Portada de "Harvest", de Neil Young.

La furiosa actualidad de Neil Young

Con Harvest, lanzado hace 50 aรฑos, tuvimos una idea de lo que podรญa ser un Neil Young superestrella y mainstream. No es, en absoluto, un รกlbum perfecto, pero sus aciertos superan sus debilidades.
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Para Pedro Moreno y Aldo Reyna

Siempre he dicho que es como Jano, con un rostro suave y otro รกspero. Algรบn dรญa, cuando me anime a escribir mis recuerdos como consuetudinario asistente a tocadas, consignarรฉ que en 1992 escuchรฉ a Neil Young solo, en modo totalmente acรบstico, y cinco aรฑos mรกs tarde, en 1997, en desaforada furia elรฉctrica, con su machacรณn grupo Crazy Horse.

Esas noches โ€“la primera en el Greek Theatre de Los Angeles, con entorno forestal, y la segunda en el teatro de Jones Beach, de cara a un Atlรกntico sin final visibleโ€“ apreciรฉ las dos caras mรกs conocidas de un cantautor que puede ser el doctor Jekyll de la suavidad, la languidez, la melancolรญa y la ternura, o el seรฑor Hyde del sonido y la furia, el estruendo, la pura electricidad, el grunge antes de ser bautizado y mercadeado como grunge.

Seguir por dรฉcadas la vida y obra del que hace bien en considerarse โ€œcanericanโ€ (por canadiense y estadounidense, asรญ se llama una rola de su nuevo รกlbum, Barn) me ayudรณ a no sorprenderme hace unas semanas, cuando decidiรณ retirar toda su mรบsica de Spotify por la difusiรณn en esta plataforma del podcast โ€œThe Joe Rogan Experienceโ€, del cรณmico Joe Rogan, al que Young acusรณ de prestarse a difundir informaciรณn negacionista sobre la covid-19.

A la salida de Young se sumรณ la de sus excompaรฑeros Crosby, Stills y Nash, y de su amiga la cantautora Joni Mitchell. Por lo pronto, si de impactos positivos queremos hablar, Rogan eliminรณ de la plataforma 70 episodios con contenido negacionista.

El rockero de 77 aรฑos de edad siempre ha sido ave de tempestades: ni dรณcil, ni sumiso, ni fรกcil de encasillar. En este mes de febrero se cumple medio siglo de Harvest (Reprise, 1972), su รกlbum mรกs exitoso comercialmente, el que dio una idea de lo que podrรญa ser un Neil Young superestrella y mainstream. El rockero se encargรณ de liberarse de ese corsรฉ durante las cinco dรฉcadas siguientes. En el camino abrazรณ diversos estilos y causas, a veces no solo con voz y canciones, sino tambiรฉn con capital: desde los derechos civiles, la educaciรณn para niรฑos con necesidades especiales, el apoyo a los granjeros estadounidenses, el cuestionamiento a corporaciones como Monsanto y el impulso a los vehรญculos hรญbridos y elรฉctricos, hasta el derecho de los escuchas a disponer de grabaciones con la calidad y de acuerdo con los avances tecnolรณgicos actuales y no con la inaceptable compresiรณn que ofrecen los CDs (ya en franca jubilaciรณn) y las plataformas digitales.

Revisitar Harvest puede ser mรกs que un complaciente ejercicio de nostalgia: puede ser la observaciรณn y escucha de un momento crucial en la carrera de Young, un artista que, a pesar de haber enfrentado diversos problemas de salud a lo largo de su vida y de litigar (contra Geffen, en los aรฑos 80) la abusiva nociรณn de que un artista debe hacer solo obras dentro de los parรกmetros de un estilo identificado como el suyo, no ha dejado de estar activo, produciendo mรบsica y girando en el camino.

Pero la perspectiva que da medio siglo permite apuntar que, a pesar de ser una obra ejemplar y sintomรกtica de fines de los 70, y de contar con piezas indelebles en el repertorio de Young y en la memoria de sus seguidores, no es, en absoluto, un รกlbum perfecto.

John Mendelsohn, de Rolling Stone, le criticรณ en su momento que el padrino del grunge parecรญa trasegar en รฉl sustancias ya probadas: โ€œHarvest encuentra a Neil Young invocando la mayorรญa de los mรกs cansados clichรฉs del superestrellato de Los รngeles en un intento de oscurecer su incapacidad para hacer una buena imitaciรณn de su yo anterior.โ€

No sobra recordar que Young habรญa dejado Buffalo Springfield, la seminal banda de country rock; se habรญa sumado a uno de los primeros supergrupos con nombre de consultora o bufete de abogados (Crosby, Stills, Nash & Young) y habรญa publicado ya tres รกlbumes como solista, dos de ellos, Everybody knows this is nowhere y After the goldrush, vitoreados por la crรญtica.

Harvest, paradรณjicamente, es un concierto de atinados y grandes momentos, con piezas brillantes, pero tambiรฉn autoindulgente, pretencioso y reiterativo.

Si concediรฉramos que el pรบblico o el mercado tienen la razรณn, habrรญa que guardar la pluma y escuchar una y otra vez un conjunto de diez canciones que se engarzan en atractivo mosaico. No por nada fue el รกlbum mรกs vendido en 1972 en Estados Unidos, y llegรณ al nรบmero uno de las listas tanto en ese paรญs como en Inglaterra.

Entonces, pasemos de una vez el trago amargo de los peros para concentrarnos despuรฉs en los aciertos. โ€œAlabamaโ€ reitera el alegato antirracista de โ€œSouthern Manโ€, pero lo hace sin mayor originalidad. La causa, en definitiva, no justifica el medio. โ€œA man needs a maidโ€ y โ€œThereโ€™s a worldโ€ parecen infladas con el arreglo orquestal de Jack Nitzsche, ejecutado por la London Symphony Orchestra, sobre todo la segunda; y la primera levanta desde hace medio siglo protestas feministas (โ€œSolo alguien que mantenga mi casa limpia, prepare mis alimentos y se vaya. Una mucama. Un hombre necesita una mucamaโ€). Algunos estudiosos de la obra youngsiana โ€“como Sam Inglis, que le dedicรณ un libro de la serie 33 1/3 al รกlbumโ€“, han salido en su defensa arguyendo que su tema โ€œno es el poder masculino, sino la debilidad del hombreโ€. A saber.

A mi juicio, lo bueno de Harvest es mayor y lo vuelve una grabaciรณn histรณrica. En una dรฉcada en la que el regreso a las raรญces y la recuperaciรณn del folklore cundiรณ por todas las latitudes, Young abrazรณ totalmente el country y el folk, se aventurรณ a grabar en Nashville y se reuniรณ con mรบsicos de sesiรณn de abolengo y colmillo: Ben Keith, Tim Drummond y Kenny Buttrey, conocidos como The Stray Gators en la saga youngsiana. Y si a eso se le agregan las armonรญas vocales de Linda Ronstadt y James Taylor, el resultado es casi una cรกpsula que al reventar despide el aroma de la รฉpoca.

Dylanesca, con todo y armรณnica, no es extraรฑo que โ€œHeart of goldโ€ sea la รบnica composiciรณn en el cancionero de Young que ha llegado al primer sitio en las listas de popularidad. Suave y memorable, aรบn viaja en las frecuencias de Universal Stereo y estaciones de oldies but goodies por todo el mundo.

Otra de las gemas incuestionables del รกlbum es โ€œOld manโ€, inspirada en Louis Avila, el encargado de Broken Arrow, el rancho en el norte de California al que Young se exiliรณ para tomar distancia del ascendente estrellato. La pieza resalta la empatรญa en inquietudes e interrogantes entre un hombre, entonces sexagenario, y un joven artista que parecรญa tenerlo todo, pero estaba incรณmodo. Musicalmente, su cadencia pastoral gana mucho con el sonido del banjo de seis cuerdas de James Taylor.

Otra pieza notable es โ€œThe needle and the damage doneโ€, en la que, sin mencionarlo por nombre, Young consigna el descenso de Danny Whitten, guitarrista de Crazy Horse, tras su adicciรณn a la heroรญna. Apenas rebasada la euforia de los aรฑos 60, el trovador es de los primeros, si no el pionero, en exponer con letra y mรบsica el fuerte impacto del abuso de sustancias entre una generaciรณn รกvida por experimentar. Tres aรฑos despuรฉs de publicado Harvest, Young escribirรญa otro capรญtulo sobre el tema: โ€œTonightโ€™s the nightโ€, incluida en el รกlbum homรณnimo y referida a Bruce Berry, roadie de CSN&Y, quien tambiรฉn se fue por sobredosis de heroรญna. Fast forward a los aรฑos 20 del siglo XXI y los Estados Unidos siguen enfrascados en una epidemia de abuso de opiรกceos. Jamรกs olvidarรฉ que en aquella tocada en el Greek, Young acometiรณ una tras otra โ€“โ€œThe needle..โ€ y โ€œTonightโ€™s the nightโ€โ€“, como los lados a y b de un trรกgico disco de 45 revoluciones por minuto. Sentado frente a un armonio lloraba sin lรกgrimas su elegรญa a dos caรญdos en el primer acto.

En El sueรฑo de un hippie (Malpaso, 2012), su autobiografรญa, Young anota: โ€œEl disco tuvo buena acogida y supongo que fue el punto รกlgido de mi carrera. Al menos el primero y el mรกs importante, aunque nunca me puse a hacer nรบmeros. Hay personas que lo adoran y a quienes les marcรณ. A mรญ tambiรฉn, aunque a los amantes de Crazy Horse no les impresionรณ. Hay una lรญnea divisoria. Supongo que es importante para ellos, pero no para mรญ.โ€

El patilludo de las camisas de franela a cuadros (icรณnica estรฉtica grunge) ha sobrevivido mรกs de siete dรฉcadas, atiende su epilepsia de toda la vida, librรณ con รฉxito la cirugรญa por un aneurisma cerebral, dejรณ atrรกs el optimismo y el coqueteo que tuvo en los aรฑos 80 con Ronald Reagan y su revoluciรณn conservadora, ha hecho rockabilly, ondas medio tecno, folk, y no ha cancelado las excursiones libres y sicodรฉlicas con el brioso y desgreรฑado Caballo Loco; tambiรฉn se casรณ en terceras nupcias con la actriz Daryl Hannah.

Muy poco antes de ejercer su libertad como creador y retirar su mรบsica de Spotify, habรญa lanzado Barn, un รกlbum con Crazy Horse grabado en el granero de Broken Arrow. Lo escuchรฉ varias veces en esa plataforma y confieso que me regalรณ grandes trayectos por mi ciudad contaminada y virulenta.

Aunque mis pocos amigos y conocidos antivacunas se incomoden, Neil Young sigue rockeando en el mundo libre con principios y convicciones. Hey Hey My My.

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Ernesto Flores Vega (Huichapan, Hgo., 1964) es un melรณmano eclรฉctico. Ha ejercido el periodismo y la comunicaciรณn corporativa.


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