En un largo artรญculo en CTXT en el que es peligrosamente tibio con Marine Le Pen, รรฑigo Errejรณn afirma que โel nuevo tiempo aparece marcado por un deseo creciente de pertenencia comunitaria, protecciรณn estatal y soberanรญa popularโ. En una reciente entrevista con Juan Cruz en El Paรญs, el diputado de Podemos critica la falta de patriotismo de los progresistas espaรฑoles, que cometieron el error de โalejarse de Espaรฑa, sentir que Espaรฑa era el problema y que la soluciรณn era una especie de cosmopolitismoโ. Y continรบa: โCreo que ya va siendo hora de reivindicar, desde posiciones inequรญvocamente progresistas y democrรกticas, una idea fuerte de Espaรฑa, un patriotismo desacomplejado.โ La tesis de la patria no es nueva en Errejรณn. Enfrenta un populismo reaccionario con un populismo progresista. Su idea de patria es aparentemente abierta, en oposiciรณn a una patria excluyente que seรฑala y estigmatiza a un otro. Pero esta vez su oposiciรณn al cosmopolitismo es mรกs clara.
Al margen de la dificultad de crear una patria (que es algo siempre enraizado en la tierra, la aldea, lo local, lo รฉtnico y casi biolรณgico) abierta y tolerante con el de fuera y el diferente, la tesis anticosmopolita de Errejรณn es preocupante porque asume que el cosmopolitismo es exclusivo de las รฉlites. Para Errejรณn el pueblo real es el โperdedor de la globalizaciรณnโ, el resentido y marginado culturalmente, el ciudadano que forma parte de una comunidad de destino a la que estรก atado inevitablemente; como si el homosexual cosmopolita de ciudad, o el apรกtrida, o el universitario formado (el principal caladero de votos de Podemos), o el profesional liberal de ciudad, o simplemente todo ciudadano educado y tolerante con las minorรญas, abierto a experiencias, etnias y culturas diferentes, no formara parte del pueblo real. Errejรณn no serรญa, en este caso, pueblo real. Como ocurre siempre, el lรญder populista forma parte de una รฉlite cognitiva que habla en nombre de las masas.
Errejรณn compra el discurso excluyente, populista y trumpista de que existe un pueblo real, en oposiciรณn a unas รฉlites que venden el cosmopolitismo, la apertura, la globalizaciรณn, para favorecer sus intereses. Es un simplismo quizรก intencionado: el โotroโ siempre es una construcciรณn artificial. Hay unas รฉlites que han abusado de su poder, son corruptas, han mentido y engaรฑado y manipulado. Pero el descontento ciudadano es ante este desfalco, y no ante la pรฉrdida de una aparente identidad patriรณtica. La identidad nacional de Espaรฑa es muy dรฉbil, y asรญ deberรญa permanecer.
El anticosmopolitismo es iliberalismo, que es el desprecio a la pluralidad. Difรญcilmente podrรก Errejรณn crear una patria anticosmopolita que no caiga en los esencialismos de los populismos reaccionarios que critica, en el miedo a lo diferente, a lo extraรฑo, a lo extranjero y a lo que no encaja en el molde del pueblo homogรฉneo. Habrรญa que cosmopolitizar la sociedad, y no lo contrario. Los valores cosmopolitas no deberรญan ser exclusivos de las รฉlites, como la Ilustraciรณn no es exclusiva de Occidente. El cosmopolitismo es un humanismo.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).