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¿Cuál es el mayor reto discursivo de los aspirantes presidenciales?

Con la inminente inclusión de José Antonio Meade en la boleta, tenemos una idea más clara de las coordenadas en las que se dará la batalla discursiva para convencer al electorado mexicano en las elecciones presidenciales de 2018. Para ello, este texto propone una primera aproximación a los retos discursivos de los principales aspirantes.
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AMLO: ¿Se moderará?
Hoy, la gran pregunta en torno a la campaña de Andrés Manuel López Obrador es si será capaz de moderarse. Su problema no es convencer a esa franja del electorado que lo ve como solución providencial a los problemas del país. El reto de AMLO en 2018 será el mismo que en 2006 y 2012: ir más allá de sus votantes duros y ganarse la confianza de parte de la clase media y de las élites. Luego de una serie de graves errores de comunicación, que pusieron de manifiesto su lado más autoritario, parece que AMLO ha delegado en otros la tarea de suavizar su imagen. Por un lado, tiene al empresario Alfonso Romo como vocero ante las élites, hablando de un AMLO moderno, moderado y sensato que gobernará con planes y no con ocurrencias. Y, por el otro, ha lanzado un video propagandístico producido por Epigmenio Ibarra, en el que se nos presenta a un López Obrador afable, familiar, con sentido del humor, que ama y es amado. Parafraseando la excelente pregunta de un amigo: ¿la gente votará por este AMLO que describen Romo e Ibarra, o por el AMLO que se describe a sí mismo con sus propios discursos y acciones?

 

El Frente y Anaya: ¿se puede confiar en ellos?
Ricardo Anaya pasó en unos meses de ser una bocanada de aire fresco a ser un político más: agresivo, ambicioso y dispuesto a cualquier cosa para lograr lo que quiere. Esto ha vaciado de ethos su discurso de honestidad y cambio, y lo ha dejado únicamente con el logos, los argumentos racionales, los datos, las gráficas, el lenguaje técnico. Es muy difícil persuadir al votante con explicaciones sobre la “Renta Básica Universal” y el “cambio de régimen”. Es necesario completar el discurso con un pathos auténtico, una emoción genuina, todo un reto para un Anaya poco espontáneo y lastimado en su credibilidad.

Un factor que marcará la elección de 2018 es el tema de la confianza. Así que la pregunta que los líderes del Frente Ciudadano por México y su candidato tendrán que responder es: ¿se puede confiar en ustedes? La respuesta nos la dan ellos mismos en el minuto 38:28 de este video, cuando les preguntan si confían lo suficiente en el otro como para “meter las manos al fuego”. La increíble y enredada respuesta de la presidenta del PRD y la sonrisa fingida y congelada de Anaya nos gritan que no, que esos tres partidos se quieren casar, pero por bienes separados, dormir bajo llave en cuartos separados y, desde luego, con cajas fuertes para guardar bien la cartera. No confían unos en otros, pero quieren que los votantes les confíen el destino del país. ¿Corregirán el rumbo?

 

José Antonio Meade ¿tienes el valor, o te vale?
Nadie duda de la capacidad técnica de José Antonio Meade, y por eso ya no es necesario que la acredite en discursos sobre cómo piensa elevar la productividad marginal del factor trabajo en el contexto de la cuarta revolución industrial. Pero de eso es precisamente de lo que nos va a querer hablar la mayor parte del tiempo, aderezando sus discursos con chistes en los que compara a la economía mexicana con equipos de futbol y beisbol que parecen mediocres, pero no lo son.

El discurso de campaña de Meade tendrá por necesidad que orientarse al futuro. Le pedirá a la audiencia que cierre los ojos ante los saldos en seguridad, crecimiento y corrupción de este sexenio y que mejor mire al horizonte, al porvenir, a lo que viene. Su promesa básica será de estabilidad y orden para dar paso a un mejor futuro y lo que pedirá con voz pausada será paciencia: paciencia para cristalizar los frutos de las reformas, paciencia para alcanzar más crecimiento, paciencia para que las nuevas instituciones y leyes anticorrupción nos den algún viso de justicia. Pero paciencia es justamente lo que ya no tiene la mayor parte del electorado con el PRI, y el voto de castigo se antoja como el destino inevitable de este candidato. Meade apostará fuerte por ganarse a un votante de centro-derecha desencantado del Frente Ciudadano y temeroso de AMLO. Ese votante se preguntará: ¿tiene Meade las agallas y la integridad personal para pronunciarse públicamente en contra de la corrupción? Para él, la prueba no será de intelecto, sino de carácter.

 

Margarita Zavala: ¿por qué ella y por qué ahora?
Si alguien ha sido subestimada y dada por eliminada una y otra vez en esta carrera ha sido Margarita Zavala, quien hoy ocupa el cuarto lugar en las encuestas sin los recursos ni la estructura de un partido político. Su reto en materia de discurso está en diferenciarse de las otras opciones. Meade irá por el votante conservador en lo económico. AMLO tiene su base dura en el votante indignado. Anaya irá por el “votante medio” anti-PRI. Y si “El Bronco” llega a la boleta, tratará de monopolizar el discurso “antipartidos”. Así que Margarita tendrá que rebasarlos a todos por el carril que no puede ir ningún otro: el de una mujer íntegra. Ella siempre ha dicho que “nunca pediría el voto sólo por ser mujer” y hace muy bien. Pero el reto no está en eso, sino en darle significado relevante al voto por una mujer política con su carácter y experiencia. ¿Por qué ella y por qué ahora? Esa es la pregunta que tendrá que responder de modo persuasivo para ganarse la mente y el corazón de los votantes y arrancar en posición competitiva la campaña formal.

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Especialista en discurso político y manejo de crisis.


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