracias a la Casa de España (después, nada casualmente, renombrada como El Colegio de México), en virtud de los buenos oficios de Daniel Cosío Villegas.
Nunca está de más recordar los episodios duraderos y conmovedores que unen a México y a España, como el refugio ofrecido en 1939 a la intelectualidad perseguida, las figuras mexicanas que encontraron en la otra orilla un espacio de crecimiento intelectual y artístico, el hecho de que nuestras letras se leen de ida y vuelta. Por tanto, tampoco es redundante insistir en que, como afirman Malva Flores y Andrés Sánchez Robayna en una de las piezas de este número, la verdadera patria es el idioma.