Foto: CIDE

Defender al CIDE es luchar contra la posverdad

Las razones por las que el gobierno estรก asfixiando a centros de investigaciรณn como el CIDE no tienen nada que ver con la austeridad, la honradez o la justicia.
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En dรญas recientes se ha dado una confrontaciรณn de argumentos en torno a decisiones del gobierno federal que afectan la viabilidad de los centros pรบblicos de investigaciรณn (CPIs). Se ha hecho menciรณn especial del Centro de Investigaciรณn y Docencia Econรณmicas (CIDE), instituciรณn de la que soy egresado.

El presidente y sus voceros han presentado tres argumentos para reducir el presupuesto, recortar el personal y frenar el flujo de fondos ya autorizados a los CPIs.

  • Uno, la โ€œausteridad franciscanaโ€ del gobierno, que busca acabar con lo que se considera โ€œdispendios y derrochesโ€.
  • Dos, la lucha contra la corrupciรณn. En la lรณgica del presidente, sin dinero no hay ladrรณn, y por eso estรก secando de liquidez a todo el aparato gubernamental.
  • Y tres, el castigo a la รฉlite, porque รฉl y sus voceros argumentan que los acadรฉmicos son tambiรฉn parte de los grupos mรกs favorecidos, que han abusado de lo que ellos llaman โ€œsus privilegiosโ€. Ese castigo simbรณlico ha llegado a tal extremo, que ahora los viajes de cientรญficos y acadรฉmicos de los CPIs al extranjero tienen que ser autorizados por el presidente en persona.

Muchos profesores y exalumnos del CIDE han levantado la voz para refutar estos tres argumentos. El problema es que, al tomar literalmente al presidente, estรกn luchando contra molinos de viento, porque el gobierno estรก asfixiando a los centros de investigaciรณn por razones que no tienen nada que ver con la austeridad, la honradez o la justicia.

La razรณn de fondo estรก mรกs relacionada con algo que comentรฉ en mi artรญculo anterior: AMLO es el primer presidente de la posverdad en Mรฉxico. Esto quiere decir que el presidente ha convertido el discurso presidencial en un instrumento de manipulaciรณn de la realidad y los hechos para hacerlos encajar en las emociones, creencias y prejuicios de la gente, a travรฉs de narrativas demagรณgicas de โ€œellosโ€ (la รฉlite, que incluye a la รฉlite acadรฉmica e intelectual) contra โ€œnosotrosโ€ (el โ€œpuebloโ€).

La posverdad no significa รบnicamente que el presidente โ€œtiene poco afecto por la veracidad de su discursoโ€, sino algo mรกs sofisticado y nocivo: es una forma de dominaciรณn polรญtica que busca convertir los datos, los hechos y la evidencia en algo irrelevante. Y una forma muy efectiva de hacerlo es despojar de legitimidad a quien produce esos datos, hechos, opiniones tรฉcnicas y evidencia, porque sin ellos, el ciudadano queda a expensas de lo que el gobernante le diga quรฉ creer y quรฉ no creer.

Es por ello que el presidente es tremendamente hostil contra organizaciones que generan datos, hechos, evidencia y opiniones contrarias a su visiรณn del mundo. Por ejemplo, desestima las crรญticas de la OCDE porque su secretario general “no tiene mucha autoridad moralโ€. Llama โ€œhipรณcritasโ€ a las calificadoras de riesgo crediticio que advierten del rumbo que lleva la economรญa. Cancela todos los recursos a las organizaciones de la sociedad civil, porque son โ€œinstrumentos de los conservadoresโ€. Desestima los datos del Banco de Mรฉxico y del INEGI. Y bueno, ya sabemos ampliamente quรฉ opina el presidente de los medios de comunicaciรณn. Si el presidente tuviera razรณn en todas estas apreciaciones, รฉl quedarรญa como la รบnica fuente legรญtima, precisa y veraz de informaciรณn: serรญa el depositario รบnico de la verdad.

En esta lรณgica, los centros acadรฉmicos con mayor influencia en los asuntos pรบblicos tambiรฉn representan una presencia incรณmoda que es mejor desaparecer o, por lo menos, reducir y debilitar. Y hay que preguntarnos, despuรฉs de un par de aรฑos de vacas realmente flacas, de reducciรณn de salarios, de cancelaciรณn de proyectos y publicaciones, de despidos y vejaciones, ยฟquedarรก alguien en el CIDE que quiera โ€œhacer olasโ€ y criticar al presidente? ยฟHabrรก quien quiera publicar un estudio a fondo de la efectividad de sus programas sociales? ยฟSe analizarรก con el mismo rigor de antes la polรญtica macroeconรณmica? ยฟSe hablarรก libremente de las consecuencias de su polรญtica exterior? ยฟHabrรก recursos para investigar a fondo el estado real de la democracia y las libertades? ยฟNo se ve con claridad el riesgo de que el CIDE termine llenando las vacantes con los adalides del nuevo rรฉgimen?

En conclusiรณn, comparto al cien por ciento los argumentos de profesores, exprofesores, alumnos y colegas egresados de nuestra alma mรกter. El CIDE importa, porque como dijo un querido amigo economista, es โ€œuna escuela pรบblica que compite con las mejores privadas, una fuente de ideas socialmente orientadas, ajena a las รฉlites, que genera movilidad social y da una magnรญfica alternativa acadรฉmica.โ€ Pero esos argumentos no bastan para salvarlo de la extinciรณn, o de su transformaciรณn en una instituciรณn marginal y dรณcil. Para defender al CIDE y a sus centros de investigaciรณn hermanos, hay dejar de tomar a AMLO literalmente y comprender que lo que hoy vivimos es una lucha contra la posverdad, que requerirรก mucho mรกs valor, imaginaciรณn e integridad intelectual y polรญtica de lo que alcanzamos a vislumbrar hoy. La defensa de las instituciones apenas comienza.

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Especialista en discurso polรญtico y manejo de crisis.


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