Para Andonella, Brianda, Luciano, MarĆa JosĆ© y los millones de jĆ³venes mexicanos y mexicanas que son dignos sucesores de la lucha por la libertad democrĆ”tica de los valientes mexicanos que los han antecedido.
Era 1983 y en Chihuahua, por primera vez, el PAN habĆa ganado de manera inesperada la presidencia de los principales municipios de aquel estado del norte, con Luis H. Ćlvarez en el gobierno de la capital del estado y Francisco Barrio en el de Ciudad JuĆ”rez. Fue un duro golpe al PRI, el partido hegemĆ³nico en el poder del siglo XX en MĆ©xico. La reacciĆ³n a esa derrota vino tres aƱos despuĆ©s, en las elecciones a gobernador en las cuales, mediante el llamado āfraude patriĆ³ticoā, el rĆ©gimen impidiĆ³ que Barrio accediera ahora al cargo de gobernador del estado, para imponer en su lugar al candidato oficial, Fernando Baeza.
El PRI no esperaba la reacciĆ³n que obtuvo no solo de parte del PAN, sino de diversos sectores polĆticos en aglutinaciones tan desconcertantes como convencidas de la necesidad de un frente comĆŗn que hiciera frente al abuso del poder polĆtico. Esto fue el Movimiento DemocrĆ”tico Electoral, conformado por movimientos catĆ³licos, los comunistas del PSUM, algunos polĆticos de partidos como el PPS, y econĆ³micos, como la CĆ”mara de la Industria y del Comercio en Chihuahua. Un grupo de 20 intelectuales, escritores y artistas, entre ellos Octavio Paz, Gabriel Zaid, Enrique Krauze, Isabel Turrent y Carlos MonsivĆ”is, firmaron una carta de protesta dirigida al presidente, que fue publicada incluso en diarios de Estados Unidos e Inglaterra.
En 1987, ciudadanos mexicanos de diversas condiciones sociales y corrientes ideolĆ³gicas, como Porfirio MuƱoz Ledo, Roger Bartra, Ana Irene Arellano, Arnoldo MartĆnez Verdugo, Alejandro Gurza, Carlos Castillo Peraza, Marie Claire Acosta y Salvador Abascal, se reunieron en la Asamblea DemocrĆ”tica por el Sufragio Efectivo para la defensa de los derechos polĆticos de todos los mexicanos y la eliminaciĆ³n del control del PRI-gobierno en la organizaciĆ³n de las elecciones. Por cierto, en aquel entonces, el secretario de GobernaciĆ³n era el actual director de la CFE, Manuel Bartlett.
La indignaciĆ³n ciudadana alcanzĆ³ un punto de no retorno en las elecciones presidenciales de 1988, cuando la infame ācaĆda del sistemaā, que pĆŗblicamente saliĆ³ a reconocer el propio Bartlett, alimentĆ³ las sospechas de un fraude electoral en contra del entonces candidato opositor de izquierda, CuauhtĆ©moc CĆ”rdenas.
La Asamblea DemocrĆ”tica evidenciĆ³ el fraude a nivel internacional, y de sus propuestas emergiĆ³ en 1990 una nueva legislaciĆ³n electoral, el CĆ³digo Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, que fue copiada por varios paĆses. IncluĆa diez medidas antifraude, como la creaciĆ³n de un padrĆ³n confiable, funcionarios de casilla sin partido, credenciales con fotografĆa, boletas de votaciĆ³n foliadas e infalsificables, urnas transparentes, actas de escrutinio infalsificables, tinta indeleble en el pulgar de los votantes, cartulinas o pĆ³ster con los resultados de conteo a la vista del pĆŗblico, castigos por delitos electorales, el acceso a los partidos a los medios de comunicaciĆ³n y sobre todo, la creaciĆ³n del primer Instituto Federal Electoral, que alcanzĆ³ plena autonomĆa e independencia del poder ejecutivo hasta en el nombramiento de sus consejeros en el aƱo 1996, cuando JosĆ© Woldenberg fue designado al frente.
Este IFE independiente y autĆ³nomo fue el encargado de organizar, vigilar y certificar la primera elecciĆ³n presidencial del siglo XXI, en la que por primera vez en su historia MĆ©xico entrĆ³ a la puerta grande del escenario polĆtico mundial como un paĆs democrĆ”tico y de alternancia en el poder, al ganar la presidencia el candidato del PAN, Vicente Fox Quesada, en total respeto a la voluntad popular expresada en la emisiĆ³n del voto. Desde entonces, nos han gobernado candidatos del PAN, del PRI y de Morena. Este mismo IFE, que adoptĆ³ el nombre de INE para dejar clara su naturaleza ciudadana al incluir a la naciĆ³n en su denominaciĆ³n en 2014, es el que este 2022 ha sido galardonado con el premio āCĆ”tedra de Democraciaā por el Tribunal Supremo Electoral de Costa Rica.
Este mismo 2022, sin embargo, el presidente LĆ³pez Obrador, es decir, el gobierno, ha mandado una reforma electoral que pretende desaparecer o suprimir āen sus propias palabrasā este instituto que es el resultado de aƱos de lucha ciudadana por el respeto a la voluntad popular y la libertad democrĆ”tica.
Mediante esta reforma, el poder pretende suprimir no solo al INE, sino a los Ć³rganos electorales estatales, concentrando el control de todo proceso electoral en una instituciĆ³n cuyos consejeros serĆ”n designados por los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, por lo que estarĆ”n obligados a responder a quien los postulĆ³ y no a los ciudadanos. Lo mismo aplica para el Tribunal Electoral, que tambiĆ©n se pretende modificar y cuyos magistrados deberĆ”n hacer campaƱa por el paĆs, lo que harĆ”n tambiĆ©n los candidatos a consejeros con el fin de obtener el voto popular.
AdemĆ”s, los partidos polĆticos perderĆ”n tiempo de promociĆ³n en los medios, mientras que el gobierno podrĆ” en todo momento promover propaganda oficial, lo que crearĆ” inequidad entre el partido en el poder y el resto. Adicionalmente, la reforma propone reducir la representaciĆ³n popular local, lo que en realidad acarrea una menor representaciĆ³n ciudadana. Por cierto, la iniciativa de reforma plantea que todos los diputados, senadores y ayuntamientos sean elegidos mediante listas de representaciĆ³n proporcional. Es decir, mienten los impulsores de la reforma al afirmar que desaparecerĆ”n los plurinominales: al contrario, de aprobarse, todos nuestros representantes serĆ”n plurinominales vinculados al partido, no a los ciudadanos.
En resumen, la reforma electoral es una propuesta del poder. Y los intereses del poder, por definiciĆ³n, siempre serĆ”n contrarios a los intereses ciudadanos. El poder trata de obtener para sĆ mĆ”s control sobre los ciudadanos. Los ciudadanos, mĆ”s libertad y vigilancia sobre el poder. El Instituto Nacional Electoral, tal y como estĆ” constituido hoy, es un triunfo de los ciudadanos sobre el poder, que queda sujeto a la aprobaciĆ³n, vigilancia y elecciĆ³n ciudadana. Es el resultado de aƱos de lucha para que los gobiernos, del partido que sean, no vuelvan jamĆ”s a tener control y poder sobre las urnas, que es exactamente lo que busca obtener la reforma electoral, arrebatando el poder de la libertad de elegir a la ciudadanĆa. Y el gobierno de LĆ³pez Obrador se ha caracterizado por su capacidad para destruir todo lo que toca. Por eso yo defiendo al INE. Por eso, yo sĆ voy a la marcha.
El INE no se toca.
es licenciada en derecho con especialidad en derecho fiscal por la UDLAP. Activista en favor de la cultura de la legalidad.