En 1948 el grupo filosófico Hiperión irrumpió en la cultura mexicana como un cometa: de manera brillante y efímera. Este grupo, formado por exalumnos de José Gaos, pretendía combinar la autonomía de pensamiento con el mayor rigor intelectual para crear una nueva filosofía mexicana comprometida y de altura. De todos los hiperiones, el único que logró realizar plenamente ese afán fue Luis Villoro. Pero su legado va más allá de su obra escrita: hasta el último de sus días, él fue nuestro mejor ejemplo de cómo vivir como un filósofo; tarea que requiere de virtudes poco comunes como la de no sucumbir a las tentaciones del poder o no abandonarse a las pequeñas miserias de la vida académica.
Una chica absolutamente moderna
María Moreno Black out Buenos Aires, Literatura Random House, 2016, 416 pp. María Moreno es el pseudónimo más usual de María Cristina Forero, pero no el único. En más de treinta años de…
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