Escenas del video de la canción "Un paso hacia la paz".

Cien años de soledad y el discurso de la paz en Colombia

Durante el proceso de paz en Colombia, tanto el gobierno como las Farc acudieron a la célebre novela de García Márquez en busca de imágenes para expresar desconcierto o esperanza. Ya lo había advertido el Nobel: "Macondo es un estado de ánimo que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere".
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Hace 50 años la editorial Sudamericana de Buenos Aires publicó Cien años de soledad. En esa novela, Gabriel García Márquez hizo un retrato extenso de Macondo, pueblo mágico que, según su autor, era más real que mítico, y que ha trascendido tiempo y espacio. Para los colombianos y, de hecho, para otros pueblos, lo que ocurre en Macondo es una hipérbole de lo cotidiano.

“Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro, y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad”, se lee en Cien años de soledad. En Colombia, “macondiano” es utilizado como un adjetivo de lo increíble, de lo absurdo. Hay quienes piensan que el término debería ser avalado por la Real Academia Española (RAE) debido a lo extendido de su uso. Por lo pronto, aparece en los medios de comunicación para dar noticias absurdas como la de la semana en que perdió el sí en el plebiscito que buscaba aprobar los Acuerdos de Paz con las Farc y, paradójicamente, el presidente Juan Manuel Santos ganó el Premio Nobel de Paz. Nada más macondiano.

El coronel Aureliano Buendía, quien participó en 32 levantamientos armados y los perdió todos, decía que era más fácil empezar una guerra que terminarla. En tiempos recientes, fueron varias las alusiones a Cien años de soledad en los discursos públicos de los jefes máximos de las partes negociadoras en el proceso de paz celebrado entre las Farc  y el Gobierno colombiano, entre 2012 y 2016.

Iván Márquez, jefe negociador de las Farc, mencionó a Macondo en el discurso de inauguración de la mesa de negociación en Oslo, Noruega, el 18 de octubre de 2012:

Hemos venido hasta este paralelo 60, hasta esta ciudad de Oslo desde el trópico remoto, desde el Macondo de la injusticia, el tercer país más desigual del mundo, con un sueño colectivo de paz, con un ramo de olivo en nuestras manos.

Al morir Gabo, en abril de 2014, ya habían pasado dos años desde el inicio de los diálogos en Oslo, que luego se trasladaron a Cuba. Y aunque el escritor no vivió para contar la historia de la paz –una de las causas por las que más luchó–, fue como si su ausencia inspirara a los líderes políticos y a la cultura popular a impulsar los Acuerdos de La Habana.

De hecho, en septiembre de ese mismo año se lanzó la campaña “Soy Capaz”, una iniciativa que integró a 120 empresas del sector privado, la iglesia católica, artistas y otros miembros de la sociedad civil para trabajar por la resolución del conflicto. Un elemento de la campaña fue la canción “Un paso hacia la paz”, compuesta por Carlos Vives, uno de cuyos versos rezaba: “ya no voy a desistir, con tu amor seré capaz, ya pasamos cien años de soledad”.

Dos años más tarde, el 26 de septiembre de 2016, se logró la firma final de los Acuerdos de La Habana en Cartagena. Las mariposas amarillas, que en Cien años de soledad perseguían a Mauricio Babilonia, se convirtieron en un símbolo de esta firma. El jefe negociador de las Farc incluso las nombró en un discurso días antes de la firma: “Se acabó la guerra. Díganle a Mauricio Babilonia que ya pueden soltar las mariposas amarillas”. Y en la Plaza de Bolívar de Bogotá, donde multitudes veían el evento retransmitido en pantallas gigantes, salieron a volar mariposas amarillas. En Colombia existe la creencia de que estos insectos son símbolo de mala suerte cuando se les ve pasear por la noche. A Babilonia, que era descendiente de gitanos, las mariposas amarillas lo atormentaban a toda hora.

Los resultados del plebiscito del 2 de octubre fueron desalentadores. Ganó el no y era absurdo ver que en regiones poco afectadas por el conflicto armado se había impuesto el rechazo a los acuerdos y, en cambio, en los territorios donde se concentran las víctimas directas de las Farc, la mayoría votó sí.

A pocas semanas del triunfo del no, Iván Márquez retomó la figura de las mariposas amarillas en un discurso público: “Que renazcan, entonces, de la luz de este Acuerdo de Paz, las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia para que invadan con su amor y reconciliación todos los rincones de este gran Macondo que es Colombia”.

El 12 de noviembre de ese mismo año, Santos presentó el acuerdo final tras una revisión y modificación de los puntos que habían causado mayor controversia. Esta vez, los acuerdos no fueron expuestos a un nuevo plebiscito, sino que el Congreso de la República fue el encargado de aprobarlos. Lo hizo menos de un mes después, el 1 de diciembre.  

El 10 de diciembre, en el discurso de aceptación del Nobel, el jefe de Estado colombiano recordó otro pasaje de Cien años de soledad para explicar que cuando ganó el no, “los colombianos nos sentíamos como habitantes de Macondo: un lugar no solo mágico sino también contradictorio”.

Tras un 2016 cargado de episodios “macondianos” en el proceso de paz, este año ha venido la transición para implementar los acuerdos. La dejación de armas y la rebaja de penas a presos de las Farc han sido algunos de los puntos de partida en la jurisdicción especial que se creó para poner en marcha lo acordado.

Cuánta razón tenía Gabo cuando dijo que “Macondo no es un lugar. Macondo es un estado de ánimo que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere”. La guerra de los mil días que inspiró a García Márquez en Cien años de soledad podría ser el mismo relato del conflicto con las Farc. Macondo es un retrato del realismo mágico no solo colombiano, sino de todos los pueblos que se quieran ver reflejados en él desde el discurso.

 

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(Bogotá, 1993) es periodista de la Universidad del Rosario. Ha trabajado en medios colombianos cubriendo temas políticos, económicos y culturales.


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