Jessa Crispin: una feminista contra el feminismo

Ante un feminismo dulce e inofensivo que busca acomodarse para no molestar a nadie y en el que caben todas las mujeres por mรกs reaccionarias y retrรณgradas que sean, la autora del manifiesto propone una postura mรกs encabronada y combativa.
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Hoy es comรบn encontrar camisetas, pins, estampitas y otros artรญculos de moda inscritos con frases feministas, la mayorรญa de ellas en inglรฉs: The future is female, Femist as fuck, This is what a feminist looks like, We should all be feminists, Radical feminist.

Es justamente la idea de que para ser feminista basta expresarlo en una camiseta lo que llevรณ a Jessa Crispin, fundadora del blog literario BookSlut, a escribir un manifiesto contra el feminismo (Por quรฉ no soy feminista: un manifiesto feminista (Lince, 2017)), o mejor dicho, contra este tipo particular de feminismo que se ha convertido en un bien de consumo y que parece no involucrar reflexiรณn ni acciรณn alguna. La sobreexposiciรณn en los medios de la palabra feminista, dice Crispin, ha causado el efecto contrario al deseado: en vez de radicalizarse y fortalecerse, el movimiento ha sido rebajado con un poco de leche y dos cucharadas azรบcar para hacerlo digerible para todos. Ante este feminismo dulce e inofensivo que busca acomodarse para no molestar a nadie y en el que caben todas las mujeres por mรกs reaccionarias y retrรณgradas que sean, Crispin propone una postura mรกs encabronada y combativa: un feminismo radical que incomode y desde el cual se reconozca la capacidad femenina de oprimir a otros.

El problema es, en parte, la confusiรณn entre las libertades y las luchas personales y las colectivas, ya que las estructuras de poder que caracterizan al capitalismo funcionan tambiรฉn gracias a las mujeres que luchan por conseguir la inclusiรณn a un sistema basado en la explotaciรณn: โ€œUna CEO puede alzarse orgullosa y proclamar su fe en el feminismo mientras sigue externalizando la producciรณn de su empresa en fรกbricas donde mujeres y niรฑos trabajan en condiciones de esclavitud, mientras sigue contaminando la atmรณsfera y las reservas de agua con desechos tรณxicos, mientras sigue pagando a sus empleadas unos salarios escandalosamente bajos.โ€ A veces se nos olvida que las mujeres tambiรฉn somos el patriarcado.

Aunque el feminismo universal estรฉ de moda, la labor de romper con las estructuras sociales establecidas como vรกlidas, no lo estรก. Por eso, en una entrevista publicada en Jezebel, Crispin apunta que si bien cree en la filosofรญa y los principios del movimiento, no se considera feminista en el sentido que se la da hoy a una palabra que abre sus puertas de par en par con argumentos de empoderamiento que rayan en la autoayuda: la promesa de que ser feminista te harรก mรกs feliz, tener una vida sexual mรกs satisfactoria, ser mรกs exitosa profesionalmente. Esta nociรณn es engaรฑosa, escribe Crispin, porque da la sensaciรณn de que basta que una mujer se autodenomine feminista para que todas sus acciones, por mรกs mezquinas, frรญvolas o conservadoras que sean, se conviertan en expresiones del movimiento. Como si รฉste fuera una estampita que hay que ponerse y no una verdadera decisiรณn de vida que requiere una reflexiรณn profunda y acciones concretas, muchas de ellas difรญciles.

Otra parte del problema tiene que ver con lo que Crispin llama โ€œla cultura de la indignaciรณnโ€, que nos lleva a concentrarnos excesivamente en llevar una lista detallada de cada injusticia y humillaciรณn de la que hemos sido vรญctimas, evitรกndonos el esfuerzo de pensar en cรณmo nosotras reproducimos la violencia. Por eso la autora llama a cuestionar la venganza como componente oficial de la polรญtica feminista, ya que perpetua este ciclo destructivo y nos distrae de lo importante: preguntarnos por quรฉ se repiten ciertos patrones de comportamiento y cรณmo transformarlos para todos desde la colectividad, tomando en cuenta la desigualdad de clase y la discriminaciรณn racial.

El libro de Crispin ha recibido crรญticas puntuales: desconocer la gran cantidad de vertientes del feminismo actual, reproducir clichรฉs que se utilizan para descalificar al feminismo y menospreciar las luchas individuales de aquellas que han sido vรญctimas de abuso sexual. Es natural que un libro que lanza acusaciones sin clemencia genere reacciones asรญ, y en lo personal celebro cualquier conversaciรณn sobre feminismo que vaya mรกs allรก de la autocomplacencia y las porras de girl power generalizadas. Por supuesto, Crispin tiene mรกs preguntas que respuestas. Si el feminismo en boga  en Occidente es demasiado blando, ยฟcuรกles son entonces los estรกndares necesarios para un feminismo de veras transformador? ยฟCรณmo nos desprendemos de los valores capitalistas para   empezar a construir un sistema alternativo, menos dependiente del empoderamiento sentimental al estilo Oprah? ยฟEs de verdad posible, hoy, llevar una vida de privilegio que estรฉ fuera del patriarcado?

Para nada de eso tengo una respuesta. Pero de algo estoy segura: el libro de Crispin es una prueba de cรณmo hablar de feminismo puede ser un gancho al hรญgado bien puesto. Pero sรณlo si se hace en serio.

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(Ciudad de Mรฉxico, 1984). Estudiรณ Ciencia Polรญtica en el ITAM y Filosofรญa en la New School for Social Research, en Nueva York.ย Esย cofundadora deย Ediciones Antรญlopeย yย autora de los libros Las noches sonย asรญย (Broken English, 2018), Alberca vacรญaย (Argonรกutica, 2019) y Una ballena es un paรญs (Almadรญa, 2019).


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