No sé de pájaros.
Mi madre tiene una jaula llena de canarios,
mi abuela –la madre de mi padre–
tuvo pájaros toda su vida.
Pero yo no sé de pájaros. Ni del amor ni del miedo
a los pájaros.
Alguna vez tuve muy cerca el miedo. Y supe.
Del amor sé poco:
el que vi en mi abuela,
el que veo en mi madre.
Tal vez porque nunca he tenido un pájaro.
Aunque los observo
y me sorprende que sobrevivan a la intemperie,
solos, sin los seres humanos,
o a pesar de ellos.
Los he visto también en las jaulas
cantando como si gritaran,
empollando huevos que luego se convierten en hijos diminutos.
Entre las últimas cosas que dejó de hacer mi abuelita antes de morir
estaba alimentarlos.
Mi madre no desayuna sin antes darles de desayunar a ellos.
Pero yo no sé de pájaros.
Hoy vi a varios alrededor de unas hierbas silvestres.
Saltaban para caer sobre la rama y así alcanzar las espigas
de las que comían, supongo que semillas.
Si tuviera un hijo le contaría el hallazgo.
En cambio escribo este poema. ~
(Querétaro, 1977). Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2003. Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 2007. Libros publicados: La frontera: un cuerpo, El lugar equivocado de las cosas, La casa es una espora y La isla de tu nombre. Su libro El lugar equivocado de las cosas fue traducido al portugués. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de 2018 a 2021.