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Foto: Luis Barron/IPA via ZUMA Press

El ocaso del PRI que conocimos

El partido que consolidรณ el Mรฉxico del siglo XX a su voluntad ha perdido prรกcticamente todo, y no podrรก recuperar fuerza alguna si persiste en la negativa a confrontarse con su realidad.
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En 2012, el Partido Revolucionario Institucional se hacรญa con la Presidencia de la Repรบblica y con veinte de las treintaidรณs gubernaturas del paรญs. Habรญa vuelto despuรฉs del colapso de 2000 y estaba lejos de volverse a ir. O eso parecรญa.

El sexenio pintaba para ser un รฉxito. La oposiciรณn estaba dispuesta a colaborar: el PAN parecรญa cรณmodo de regresar a ser un partido de oposiciรณn y el PRD buscaba โ€œmodernizarseโ€. El PT y el Verde eran partidos bisagra que a nadie preocupaban y Andrรฉs Manuel se habรญa ido a su rancho, a cocinar su siguiente campaรฑa. Todos estaban dispuestos a bailar el ritmo que les tocaban en Los Pinos.

El PRI tenรญa control electoral sobre el territorio nacional y, con presupuestos locales, podรญa aceitar su mรกquina, tal como lo habรญa hecho por casi 70 aรฑos de hegemonรญa.

Lejos quedan esos tiempos. En la รบltima dรฉcada el PRI se ha desfigurado tanto que es irreconocible. Hoy, el partido que consolidรณ el Mรฉxico del siglo XX a su voluntad, que tuvo mayorรญa calificada hasta 1997 y que solo ha sido oposiciรณn durante 16 de los 93 aรฑos que tiene de vida, ha perdido prรกcticamente todo.

Perdieron la presidencia y encabezan apenas cuatro de las gubernaturas del paรญs. Aunque todavรญa gobiernan a 22 millones de personas, de perder el Estado de Mรฉxico el prรณximo aรฑo, como es previsible que suceda, gobernarรกn solo a 5 de los 127 millones de mexicanos. Su militancia se encogiรณ en 80%, sus negativos se mantienen en las encuestas electorales y no se han dedicado a pulir a ningรบn candidato para el 2024, como lo hicieron para 2012.

Frente a estos resultados, contrario a lo que dicta la tradiciรณn de renunciar, Alejandro Moreno, โ€œAlitoโ€, presidente nacional del partido, ya anunciรณ que no se va. Sostiene que la victoria aliancista en Durango fue un รฉxito rotundo y que le hagan como quieran.

Y si bien tiene razรณn en que no es responsable de la derrota en todas sus dimensiones, el PRI no podrรก recuperar fuerza electoral alguna si persiste en la negativa a confrontarse con su realidad. Porque con la presidencia nacional de โ€œAlitoโ€ no solo han perdido territorio: han perdido los pilares que alguna vez hicieron al PRI el partido mรกs poderoso de Amรฉrica Latina.

En primer lugar, han perdido disciplina. Recuerdo bien mis primeros dรญas como asesora en el Senado de la Repรบblica. Mientras los panistas se recriminaban unos a otros en tribuna y luchaban por destacar aunque fuera evidenciando a sus correligionarios, los priistas parecรญan un equipo profesional de futbol. Habรญa delanteros claros, defensas, un portero. No corrรญan todos tras la pelota, porque sabรญan que si esperaban les llegarรญa la gloria. Por muchos aรฑos el PRI funcionรณ asรญ, a partir de la rotaciรณn interna. La expectativa de pertenecer a la cรบpula en el poder mantenรญa disciplinados a los grupos. Hoy eso no existe. Tan no existe, que los exgobernadores que perdieron sus estados son promovidos como embajadores por el gobierno de Morena, y โ€œAlitoโ€ tuvo que amenazar con expulsar del partido a quienes votaran a favor de la reforma elรฉctrica del presidente (y aun con esa amenaza, hubo incertidumbre).

En segundo lugar, han perdido horizontalidad. Con la pรฉrdida de espacios de poder, la escasez ha vuelto al partido mรกs vertical. Por muchรญsimos aรฑos, el PRI fue el campeรณn de las diputaciones por mayorรญa. Concentraban su fuerza territorialmente. Ahora las negociaciones para elegir candidaturas tienen que ser palomeadas por โ€œAlitoโ€. El presidente nacional busca monopolizar la voz en el partido. Hace algunos dรญas vimos al cรณnclave de experimentados priistas pedirle su renuncia. El presidente del PRI se negรณ. Antes, el partido era mรกs importante que cualquier persona en lo individual, y entender eso les dio muchas victorias: hacer el pastel mรกs grande era mejor que aferrarse al รบltimo pedazo. Ya no.

En tercer lugar y tal vez de manera mรกs relevante, han perdido identidad y discurso. Si bien es cierto que el presidente Lรณpez Obrador marca la agenda del paรญs, poco ha hecho la gran mayorรญa de los partidos de oposiciรณn por mantener su identidad y volverla atractiva. La Alianza โ€œVa por Mรฉxicoโ€ les ha amarrado las manos narrativamente. El PAN no puede seรฑalar las corruptelas de Morena porque estรก asociado al PRI. El PRI no puede seรฑalar el conservadurismo del gobierno porque estรก asociado al PAN. Se juntaron para adoptar lo peor de cada uno. En vez de ser una alianza liberal y eficiente, en vez de quedarse con los tribunos del PAN y los funcionarios del PRI, nos hemos quedado con dos presidentes nacionales que han dejado de proponer, de definirse, de explicar su razรณn de ser para concentrarse รบnicamente en que no son Morena. En vez de insistir en que la Alianza congrega a los partidos que han aceptado jugar con las reglas de la democracia, buscan gubernaturas sin legado, sin propuesta, sin identidad. ยฟPor quรฉ vota hoy alguien que vota por la Alianza? Hasta ahora, solo por que no gane Morena.

Y cuando a Morena le dicen que es como el viejo PRI, al PRI le fallan los reflejos. No dice que el PRI habrรก pecado de autoritario, pero prometiรณ y consolidรณ diferentes modelos de paรญs. Cuando quiso ser un paรญs de trabajadores, hizo el Seguro Social y el Infonavit. Cuando quiso abrirse al mundo, firmรณ el tratado de libre comercio. Cuando prometiรณ democratizar al paรญs, estableciรณ el Tribunal Electoral y dio autonomรญa a la Corte. Cuando quiso fortalecer a la economรญa, negociรณ la modernizaciรณn del sector energรฉtico. Morena, a diferencia del PRI tradicional, no ha consolidado una sola instituciรณn para sustentar el paรญs que dijeron que nos darรญan.

El PRI, el partido al que le debemos la gran mayorรญa de las instituciones del Estado mexicano, el partido que apostรณ por la institucionalidad e incluso abusรณ de ella, hoy se permite proponer que los mexicanos portemos armas de fuego porque el Estado nos ha fallado. El partido que hizo al Estado mexicano renuncia a mantenerlo.

El PRI, el partido imbatible, estรก resignado a ganar popularidad con la excentricidad. Quรฉ lejos estรก la imagen de los priistas tan cรณmodos con el poder que intimidaban. โ€œAlitoโ€ dio su รบltima conferencia en un pรณdium en donde el logo de su partido apenas se distinguรญa entre los carteles que seรฑalaban las fallas en seguridad de Morena. Morena, Morena, Morena: los carteles rodeando al presidente nacional del PRI, necio con mantenerse como quinta o sexta, o sรฉptima fuerza polรญtica en el Congreso.

Espero equivocarme, pero creo que si la militancia acepta esta derrota, Alejandro Moreno serรก el รบltimo presidente nacional del PRI. Y va a ser muy difรญcil explicar a nuestros nietos que ese partido alguna vez tuvo el monopolio del poder en nuestro paรญs, y que esos que hoy se pelean por tan poco nos heredaron prรกcticamente todas las instituciones del Estado mexicano. Y digo que es una lรกstima porque, a pesar de no ser ni nunca haber sido priista, estoy dispuesta a reconocer que mucho de lo que hoy somos como paรญs se lo debemos a hombres y mujeres de Estado, a funcionarios pรบblicos inteligentes y comprometidos. Porque sรญ, de esos tambiรฉn alguna vez hubo en el PRI.

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Es economista, politรณloga y especialista en discurso. Directora de Discurseros, sc.


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