El desastre de nuestras fiestas

España es un país que presume de espíritu festivo y que tiene problemas precisamente en su día nacional.
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Una ventaja poco reivindicada del día del Pilar y la ofrenda es que eclipsan el día de la Hispanidad y sus monsergas infinitas. Ignacio Varela ha señalado la paradoja de un país que presume de espíritu festivo y tiene problemas precisamente en su día nacional: el desastre de nuestras fiestas, como diría Javier Barreiro. Por supuesto, siempre están los que dicen que no hay nada que celebrar y echan el día protestando. Algunos viven de eso, otros esperan hacerlo y otros lo hacen por hobby o porque no dan para más. También se aguarda la pitada de algunos maleducados al presidente del gobierno, y la semana previa se caldea la cosa atribuyendo a la oposición los abucheos. ¡Es indignante, culpa de la derecha y da más votos al PSOE!, señalan imparciales observadores que detectan sin falla que todo es bueno para el presidente. Quizá hay que incorporar el runrún sobre el descubrimiento, los abucheos o las reuniones convocadas por la Generalitat como parte del folclore.

Es evidente que entre quienes muestran más interés por el evento y le dan más colorido están los boicoteadores de toda clase. Puede que, como sugería Miguel Aguilar con respecto a las pitadas al himno español en algunos campos de fútbol, la solución sea sumarse al griterío y pitar todos juntos, quizá con matasuegras patrióticos y ocarinas institucionalistas. La ministra de defensa Margarita Robles decía que los pitidos son una falta de respeto a “España en su conjunto”. La frase “Que te vote Txapote” es intolerable, señalan; Feijóo no la apoya pero no condenó que hubiera gente pronunciándola por la calle (¿no debería dejarse de remilgos y condenar que la pensaran?).

Sin duda, la derecha tiene figuras cuya función principal es convertir las acusaciones de la izquierda en profecías: por ejemplo, Rafael Hernando. Pero esto ocurre en un país donde medio gobierno se muestra incapaz de condenar sin adversativas un ataque terrorista que incluyó asesinatos y secuestros de cientos de civiles. Los pitidos que escandalizan a la primera parte contratante del gremio comentarista y a la ministra de defensa se producen en un lugar donde se vandalizó hace unos días la tumba del socialista asesinado por ETA Fernando Buesa, sin que EH Bildu mostrara su desacuerdo  en el ayuntamiento de Vitoria, y donde pocas horas después de los lamentos por los abucheos el presidente del gobierno en funciones, que no se rebajó a dar la réplica al candidato del PP en la investidura y encargó la respuesta al diputado más macarra de su partido, se reunió sonriente con Mertxe Aizpurua, portavoz de la formación independentista, condenada por enaltecimiento del terrorismo y protagonista de episodios de señalamiento a periodistas en los años de la violencia. @gascondaniel

Publicado originalmente en El Periódico de Aragón.

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Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).


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