Ante el bajรญsimo nivel de nuestra clase polรญtica y el perfil poco atractivo de los candidatos a la presidencia existen dos salidas: el anรกlisis crรญtico y propositivo (que la revista siempre ha hecho y seguirรก haciendo) o la franca carcajada, opciรณn por la que nos hemos decantado ahora. En el mes del impasse electoral, ese monumental absurdo creado por la รบltima reforma, una eterna moraleja recorre
nuestro dossier fรกrsico: el rey va desnudo; sus palafreneros y rivales, tambiรฉn.