Foto: Larissa Schwedes/dpa via ZUMA Press

Cinco de mayo en Irlanda del Norte

Las elecciones para la Asamblea de Irlanda del Norte pueden romper el dominio de los unionistas y abrir el camino a una convivencia pacรญfica en el paรญs e, incluso a la integraciรณn con la Repรบblica de Irlanda.
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El 5 de mayo, los ciudadanos del Reino Unido (RU) decidirรกn a quรฉ partidos favorecen en las elecciones locales. Los conservadores estรกn preocupados, y con razรณn: el alza de precio de los productos bรกsicos โ€“y con ellos del costo de la vidaโ€“, el incremento de impuestos, los escรกndalos polรญticos en el partido conservador en Inglaterra, la crisis de la agroindustria, el Brexit que nunca se acaba, la inmigraciรณn y la cuestiรณn de los refugiados, el financiamiento de los servicios pรบblicos (especialmente el de salud), los temas que afectan especรญficamente a cada regiรณn del RU y un electorado voluble pueden desmantelar lo รบltimo que queda de un imperio que dominรณ el mundo.

En las รบltimas dos dรฉcadas, el Ulster ha vivido una paz ganada dรญa a dรญa por la poblaciรณn que reacciona contra la intolerancia activa de grupos cuyas actividades son ilegales. La venta de armas y estupefacientes, la violencia intrรญnseca y enconada no habla en nombre de todos, sino de los interesados en hacer de la discordia fratricida un modus vivendi. El Brexit ha empeorado la situaciรณn, haciendo mรกs frรกgil la regulaciรณn de la frontera entre el RU y la UE de acuerdo con lo convenido en el Protocolo de Irlanda del Norte.

En Irlanda del Norte, donde se elegirรก a los representantes a la Asamblea, el panorama electoral ya no se limita a conservadores y laboristas, sino que incluye alternativas que representan intereses ausentes de los partidos principales. El electorado ya no sigue los cauces establecidos por costumbre o lealtad, sino que vota tรกcticamente para crear un frente que pueda representarlos. El crecimiento de la poblaciรณn que se define como catรณlica frente a la poblaciรณn protestante puede otorgarle a Sinn Fรฉin (en gaรฉlico significa โ€œnosotrosโ€) la primacรญa en la Asamblea de Irlanda del Norte. Esta marea demogrรกfica ha causado malestar entre los unionistas, conscientes de que el cambio no obedece solo a la fertilidad catรณlica, sino a la transformaciรณn de la conciencia de sus derechos y de su participaciรณn en la vida ciudadana. Las prรณximas elecciones son cruciales para asegurar la convivencia en esta regiรณn.

El unionismo se siente vรญctima de la negociaciรณn entre el gobierno de Boris y la UE, traicionado por el gobierno que debรญa representarlo. La traiciรณn perturba la paz ahรญ donde subsisten brotes de un pasado amenazante, de un estado ocupado con guerrilla en las calles. Como en otras instancias, en esta Boris tambiรฉn ha mentido. La firma del Protocolo en 2020 prometรญa concluir el proceso del Brexit. Pero ha sido un nuevo punto contencioso, al parecer insuperable, para el paramilitarismo unionista, que lamenta la indiferencia de su gobierno ante los dilemas que, segรบn ellos, los desgajan de su amada Uniรณn. El Protocolo confiere a Irlanda del Norte una situaciรณn โ€œhรญbridaโ€. Al estar situada la frontera en el Mar de Irlanda, la regiรณn estรก abierta al mercado europeo y al del RU, siempre que los productos coincidan con los estรกndares sanitarios europeos, lo cual es sujeto de una verificaciรณn   comercial y arancelaria.

Segรบn la mayorรญa que votรณ por permanecer en la UE, la oportunidad estรก a la vista. Las imposiciones fiscales y sus trรกmites han afectado negativamente a los empresarios que dudan de la viabilidad de mantener relaciones comerciales con el mercado europeo pero que desean discutir la forma de adaptarse. Saben que no pueden rechazar el Brexit, asรญ que consideran que lo importante es agilizar la maquinaria, hacerla eficiente.

Pero en lo que unos ven ganancia, otros vislumbran miseria. Segรบn los unionistas, el Protocolo los separa del RU, y por lo tanto es inadmisible. โ€œSolo queremos seguir siendo britรกnicos, pero ellos quieren deshacerse de nosotrosโ€, dice un quejoso.

Ante los cambios, las corrientes unionistas cavan sus trincheras. Cuestionada su identidad britรกnica, los unionistas se encuentran perdidos, โ€œinferioresโ€, semejantes a los oriundos de los que desean diferenciarse, pero sustancialmente porque Irlanda del Norte depende de la subvenciรณn del gobierno de Su Majestad, que cuesta al erario anualmente 10 mil millones de libras. Si se separaran del RU, ยฟquiรฉn se harรญa cargo de financiar la salud pรบblica?

La industria farmacรฉutica y la de alimentos, entre otras, han requerido tiempo extra para enfrentar el diluvio burocrรกtico y evaluar su costo. Irlanda del Norte importa 98% de sus medicinas del RU y con los alimentos sucede otro tanto. La carne congelada que entra desde el RU requiere certificaciรณn europea. Se recordarรก el alboroto que causรณ en la regiรณn la โ€œguerra de las salchichasโ€ que reaccionรณ contra la amenaza de arrebatรกrselas. En noviembre de 2021 unos ofendidos encapuchados prendieron fuego a dos autobuses, destruyendo el patrimonio nacional al servicio de ciudadanos como รฉl. Al preguntรกrseles cuรกl era la causa o el objetivo del destrozo balbucearon. Sus acciones son menos ideolรณgicas que consecuencia del tedio.

El desempleo, la pobreza, la falta de educaciรณn, la ausencia de horizontes, crean un caldo de cultivo fรฉrtil para atraer a los jรณvenes a la acciรณn. Es un territorio en el que la disputa entre lealtades colectivas opuestas remonta su rencor al pasado remoto para formar un lazo hecho de agravios ancestrales trabados en una batalla por la tierra que se considera propia. La cultura nacionalista en cualquiera de sus formas no responde al horizonte polรญtico de las nuevas generaciones, que rechazan el martirio heroico en favor de un futuro en paz, que brinde condiciones de seguridad, una convivencia basada en la apertura, la educaciรณn, los servicios pรบblicos, la productividad, es decir, que reconstruya la constituciรณn de la isla.

La tercera vรญa puede ser una opciรณn para nuevas generaciones que rechazan las definiciones bรฉlicas de identidad existentes hasta el momento. Formaciones polรญticas como el Partido de la Alianza de Irlanda del Norte (conocido simplemente como Alliance) y el Partido Socialdemรณcrata y Laborista (SDLP) diezman el tradicionalismo de los nacionalismos republicano y unionista por igual. De acuerdo con las encuestas, 27% del voto favorece a Sinn Fรฉin, 20% al Partido Demรณcrata Unionista (DUP), 11% a Alliance, y el resto se divide entre partidos menores. Muchos jรณvenes no se sienten catรณlicos nacionalistas ni protestantes unionistas y quizรก ni siquiera irlandeses โ€œdel norteโ€. Hasta el Brexit, muchos se sentรญan sobre todo europeos. Esta identidad cosmopolita prometรญa escenarios progresistas y convivencia pacรญfica, el pasaporte a otro mundo.

Si hasta hace poco los unionistas miraban a la Repรบblica de Irlanda por encima del hombro, los papeles se han intercambiado. El sur se vuelve mรกs abierto y progresista, mientras que el norte se encierra mรกs en un laberinto donde el Minotauro es el โ€œotroโ€, el europeo, el refugiado, a quien se considere enemigo de valores fundamentales que es difรญcil enunciar. Como otros habitantes del RU, se sienten los olvidados del norte, y un interminable pliego de agravios informa su lรณgica de invasor resentido. โ€œO matamos el Protocolo o el Protocolo nos mataโ€, sentencia Sir Jeffrey Donaldson, lรญder del DUP.

Los resultados electorales tambiรฉn influirรกn en el mapa polรญtico en la Repรบblica de Irlanda. Al sur, el ajuste de cuentas con los partidos tradicionales favorece a Sinn Fรฉin, que por primera vez tiene posibilidades de hacerse con el gobierno, aunque las prรณximas elecciones programadas ocurrirรกn en 2025 y los votantes de centro le temen por su retรณrica socialista y su pasado terrorista. La nueva generaciรณn en la Repรบblica, que no ha sufrido los disturbios, reclama el cambio sin anticipar sus consecuencias. La uniรณn de Irlanda es el tema de campaรฑa, a pesar de que, mientras 30% apoya la unificaciรณn โ€œmaรฑanaโ€, al examinar el tema fiscal y el de la salud pรบblica el impulso desciende a 25%. โ€œVivimos โ€“dice Sinn Fรฉinโ€“ los รบltimos momentos de la particiรณnโ€. Pero el camino de la unificaciรณn no es tan sencillo, y exige al menos dos referenda, en el norte y en el sur, convencer al secretario para Irlanda del Norte, el รบnico que puede llamar a un referรฉndum, y last but not least, a 60% del electorado.

Hasta ahora, Stormont, sede del parlamento de Irlanda del Norte, ha funcionado (intermitentemente) bajo el supuesto de que los unionistas mantenรญan predominancia en la Asamblea, gobernada localmente por ellos mediante el DUP, en coaliciรณn con Sinn Fรฉin. Esta situaciรณn estรก a punto de invertirse, arrebatรกndole al unionismo el liderazgo en Irlanda del Norte.

Ante ello, el unionismo reacciona como si se tratara de un asalto a la democracia. Una nueva coaliciรณn de poder puede ser saboteada por el unionismo, si este se niega a participar en un gobierno presidido por Sinn Fรฉin, de tal forma que el gobierno local sea imposible y gobernar desde Londres la รบnica salida. Colapsar Stormont es prรกctica corriente entre estos dos partidos, obligados desde 1998 a compartir el poder en una coaliciรณn odiosa. El hecho de que los funcionarios sigan recibiendo su sueldo hace que a muchos les convenga una situaciรณn de impasse que Boris puede usar como una razรณn para negarse a abandonar el poder.

Mientras, para revitalizar el fervor de las huestes, los miembros de las asociaciones unionistas desfilan portando estandartes negro y dorado, los miembros con bandas naranja y bombines en Belfast y Derry. Sus desfiles se inician por la tarde, de tal forma que los discursos comienzan cuando el sol se pone, subrayando el carรกcter crepuscular de esas marchas.

Sin embargo, sus dirigentes dan por sentado que sus reivindicaciones son recibidas ardorosamente por las multitudes. Al contrario de las bravatas de antes, Michelle Oโ€™Neil, lรญder de Sinn Fรฉin en el norte, ha adoptado un lenguaje moderado que, sin descartar el referรฉndum para decidir la integraciรณn de Irlanda del Norte a la Repรบblica de Irlanda, tampoco lo subraya como proyecto de gobierno. No alimentar el rencor de quienes se saben perdidos es sabio, sobre todo si lo que se desea es el equilibrio.

Las elecciones del 5 de mayo no harรกn la revoluciรณn, pero su resultado seรฑalarรก el reacomodo de fuerzas. Pueden ser la รบltima oportunidad de Irlanda del Norte para romper el cรญrculo envenenado e imaginar el futuro como algo concreto, que comienza por dejar ir el rencor. Para eso es imprescindible fortalecer el centro, la ecuanimidad ante los extremos. El 5 de mayo no lo lograrรก, pero lo que sรญ harรก es continuar con una lenta pero segura transformaciรณn de las condiciones en los condados unionistas. Es una fecha simbรณlica, pero como saben los que aprecian el impacto teatral de su presencia, los sรญmbolos son armas poderosas, no abalorios de otros tiempos. Es una fecha que quizรก demuestre oficialmente un cambio de sensibilidad que ha dejado atrรกs el fantasma republicano, intercambiรกndolo por la libertad de un espacio ajeno al bipartidismo sectario.

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