Supongo que le preguntan a menudo quรฉ pasa si se encariรฑa con un entrevistado al que le estรก haciendo un perfil.
Es algo que me suele preguntar la gente a la que le doy talleres, que tienen esa preocupaciรณn y no deja de asombrarme, porque a mรญ nunca me preocupรณ. Nunca estoy pendiente de lo que pueda pensar la persona a la que estoy entrevistando cuando publique el perfil. El problema del cariรฑo o la empatรญa tiene que ver con en quรฉ medida eso puede interferir con la escritura. Todo se juega en ese terreno. Yo genero empatรญa con la gente con la que paso mucho tiempo, y a veces un grado de rechazo fuerte. En este momento estoy escribiendo una nota sobre una persona que puso una distancia tan gigante que eso tambiรฉn puede complicar las cosas. Pero no hay que transformarlo en algo personal. Aunque uno sienta cariรฑo o sienta rechazo por una persona, a la hora de escribir todo es entre el texto y vos. Nunca es personal. Si a mรญ un tipo me cae mal o le tengo cariรฑo, todo eso deberรญa quedar afuera de la historia a la hora de escribir. Despuรฉs, cuando se cierra el texto, si esa relaciรณn prospera, que en muy pocas ocasiones me ha pasado, prosperarรก y se defenderรก sola.
¿Casi como si el texto no hubiera existido?
Sรญ. En el diario de Ricardo Piglia se dice algo asรญ como que el estilo es la distancia que uno establece con el objeto que narra. En eso se juega el estilo. Creo que cuanto mรกs cerca vos estรกs del objeto, producรญs textos menos interesantes. Aunque escribas en primera persona, no estoy hablando de eso. Cuanto mรกs lejos estรกs del objeto, me parece que el estilo se empieza a transformar en algo mรกs sofisticado, mรกs elรกstico, que te permite ver y mostrar mรกs cosas. No estoy muy pendiente respecto de si me voy a encariรฑar o no con esa persona, porque despuรฉs a la hora de escribir sรฉ que la persona aceptรณ que yo hiciera un perfil suyo, que es una persona adulta y sabe en lo que se estรก metiendo. Y tambiรฉn siempre estรก con todo el derecho de decir “terminemos esto acรก, no sigo interesado”. A mรญ me dejan meterme ahรญ y yo despuรฉs voy a dar mi mirada sobre el mundo de esa persona, no lo que รฉl habrรญa escrito sobre sรญ mismo. Soy un poco asรญ con todo; soy una persona afectiva y sensible pero que establezco una distancia saludable.
Algunas personas que han dado muchas entrevistas en su vida suelen repetir lo que siempre dicen, ponen el mismo cassette o muestran una imagen construida de ellos mismos, una imagen idealizada. ¿Se va aprendiendo a romper ese cassette?
Me irrita el lugar comรบn. Por ejemplo: “El gran actor nacional”, “El vate de la prosa”. No digo que no lo sean, pero en general los periodistas vamos y les preguntamos siempre lo mismo. Para mรญ ha sido una especie de tarea entrevistar a personas muy repasadas por la prensa con el cassette puesto y tratar de buscar en esas personas otras cosas. ¿Sabes que no es difรญcil? La gente estรก รกvida, pero les preguntamos siempre lo mismo. En vez de querer entenderlos, lo que queremos son opiniones de ellos acerca de la literatura, el cine, la vida. Se trata tambiรฉn de hacer el ejercicio y de tener la astucia de saber para dรณnde llevar la conversaciรณn. Hay gente a la que, de cualquier manera, es difรญcil romperle ese sistema de blindaje, en el que estรก muy encastrada. Lo que sรญ tengo claro es que detecto muy rรกpido eso, la entrevista en la que el tipo pone el cassette (o el iPod, porque cassette es una antigรผedad) y aprieta play. Suelo poder desarticular eso. Pero tambiรฉn hay que saber que la gente siempre tiene un personaje pรบblico, todos lo tenemos. Creo que los periodistas tenemos una responsabilidad en haber habituado a los entrevistados a decir lo que ellos quieren, dar su propia versiรณn. A la hora de hacer perfiles hay algo que te salva de eso, que es el hecho de contar con testimonios que no sean solo del entrevistado principal.
Hay una vieja discusiรณn en el periodismo respecto de si estรก bien hacerle un perfil a un torturador, a un violador, a un dictador. Con Los malos, que editรณ para Ediciones udp, estuvo en esa aporรญa: se perfilaron personajes como Santiago “El Pozolero” Meza Lรณpez, que se dedicaba a disolver cuerpos en sosa cรกustica para el narcotrรกfico.
Digamos que como editora promovรญ que se hicieran perfiles de catorce de las personas mรกs siniestras de Amรฉrica Latina.
La respuesta es sรญ, se puede, pero depende cรณmo. Si vos te sentรกs con Videla y sale un perfil solo con su versiรณn de los hechos, no estรก bien. Debes tener en claro que nadie es monolรญtico. Nadie es muy bueno: vos tenรฉs costados viles, yo los tengo. Todo el mundo los tiene. Y la gente siniestra no es puramente siniestra. El punto es dรณnde vos ponรฉs la cรกmara. Quรฉ ves cuando ves a Videla, con quรฉ lo contrastรกs, quรฉ cosas les preguntรกs a sus parientes y amigos. No se justifica no hacerlo: “Esto no lo vamos a tratar porque puede ser malinterpretado.” Eso no. Como periodistas tenemos que correr el riesgo de la malinterpretaciรณn. No ser cobardes. Cuando se entrevista a gente villana o a gente de la clase alta y poderosa, el sรญndrome del periodista que no quiere ser confundido aparece. El periodista lanzรกndose en contra del ricachรณn simplemente porque considera que es el dueรฑo de todos los males del mundo, o clavando en el perfil del villano, cada dos pรกrrafos, una lรญnea que diga “esta bestia humana…”. Me parece que es mรกs interesante arriesgarse a que el lector entienda que lo que uno quiere decir estรก en la mirada. Es mejor la sutileza o la elegancia que estar defendiรฉndonos a priori de lo que el lector pueda pensar. Me parece que hay algo de cobardรญa en eso. Por lo demรกs, por esta cosa boba de decir “con esta persona no se habla” nos estamos perdiendo algo importante: entender por quรฉ nos pasรณ lo que nos pasรณ. Yo creo que esta gente, ademรกs de ser encerrada y condenada, debe dar explicaciones. Yo como periodista quiero que me expliquen, quiero entender.
Algunos periodistas se convierten en una especie de Zelig de la persona a la que se estรก entrevistando, se mimetizan para que nos dรฉ mรกs o mejor informaciรณn. ¿Es el mejor modo de abordar a un entrevistado?
No me disfrazo, ni para afuera ni para adentro. Me impresiona el periodista que se camufla con el medio ambiente. Va a la villa y se viste como un villero, va a la cรกrcel y se viste como un tumbero, como un prisionero. Es un lรญmite que a mรญ no me sirve. Yo siempre voy vestida de una forma muy neutra, no me gusta llamar la atenciรณn. A la hora de hablar trato de hacerlo de manera serena. Si el entrevistado se come las eses, yo no me como las eses pero tampoco le enrostro mi dicciรณn. Si no, es como falsear una personalidad para hacer algo que es insostenible. Me asombra la impostaciรณn del periodista campechano. Eso se ve mucho en la televisiรณn, esos periodistas que bajan al barro, que van a una casa pobre y hablan de un modo que vos te das cuenta que no es el suyo. Es como si yo me pusiera a hablar en francรฉs; es horrible y no me parece que produzca buenos resultados. Ahora tengo ganas de escribir historias sobre la clase alta. Yo no soy de clase alta, ¿quรฉ puedo hacer en ese caso? Aplicar mi educaciรณn. El dรญa que me pongan en una mesa con veintisรฉis cubiertos, dirรฉ “lo siento, explรญquenme”. No pretenderรฉ que me eduquรฉ en el Northlands y que hablo cinco lenguas porque es mentira. Lo mismo para un lado y para el otro.
Mientras estรก entrevistando ¿piensa en el modo en el que se puede estructurar su texto? ¿Piensa cosas como “esto me sirve”, “esto lo voy a poner al comienzo”?
No pienso esas cosas cuando hablo con la gente. Me ha pasado, en particular con un entrevistado, de estos muy difรญciles, que en el รบltimo encuentro que tuvimos todo fue muy revelador. Y cuando el tipo me dijo lo que me dijo en esa charla, fue una sensaciรณn de iluminaciรณn y de alivio. No me puse a pensar en todo lo que me habรญa dicho, pero dije “claro, era obvio”. Cuando me pasan cosas asรญ, no me voy con la sensaciรณn de haber tenido una charla fantรกstica, me voy pensando cรณmo me va a gustar escribir esto, cรณmo lo voy a disfrutar. No escribirla: el resultado. A mรญ escribir me resulta muy tortuoso. Pero pienso: cรณmo me va a gustar el resultado de esto.
Se ha dicho que en Latinoamรฉrica no se puede trabajar en un texto de manera prolongada, como lo hacen en The New Yorker, por poner un caso paradigmรกtico e idealizado, porque no hay nadie que pueda pagar para que un autor se pase meses trabajando en un solo texto.
No, la รบnica manera de hacer esos textos es autofinanciรกndose, haciendo varias cosas a la vez. No conozco a nadie en Latinoamรฉrica que pueda vivir de hacer tres perfiles al aรฑo, eso no existe. Todos los periodistas hacemos cien cosas a la vez: columnas, tareas de ediciรณn, damos clases, conferencias. Por suerte todo lo que hago me gusta mucho, pero la escritura es lo principal. Si de pronto decido encarar un libro que me va a llevar tres aรฑos, lo hago por mi cuenta. ¿Cรณmo? Haciendo a la vez catorce notas mรกs cortas, que me gustan igual, y que me permitan financiarme esa posibilidad. Nadie te va a venir a ofrecer dinero, tiempo y espacio. No funciona de ese modo. Y tampoco es verdad que todo tenga que llevar tres meses. Hay veces en que cosas fabulosas las podรฉs resolver en tres semanas. Hay gente que se toma cinco meses y entrega unas cosas lamentables.
Durante trece aรฑos trabajรณ en el diario La Naciรณn de Argentina. Dejar un trabajo en una redacciรณn grande puede ser como dar un salto al vacรญo, algo temerario. ¿Lo viviรณ asรญ?
Hacรญa muchos aรฑos que estaba haciendo muchas cosas por fuera del diario. La exclusividad siempre me ha parecido un disparate. Soy promotora de la promiscuidad. No tiene ningรบn sentido que alguien que empezรณ a trabajar en un medio de Espaรฑa no pueda escribir en un medio de Colombia. Es cortarle las posibilidades de crecimiento. Me fui de La Naciรณn hace seis aรฑos, pero desde la crisis de 2001 empecรฉ el trabajo machacador, insistente y minucioso de buscar contactos afuera. Empecรฉ a trabajar en Las รltimas Noticias de Chile, de ahรญ lleguรฉ a Paula, despuรฉs a El Mercurio. En 2006 comencรฉ a escribir en Malpensante. En Gatopardo desde 2004. Se empezรณ a hacer una montaรฑa de cosas. Y a partir de 2007 empezaron con mucha fuerza los viajes. Ademรกs, la revista de La Naciรณn ya no era el mismo medio al que yo habรญa entrado, con Hugo Caligaris que me dejaba escribir notas de diez pรกginas sobre cualquier tema. Era fabuloso. La revista se habรญa convertido en algo dedicado a un pรบblico distinto. Tenรญa tambiรฉn ya la idea de dar talleres en mi casa. No fue una decisiรณn de enorme coraje. Era mรกs difรญcil abandonar todo eso que yo habรญa creado afuera que dejar el diario. Y empezรณ a ser muy incompatible. Era imposible sostener las dos cosas.
A uno le puede dar la impresiรณn, mirando desde afuera, que desde que tomรณ esa decisiรณn empezรณ a escribir textos que podrรญan entrar en un libro, y de hecho muchos terminaron en alguno; en Frutos extraรฑos, en Plano americano o en Zona de obras. Como si dejar de escribir textos de ocasiรณn la hubiera empujado a escribir crรณnicas y perfiles mรกs definitivos.
Cuando uno escribe, la รบnica manera de mantener la muรฑeca caliente es escribir mucho. Uno no puede mantener la escritura en reserva por seis meses y despuรฉs dedicarse a escribir la nota. No es bueno para uno, porque eso te pone la expectativa muy arriba. Pensar que uno puede escribir tres notas al aรฑo y que tienen que ser increรญbles. Y no hay chances de que hagas tres cosas increรญbles en el aรฑo si solo haces tres cosas. Pero si haces quince, puede ser que hagas un texto increรญble. Me gustarรญa poder escribir cuatro o cinco cosas por aรฑo y que sean contundentes, “de libro” como decรญs vos, pero me da un poco de temor que, si no estรก ese otro trabajo mรกs despeinado, mรกs de ocasiรณn, no sean del todo contundentes, porque precisamente uno las escribe en un estado de desentrenamiento. Pasa algo raro con la escritura. No sรฉ si te ha pasado de estar con una persona a la que querรฉs querer, pero ya no querรฉs mรกs. Con la escritura, con los temas, pasa algo parecido. Algรบn tema que hace unos aรฑos yo podrรญa haberle propuesto a alguna revista, ahora quizรกs ya no me interpela. Hoy trato de casar mรกs mi interรฉs con la propuesta que voy a hacer.
El tema de escribir mucho o poco trae como temor de fondo el miedo de ser reiterativo, como si escribiendo mucho uno terminara inevitablemente por repetir fรณrmulas. Los recursos, al final, son limitados. ¿Cรณmo se hace para no caer en el autoplagio?
Por un lado es inevitable. Uno se repite. Querrรญa tener veinte maneras de resolver la misma situaciรณn, pero uno usa un mismo recurso a veces por incapacidad y otras porque uno no ha usado ese recurso lo suficiente para que se haya vuelto demasiado evidente. Uno lo usa hasta que se gasta, y llega el momento de cambiar las ruedas. Antes de cambiar las ruedas te das cuenta de que las cosas no funcionan tan bien, querรฉs frenar y traquetea el auto, derrapa un poco. Ese es el momento de revisar algunos trucos. Yo trato de estar muy atenta a eso, porque me parece tristรญsima la copia, terminar siendo una parodia de uno mismo. Me parece terrible. Yo veo gente que me ha gustado mucho y se ha transformado en eso y me da horror. Trato de estar alerta, y me parece que eso se logra con una lectura muy atenta de uno mismo. No sรฉ cuรกn difรญcil es eso, porque siempre he sido mi lectora. Nunca tuve un editor al cual pasarle las cosas, pero sรญ tuve lecciones completamente involuntarias de cinco grandes editores que me marcaron: Homero Alsina Thevenet, Elvio Gandolfo, Sergio Olguรญn, Hugo Caligaris y Tomรกs Eloy Martรญnez. Recuerdo a Homero llamarme a mi casa y decirme “muchacha, tu nota es impresionante, pero al final te aburriste, ¿no?”. Es una obviedad, pero que venga de alguien de afuera y te diga que el final tiene que estar a la altura de todo lo demรกs, te queda grabado en lacre y nunca mรกs en la vida te lo olvidรกs. Aprendรฉs a leerte a vos mismo, matoneando a tu propio texto: ¿quรฉ hiciste? Tambiรฉn le hago una serie de preguntas al texto antes de entregarlo, y entre esas preguntas estรก si la forma y el fondo estรกn bien unidos. Si la forma no es demasiado protagรณnica. Si no estoy usando una escopeta para matar un pajarito. Y tambiรฉn si cada parte del texto estรก expresada de la manera mรกs interesante en que yo pueda expresarla, desde mis recursos y en ese momento de mi vida. Pero tambiรฉn hay momentos con la escritura que son horribles, de mucho desasosiego. Cada diez aรฑos se produce un quiebre y todo lo que servรญa ya no sirve demasiado. Hay momentos de pasaje. Es algo muy tortuoso. No digo que cambias radicalmente, pero hay mucho de lo que te parecรญa maravilloso, fantรกstico y servรญa y que se quedรณ vacรญo. Ese es un momento de volver a rearmar tus recursos, juntar la tropa. Esos son momentos en los que la escritura se la cobra.
En sus dos libros de crรณnica larga hay una primera persona marcada, en la que se ve una transformaciรณn del narrador que el lector sigue muy de cerca. La narradora va a buscar algo que no entiende: en Los suicidas del fin del mundo –por quรฉ se matan chicos en un pueblo del sur– y en Una historia sencilla –por quรฉ un hombre se entrena en una danza casi sacrificial durante toda su vida–. Y la narradora recorre un camino: primero no entiende, despuรฉs ve que va entendiendo y finalmente entiende. En ese sentido, ¿habrรญa otra forma de escribir esos libros que no fuera en primera persona?
Ante toda narraciรณn, hay varias decisiones posibles y hay una que es รณptima. No sรฉ si esta es la รณptima. Yo creo que lo fue. En el caso de Los suicidas hubo una pregunta consciente: ¿lo tengo que escribir en primera persona? Empezรณ a parecer que sรญ, porque era necesario que alguien que no fuera de ahรญ sirviera de contraste para mostrar todo lo que para esta gente era tan normal, como estar sin internet, que los chicos se murieran, quedarse sin luz, que las rutas se cortaran, que no se pudiera salir a la calle con esos vientos. Todo esto que para la gente era normal me pareciรณ que habรญa que contrastarlo con una mirada de afuera. Esa mirada es la mรญa, en primera persona. Alguien para la que todo eso era brutalidad, no simplemente una forma de vivir. Y el segundo libro fue algo mucho mรกs fluido: nunca hubo otra posibilidad que la de ser escrito en primera persona. Creo que en el fondo se trataba de estas tres etapas que vos mencionaste: no comprendo, me parece que comprendo, ahora comprendรญ. Hay una pregunta muy fuerte, que me parece que tracciona todo el libro, y es una pregunta que me habรญa conmovido: ¿por quรฉ alguien marcha tan contento a la inmolaciรณn? Es una pregunta que me eriza. ¿Por quรฉ Philip Roth dice no mรกs a la escritura? ¿Eso se puede hacer? ¿De dรณnde se saca ese coraje? Es un tema que me toca de manera muy profunda. Cรณmo se hace para vivir sin hacer lo que uno hace. Entonces si en Los suicidas dudรฉ entre escribir o no en primera persona, aquรญ no hubo dilema. Empecรฉ a escribirlo y pensรฉ que serรญa una crรณnica, no un libro. En las crรณnicas no uso la primera persona, me da un pudor enorme. Creo que la explicaciรณn es esa, ya estaba esa pregunta metida adentro.
Hay otro pasaje importante en Una historia sencilla: cuando piensa que en un momento deberรญa irse y dejar al personaje, Rodolfo Gonzรกlez Alcรกntara, solo y tranquilo. Pero no se va, se queda.
Sรญ, ese es otro gran tema. Hasta quรฉ punto el hecho de que yo haya sido un Truman show en la vida de Rodolfo no va a incidir en el resultado final del sueรฑo de su vida. ¿Tenรญa yo derecho a hacer eso? No, ninguno. ¿Me iba a retirar si Rodolfo no me lo pedรญa? Jamรกs. Hay algo ahรญ de una moral muy baja. Presentรฉ el libro en Laborde con Rodolfo, y รฉl dijo: “Yo quiero decir algo que nunca le dije a Leila, y es que cada vez que se quedaba en el camarรญn conmigo pensaba ‘por favor, que se vaya’, y yo sabรญa que no se iba a ir.” Claro. รl era un caballero andante y yo era su posible nรฉmesis, porque le estaba metiendo una presiรณn tremenda. Hubo cosas de las que me enterรฉ despuรฉs. Rodolfo dijo en algรบn momento que estaba muy preocupado por mรญ, que se sentรญa responsable: sentรญa que si รฉl perdรญa, yo perdรญa. Yo lo podrรญa haber aniquilado. Pensรก en un tipo que te estรฉ mirando todo el tiempo de cerca mientras vos estรกs tratando de escribir tu mejor novela.
En dos dedicatorias de sus libros apuntรก: “Para Diego, que sabe” y “Para Diego, que siempre supo”. ¿Quรฉ es lo que sabe Diego?
“Que siempre supo” es de Una historia sencilla. Tenรญa muchas dudas respecto de si ese era un espejismo que solo yo veรญa, de si esa era una historia que le podรญa interesar a alguien. Llevaba ya mucho tiempo investigando, yendo a Laborde, hablando con gente, y todavรญa no lo sabรญa. En el transcurso de todo ese largo tiempo en el que lo seguรญ, donde fueron cambiando mis ideas respecto de lo que querรญa escribir, reciรฉn al final me preguntรฉ: ¿y si Rodolfo no gana? Si no ganaba lo iba a escribir igual. Iba a ser otra cosa, no se quรฉ, pero lo iba a escribir. Dudรฉ bastante y cada vez que dudaba contrastaba la duda con Diego y รฉl me decรญa que no importaba lo que iba a contar, que importaba cรณmo lo iba a contar. Eso fue lo que siempre supo: que yo tenรญa que contar esa historia.
¿Le molesta que le pregunten si va a escribir una novela? Porque, ademรกs, esa pregunta trae detrรกs la idea de que la literatura es algo mรกs importante o prestigioso que el periodismo.
No me molesta. Y ademรกs me parece que la realidad se encarga con frecuencia de demostrar lo contrario. Ahora le acaban de dar el Premio Nobel a una periodista. Tomรกs Eloy Martรญnez siempre decรญa que el periodismo es un gรฉnero literario y la fundaciรณn que dejรณ estรก dedicada a las dos cosas, a la ficciรณn y a la no ficciรณn, y no hacen una distinciรณn de prestigio. รl decรญa que el periodismo es una forma del arte en sรญ misma cuando estรก bien hecho, y yo siempre creรญ en eso, nunca creรญ que fuera otra cosa. Es casi como un acto respiratorio. Nunca hice esto para decir “bueno, en algรบn momento voy a escribir ficciรณn”. Es una vocaciรณn que no tengo. Y me parece que la situaciรณn al respecto, en relaciรณn a la generaciรณn anterior a la nuestra, es distinta ahora. Siento que la gente que es quince aรฑos mรกs grande creรญa que si no escribรญa la novela o el libro de cuentos, no habรญa llegado. Fรญjate que muchos de los autores del boom se iniciaron en el periodismo y una vez que empezaron a crecer en la literatura se fueron del periodismo. Siempre lo habรญan vivido como una especie de ganapรกn. Pero otros no. Gabo siempre decรญa que todo lo que sabรญa de escribir novelas se lo habรญa enseรฑando el periodismo, y hasta que se muriรณ siempre dijo que รฉl era un periodista. Que lo haya dicho รฉl me parece una postura polรญtica fuerte, importante. El hecho de que รฉl haya dejado dinero para armar una fundaciรณn de periodismo, la Fundaciรณn Nuevo Periodismo Iberoamericano, es significativo. Un tipo que se habรญa ganado el Premio Nobel de Literatura no armรณ un premio de novela ni de poesรญa, sino una escuela de periodismo. Eso es como seรฑalar con un dedo y decir: es por ahรญ. Desde hace unos aรฑos veo que se estรก diluyendo la idea de que la escritura de ficciรณn es la que te consagra. Por supuesto, no todo periodismo es literatura, pero cuando estรก bien hecho alcanza el mismo rango de calidad que tiene una buena obra literaria. ~
es periodista cultural. Colabora frecuentemente en medios como Pรกgina/12, Los Inrockuptibles, Quรฉ Pasa y Quimera. Sus cuentos han aparecido en antologรญas de Argentina, Chile y Mรฉxico.