“Los mexicanos โescribiรณ Cosรญo Villegasโ hemos alimentado nuestra marcha democrรกtica bastante mรกs con la explosiรณn intermitente del agravio insatisfecho, que con el arrebol de la fe en una idea o teorรญa”.
Asรญ ocurriรณ en 1910, cuando la voluntad popular respaldรณ a un lรญder dotado de ese don de legitimidad misterioso que es el carisma. Pasada la revoluciรณn, desde 1929 el sistema polรญtico no necesitรณ lรญderes carismรกticos porque “rutinizรณ el carisma” en la Silla presidencial y en la maquinaria de dominaciรณn institucional llamada PRI. Setenta aรฑos despuรฉs, en un mundo de creciente liberalizaciรณn que revelรณ el anacronismo del “Ogro filantrรณpico”, el ciudadano agraviado por la corrupciรณn y los malos gobiernos buscรณ una nueva figura carismรกtica para transitar a un rรฉgimen democrรกtico en que el voto libre fuese, por fin, la รบnica fuente de legitimidad. Esa figura fue Vicente Fox.
Duele imaginar cรณmo Fox hubiese podido usar creativamente su popularidad, ejerciendo una pedagogรญa democrรกtica que orientara al mexicano a una vida cรญvica madura y responsable. Aรบn mรกs ocioso resulta a estas alturas pensar en las alternativas, mucho mรกs acotadas, que tenรญa Calderรณn para intentarlo, carente, como era, de carisma y con la sombra de AMLO a cada paso. Y tambiรฉn es inรบtil lamentar que Peรฑa Nieto, cuya elecciรณn fue prรกcticamente incontestada, no haya aprovechado su atractivo cosmรฉtico โme resisto a llamarlo carismaโ para dedicar las semanas a gobernar con rectitud y los fines de semana a recorrer el paรญs, instrumentando o supervisando programas sociales efectivos. Prefiriรณ jugar golf. Y lo peor, pactรณ el ataque contra Ricardo Anaya, regalando a AMLO la mayorรญa absoluta del Congreso.
Todo eso es pasado. El hecho es que AMLO apelรณ a fibras profundas de un sector amplรญsimo del electorado, mostrando una vez mรกs que en situaciones de agravio histรณrico, el votante mexicano no busca “el arrebol de la fe en una idea o teorรญa” sino a la persona dotada del carisma.
Desde el momento en que asumiรณ el poder, AMLO se ha dedicado a consumir ese carisma. No lo ha invertido ni “rutinizado” productivamente en una instituciรณn: lo ha exprimido con infinita vanidad hasta la รบltima gota. Desde las “maรฑaneras” no solo decreta la realidad sino que refuerza al redentor que cree encarnar, al hombre en el que depositan su fe millones de compatriotas. Sin posibilidad de contrastar sus dichos con los hechos, sin sospechar siquiera que detrรกs de esos dichos puede haber una mentira (o miles o decenas de miles de mentiras), ese sector, de buena fe, cree en รฉl. Y cree aรบn mรกs cuando, a despecho de esas mentiras que no imagina siquiera, recibe beneficios en efectivo que tambiรฉn explican la popularidad y que, al margen de sus distorsiones y limitaciones, serรญa mezquino no reconocer.
Pero ese sector, por mรกs amplio que sea, no es todo Mรฉxico. Nunca lo fue, ni siquiera en 2018. El 47% de no creyentes en 2018 ha crecido desde entonces. Y aunque se hubiese mantenido idรฉntico, aquella minorรญa sustancial debiรณ ser respetada o por lo menos escuchada por el Ejecutivo. No lo fue, y ahora ese electorado โno solo de clase mediaโ abriga un nuevo agravio insatisfecho. Como en todos los momentos clave de la historia de Mรฉxico, el agraviado busca al lรญder. A veces lo encuentra, a veces no. Esta vez lo ha encontrado en Xรณchitl Gรกlvez.
El carisma ha cambiado de polo. El presidente Lรณpez Obrador no podrรก usar el suyo porque su nombre no estรก en la boleta y porque el carisma, por esencia, es intransferible. En ese sentido, sea quien sea la contraparte de Xรณchitl Gรกlvez en la contienda, los tรฉrminos histรณricos se han invertido.
Xรณchitl Gรกlvez no cree “encarnar” al pueblo. Es parte natural de ese pueblo. Ahรญ reside su carisma. Mujer ante todo, y de origen modesto, indรญgena y mestiza, sojuzgada, liberada por sรญ misma, estudiante, ingeniera, empresaria, funcionaria pรบblica, su biografรญa es una metรกfora del mexicano que busca una vida mejor. Nada mรกs, pero nada menos. Alegre, valiente, firme, no se doblegarรก.
“Hoy la esperanza ha cambiado de manos, estรก de nuestro lado y no la vamos a soltar hasta lograr el sueรฑo mexicano”, dijo Gรกlvez, en su discurso del 1 de septiembre. Tiene claro el agravio pero no piensa ahondarlo sino superarlo hablando sin mentira a todos los mexicanos, desterrando el odio, propiciando la reconciliaciรณn nacional, รบnica base posible para encarar los viejos y nuevos problemas de este lugar entraรฑable y nuestro que escribe su nombre con la X. ~
Publicado en Reforma el 3/IX/23.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.