Bitácora electoral No. 22: El último debate

En donde se da cuenta de lo que se dijo en el tercer debate entre candidatos presidenciales organizado por el INE.
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Por primera vez en la historia de la democracia mexicana, los candidatos presidenciales debatieron en tres ocasiones. El último debate no presentó gran diferencia en comparación con los anteriores: pocas propuestas concretas, acusaciones, desconocimiento de la realidad en la que viven millones de mexicanos y falta de claridad al explicar de dónde se obtendrán los recursos para financiar los programas sociales.

La agenda para este debate era ambiciosa: economía, pobreza, desigualdad, educación, salud, cambio climático. Sin embargo, los candidatos respondieron superficialmente a las preguntas seleccionadas, de entre las 11,000 que los ciudadanos mandaron a través de redes sociales, para concentrarse en exhibir los posibles escándalos de corrupción de sus contendientes.

Antes del tercer debate, se dieron a conocer nuevos videos y audios donde Juan Barreiro negocia con la empresaria argentina María Ordoñez Silva la compraventa de una nave industrial en Querétaro y explica un supuesto esquema de lavado dinero para favorecer a la campaña de Ricardo Anaya. Por su parte, la SEIDO atrajo una investigación en su contra por el delito de lavado de dinero, a raíz de la denuncia que el presidente del Senado Ernesto Cordero presentó el lunes.

El candidato de la alianza Por México al Frente aprovechó su primera intervención para acusar al presidente Enrique Peña Nieto y su partido de orquestar la guerra sucia en su contra: “No les tengo miedo. Combatir la corrupción desde el más alto nivel es hoy lo más importante”.

Andrés Manuel López Obrador no se salvó de las acusaciones, a pesar de que ha construido un discurso basado en la honestidad y la transparencia que le ha otorgado una amplia ventaja en las encuestas. Durante el tercer debate sus contrincantes señalaron posibles conflictos de interés entre él y algunos empresarios. Anaya lo acusó de favorecer al ingeniero José María Rioboó con contratos de adjudicación directa por 170 millones de pesos mientras fue Jefe de Gobierno. Además afirmó que Rioboó concursó para las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, y al no ganar se acercó al tabasqueño para ofrecerle la propuesta alterna de construir el aeropuerto en la base militar de Santa Lucía.

En una nota aclaratoria, Grupo Rioboó negó haber sido favorecido durante la administración de López Obrador, pero aceptó haber participado en diversos procesos de asignación de contratos públicos, ya fueran licitaciones o asignaciones directas, dentro del marco de la ley. La investigación realizada por el equipo de Verificado2018 encontró los documentos oficiales del Gobierno de la Ciudad de México que revelan que entre 2002 y 2005, la empresa recibió cuatro adjudicaciones directas por 171 millones de pesos. Grupo Rioboó también fue beneficiada durante las gestiones de Ebrard y Mancera.

El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, por su parte, no aclaró los señalamientos de sus opositores. Mientras el panista lo retaba a abandonar la candidatura, él le respondió: “No tiene sentido lo que planteas. Te digo que no. Yo no soy corrupto”.

En su momento, José Antonio Meade acusó a Javier Jiménez Espriú, a quien López Obrador nombraría, en caso de ganar, como Secretario de Comunicaciones y Transportes, de estar involucrado con la firma brasileña Odebrecht, toda vez que su familia política es dueña de IDESA, empresa asociada con Braskem, filial de Odebrecht en México. Esa acusación dio pie para que Anaya llamara al abanderado priista cómplice en el caso Odebrecht durante su periodo como Secretario de Hacienda y presentara documentos firmados por él.

Según Verificado 2018, fue Meade, como presidente del Consejo de Administración de Pemex en 2011, quien autorizó el contrato entre Pemex e IDESA-Braskem para instalar la planta petroquímica Etileno XXI.

Un día antes del debate, The New York Times publicó un artículo acerca de la suspensión en la investigación a funcionarios de Pemex vinculados con la constructora brasileña para no afectar al PRI y a sus candidatos durante el proceso electoral.

Después del debate, Jiménez Espriú negó tener nexos con Odebrecht y tachó la acusación de Meade de “dolosa y mentirosa”.

Por tercera ocasión, el fundador de Morena fue el candidato que más ataques recibió por parte de sus adversarios. Estos se intensificaron después de que propusiera cancelar la reforma educativa por considerarla una herramienta para perseguir y reprimir a los maestros.

En cuanto a las propuestas:

  • López Obrador propuso cancelar el Seguro Popular y crear un nuevo TLC que permita al país potenciar su mercado interno. También dio a conocer los nombres de quienes ocuparían CONACYT y la Secretaría de Salud.

  • Anaya planteó el expediente médico digital, un sistema de salud integral, la reducción de la brecha digital mediante la entrega de dispositivos móviles y el aprovechamiento de energías limpias y renovables. Defendió la creación de una fiscalía autónoma para castigar a los políticos corruptos. No obstante, aprovechó varias de sus intervenciones para acusar a López Obrador y a Peña Nieto de haber realizado un pacto de impunidad, dejando de lado las preguntas ciudadanas.

  • Después de desearle suerte en el Mundial de Futbol a la Selección Mexicana, Meade habló de sus propuestas para integrar a las mujeres al mercado laboral, principalmente de las trabajadoras del hogar. Defendió la reforma educativa y presentó los ejes de su programa Avanzar contigo.

  • El Bronco se pronunció en contra del asistencialismo, defendió su propuesta de cortarle la mano a los ladrones, propuso la reducción de la jornada laboral de las mujeres e insistió en el excesivo gasto público que representan los partidos políticos.

El tercer debate tuvo una caída en el número de espectadores frente a los dos primeros, que registraron récords de audiencia. Tan solo 10.7 millones de personas mayores de 18 años vieron al menos un minuto debate, según cifras de Nielsen IBOPE.   

La encuesta que Grupo Reforma realizó entre consejeros editoriales y líderes ciudadanos al concluir el debate le otorgó la victoria a Anaya, con el 59%. Los convocados por el diario consideraron que López Obrador perdió el encuentro y tuvo las peores propuestas.

Por su parte, el sondeo realizado a través de la plataforma digital de El Universal reveló que sus lectores consideraron que el tabasqueño fue quien presentó las mejores propuestas, a pesar de que consideraron que Anaya era el mejor preparado.

A pesar de la innovación en los nuevos formatos y la participación activa de la ciudadanía, los candidatos no lograron dialogar, contrastar sus propuestas y polemizar sin caer en las descalificaciones en los tres debates.

Para el consejero electoral José Roberto Ruiz Saldaña, en esta contienda hubo un notable avance, pero aún queda un largo camino por recorrer si se compara con el número y la calidad de los debates presidenciales de otros países, como Colombia y Costa Rica: “Debemos no solamente mantener debates con formato flexible —es decir, donde los candidatos interactúen más entre ellos y no grandes monólogos—, sino transitar a la realización de un mayor número, donde participen más las mexicanas y los mexicanos y en los cuales pueda haber mayor contraste de propuestas y proyectos para atender los problemas nacionales”. Esta ha sido la última oportunidad de los ciudadanos para ver a los candidatos encarar a sus contrincantes, en caso de que no asistan al debate ciudadano organizado por la Coparmex previsto para el 21 de junio.

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