El milenario y todavรญa joven Homero escribiรณ “cual las generaciones de las hojas, asรญ las de los hombres”. En el gigantesco รกrbol que es la red conviven las hojas maduras y las mรกs recientes, dialogan movidas por el tiempo. Dos jรณvenes escribieron al alimรณn un texto crรญtico sobre Enrique Krauze que fue publicado en Homozaping y difundido a travรฉs de las redes sociales. En Twitter se mencionรณ la posibilidad de un debate. Letras Libres abre un espacio a este debate de ideas con la publicaciรณn del texto de los jรณvenes seguido de una respuesta de Enrique Krauze. Esperamos que a este diรกlogo se sumen mรกs voces.
Dos jรณvenes responden: rรฉplica al texto “La poca memoria” de Enrique Krauze
Ricardo Espinosa de los Monteros Tatto y Juan Pablo Espinosa de los Monteros Tatto
En An Ideal Husband, la obra de Oscar Wilde, Sir Robert Chiltern, un prestigioso y aparentemente intachable miembro de la House of Commons, enfrenta, despuรฉs de muchos aรฑos, las consecuencias de una oscura y remota acciรณn que รฉl creรญa enterrada; la ambiciosa Mrs. Chevely lo chantajea gracias a que posee una carta que da constancia de el movimiento ilรญcito sobre el cual Sir Robert hizo su fortuna y comenzรณ su, en adelante, impecable carrera. El punto central de la obra es รฉste: ¿podemos condenar a un hombre por un solo acto? La obra termina, spoiler, con un final feliz: Lord Goring, el tรญpico dandy wildeanesco y amigo de Sir Robert, logra quemar la carta que prueba la รบnica acciรณn reprobable de su compadre. Sir Robert termina afirmando su identidad, su rectitud moral, sobre la dรฉbil marca de un lejano acto cometido en el frenesรญ de la juventud.
El caso de Enrique Krauze es anรกlogo, pero al revรฉs. Nosotros, dos jรณvenes con poca memoria, nos preguntamos: ¿se puede encumbrar a un hombre por un puรฑado de artรญculos? Si la respuesta es afirmativa, esto serรญa responder a la misma moral excluyente, maniquea, que Wilde tanto detestaba: o eres esto o eres lo otro. El seรฑor Enrique Krauze, en su reciente artรญculo, La poca memoria, apunta:
[…] En Mรฉxico –concluรญ– no hay falta de libertades sino, en todo caso, un exceso de ellas. La ciudad de Mรฉxico es una de las mรกs libres del mundo […] Resulta cansado recordarles una y otra vez lo que era el paรญs hace apenas veinte aรฑos, pero hay que hacerlo, sobre todo a los jรณvenes que no vivieron los tiempos de la “dictadura perfecta”: la concentraciรณn total de poder en el presidente, la nula divisiรณn de poderes, la completa falta de transparencia en el uso de los recursos pรบblicos federales, la censura y la autocensura, el control del aparato electoral por la Secretarรญa de Gobernaciรณn.
Seรฑor Krauze, ¿cรณmo pretende declarar que hay un exceso de libertades si los gobernadores, cual virreyes, llevan a cabo la mayorรญa de las actividades numeradas por usted? ¿Cรณmo pretende decir que hay un exceso de libertades cuando han sido asesinados 75 periodistas del 2000 al 2013? Esas muertes, por ser de periodistas, son un sรญmbolo de la poca libertad que existe en el paรญs; ahora no tenemos un gobierno que nos calle, tenemos al crimen organizado. Si hablamos de jรณvenes, ¿por quรฉ no hablar de los cooptados con el narco?
Ya no vivimos bajo el sistema hegemรณnico del PRI, Krauze tiene razรณn. Octavio Paz se alarmรณ al escuchar a Vargas Llosa definir el gobierno del PRI como la dictadura perfecta. Esto es porque se encontraba en evidente decadencia. Ademรกs, esa aglomeraciรณn institucional que formaba el PRI siempre fue falible, caรณtica; la dictadura perfecta nunca existiรณ. Un sistema polรญtico rehuye cualquier nominativo. El espectro polรญtico que impera en Mรฉxico es igual de inefable, inabarcable: la falta de estado, los poderes ajenos al estado (fรกcticos, crimen organizado) influyen en la vida polรญtica de los mexicanos. Juegan un papel que Krauze decide soslayar, fijรกndose sรณlo en lo que ha, a criterio suyo, ‘desaparecido’.
El texto de Krauze contiene algunas incongruencias, por no llamarlas falacias. Empezando por el fragmento citado arriba: la primera premisa habla de todo Mรฉxico, la segunda habla de la ciudad de Mรฉxico, que no es representativa, ni paradigmรกtica de la realidad del paรญs: una proposiciรณn particular (y cuestionable) no hace verdadera a la universal. No estรก de mรกs apuntar que el primero de diciembre, en la ciudad de Mรฉxico, se privรณ de su libertad a jรณvenes ajenos a los disturbios. El artรญculo concluye hablando de antiguos priistas, malvados vรกstagos de un pasado ignominioso, quienes pluma en mano tratarรกn de pervertir el legado de Plural, Vuelta, Letras Libres. Habรญamos comenzado renegando de una joven tal vez demasiado categรณrica, de la poca memoria de los ‘jรณvenes radicales’ y terminamos con una reivindicaciรณn, un autoafirmaciรณn del pasado de Krauze que se superpone al de los demรกs: sobre los priistas ahora de izquierda, sobre los ‘jรณvenes radicales’.
La poca memoria, la desmemoria o la distorsiรณn de la memoria querrรกn inventar una historia distinta para borrar su propia responsabilidad o complicidad o para legitimarse frente a sus pรบblicos cautivos dรกndose baรฑos de pureza democrรกtica. Por fortuna, ahรญ estรกn nuestros artรญculos, ensayos y libros para refrescar la memoria.
El seรฑor Krauze no niega el pasado, como lo harรญan sus hipotรฉticos detractores, รฉl lo esgrime. Nosotros, los jรณvenes con poca memoria, sรณlo exigimos lo que nos corresponde. Krauze no puede evitar hacer lo que profetiza al principio de su artรญculo: “Quizรก es irremediable que cada generaciรณn pretenda sepultar lo que hicieron las anteriores para construir su destino.” Quizรก es irremediable que las viejas generaciones pretendan desestimar a las generaciones posteriores para acentuar la importancia de sus aรฑos mozos. Krauze, por medio de una extraรฑa alquimia del recuerdo, un Sir Robert Chiltern a la inversa, se ha proclamado La Historia, en vez de historiador.
Publicado en homozapping.com.mx.
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El debate generacional
Enrique Krauze
Ante todo, agradezco y celebro el tono de la crรญtica que Ricardo y Juan Pablo Espinosa de los Monteros Tatto han hecho a mi texto “La poca memoria”. Estoy convencido de que el presente y el futuro de la democracia mexicana dependen, en gran medida, de la calidad del debate pรบblico. Es deplorable que en las redes sociales (que deberรญan ser el vehรญculo perfecto para la discusiรณn racional y la confrontaciรณn fuerte pero civilizada) abunde el insulto, la descalificaciรณn, la calumnia y el odio. La rรฉplica de los Espinosa de los Monteros Tatto no incurre en esa degeneraciรณn de la palabra. Todo lo contrario: honra la palabra.
Ambos tienen razรณn en seรฑalar que los contrastes positivos con el universo autoritario de lo que llamรฉ “La Presidencia Imperial” no han llegado a los estados y municipios. A pesar de que en el artรญculo subrayรฉ claramente que la democracia mexicana estaba llena de defectos, limitaciones y manipulaciones, debรญ haber seรฑalado que a nivel estatal y municipal estos defectos son mayores. Del mismo modo, mis crรญticos aciertan en rechazar la idea de que en Mรฉxico hay un exceso de libertades. Yo me referรญa a los actos que, en nombre de la libertad de manifestaciรณn y protesta, atentan contra las libertades de trรกnsito y de cรกtedra. Siendo liberal, creo que las libertades deben ser compatibles entre sรญ, deben al menos autorregularse y, en cualquier caso, ejercerse con sentido de responsabilidad. Por lo demรกs, en este contexto quizรก debรญ mencionar el acoso que los grupos criminales y muchos gobiernos estatales y municipales ejercen sobre la libertad (y la vida) de los periodistas, pero la omisiรณn no es ocultamiento: hemos cubierto a fondo el tema en Letras Libres, y yo mismo me he ocupado del tema.
Mi texto no llama a la complacencia ni al conformismo. Propongo ver las cosas con perspectiva histรณrica y sentido de las proporciones. Y recordar dรณnde estaba cada uno cuando Mรฉxico era una vergonzosa monocracia. Eso no significa que en varios รกmbitos cruciales de la vida nacional estemos mejor. De hecho, los problemas de pobreza, desigualdad, desnutriciรณn, persisten, y la violencia e inseguridad –como todos sabemos– se han multiplicado. Hay zonas enteras de Mรฉxico que eran Mรฉxico y ya no lo son, porque no podemos transitar por ellas. Todo esto es verdad. Pero no es atribuible a la democracia.
En los tรฉrminos estrictos en que formulรฉ mi breve artรญculo, la democracia (defectuosa, parcial) es un orden mejor que el que tenรญamos. Para comprenderlo es necesario saber o imaginar cabalmente lo que era vivir bajo el reinado hegemรณnico del PRI. No mencionarรฉ ya los episodios criminales y totalitarios (68, 71) sino hechos en apariencia menores pero que son centrales, como la censura. Un ejemplo: en 1992, cuando Salinas comenzรณ una labor de cabildeo con el evidente propรณsito de reelegirse, yo acudรญ a un programa de Radio Red con Gutiรฉrrez Vivรณ (personaje ahora olvidado, pero que jugรณ un papel muy importante en la lucha democrรกtica). Antes de entrar al aire, se me dijo que el secretario de Gobernaciรณn (el poderoso Fernando Gutiรฉrrez Barrios) preferirรญa que ese tema no se tratara. Y claro, no se tratรณ. Lo cierto es que ahora la oposiciรณn no enfrenta una represiรณn como en 68. Tampoco sufre una censura como aquella.
Mi generaciรณn luchรณ por el advenimiento de la democracia en Mรฉxico, propรณsito nacido de la pasiรณn y el agravio social del 68. Hicimos nuestra parte, sobre todo (creo yo) el ala liberal que propuso la idea democrรกtica, se apartรณ del paradigma revolucionario y nunca transรณ con el PRI. Recordar esas batallas es un derecho que nos asiste frente a la desmemoria deliberada, la distorsiรณn de mala fe, y la simple y llana mentira.
Ricardo y Juan Pablo Espinosa de los Monteros Tatto cierran su texto con una cita de Wilde, para corresponder su gesto les recuerdo esta: “Nada es imposible para Rusia, salvo reformarse.” Este debate –creo, espero– demuestra que Mรฉxico no es Rusia.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.