Imagen: Wikimedia Commons

La globalizaciĆ³n de la violencia

Entre 1990 y 2016, el nĆŗmero de muertos en conflictos armados en todo el mundo fue solo una fracciĆ³n de la cifra de homicidios, suicidios o accidentes con armas de fuego.
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En los primeros cinco meses de 2018, en Estados Unidos, el nĆŗmero de estudiantes asesinados en sus escuelas superĆ³ la cifra de soldados estadounidenses muertos en combate en ese mismo lapso: 27 jĆ³venes y cuatro adultos murieron en tiroteos en las escuelas y 13 soldados en el campo de batalla. La cifra no incluye los 29 militares que murieron accidentalmente en prĆ”cticas de entrenamiento, no por arma de fuego.

El dato, publicado en el Washington Post me estremeciĆ³ quizĆ” porque mis nietos estĆ”n en edad escolar pero tambiĆ©n me hizo dudar en la validez del comparativo. ĀæHasta quĆ© punto esta instantĆ”nea de cinco meses es reflejo de la realidad? ĀæSerĆ” cierto que las armas de fuego en manos de civiles son mĆ”s letales que las de los soldados en conflictos armados?

Mis dudas las resolviĆ³ un artĆ­culo publicado en el Ćŗltimo nĆŗmero de la prestigiada revista de la AsociaciĆ³n MĆ©dica estadounidense que reporta que en 2016, mĆ”s de un cuarto de millĆ³n de personas murieron en 195 paĆ­ses a causa de las mĆ”s de mil millones de armas de fuego que hoy estĆ”n en manos de la gente.

El reportaje de JAMA no incluye muertos en guerras, asesinatos masivos o ataques terroristas pero apunta que entre 1990 y 2016, el nĆŗmero de muertos en combate fue tan solo una mĆ­nima fracciĆ³n de la cifra de homicidios, suicidios o accidentes con armas de fuego.

Para ahondar mi malestar, leƭ tambiƩn que mƔs de la mitad de esas muertes ocurrieron en seis paƭses del continente americano. Brasil, Estados Unidos, MƩxico, Colombia, Venezuela y Guatemala.

La ausencia de Honduras y El Salvador en la lista de JAMA me sorprendiĆ³ porque en ambos paĆ­ses la tasa de homicidios es menor que en Brasil y Estados Unidos pero mayor que en los otros cuatro paĆ­ses mencionados en el artĆ­culo.

Otro de los hallazgos del estudio de JAMA es que en los paĆ­ses ricos como Australia, CanadĆ”, Alemania y Estados Unidos, el nĆŗmero suicidios con arma de fuego es mayor al de homicidios pero menor al de muertes accidentales. En EE UU donde habita el 4.3% de la poblaciĆ³n mundial el suicidio con arma de fuego representa el 35% de todos los suicidios en el mundo.

A los americanos, sobre todo a los jĆ³venes, los matan en escuelas, templos, centros de trabajo, centros nocturnos o parques pĆŗblicos. Pero la tasa de adultos mayores de edad, en su mayorĆ­a blancos, que se suicidan en sus casas es del doble que la de homicidios.

El estudio repite un dato que aunque para mi es obvio, su validez sigue siendo disputada por un sector muy amplio de la opiniĆ³n pĆŗblica en Estados Unidos. La diferencia entre los paĆ­ses en los que mĆ”s se respeta la vida y en los que mĆ”s se le desdeƱa, son los controles a la venta de armas. Mientras mĆ”s rigurosos son menores son las incidencias. En Singapur, por ejemplo, el riesgo de que alguien muera de un balazo es de 1 en un millĆ³n, y de 2 en un millĆ³n en JapĆ³n. En Estados Unidos la cifra es de 106 en un millĆ³n.

Las causas de la violencia varĆ­an de paĆ­s a paĆ­s al igual que la capacidad o incapacidad de los gobiernos para controlarla. Y si bien obedece a causas como el comercio ilĆ­cito de drogas, el consumo de alcohol, la falta de servicios de salud mental y de mecanismos de protecciĆ³n para mitigar la violencia domĆ©stica, la pobreza, la debilidad de las instituciones, la falta de profesionalizaciĆ³n de los cuerpos policĆ­acos o la corrupciĆ³n, el comĆŗn denominador es la creciente proliferaciĆ³n de armas de fuego en todos estos paĆ­ses, inclusive en aquellos donde existen mecanismos mĆ”s o menos rigurosos para controlar su venta.

En MĆ©xico, por ejemplo, la venta legal de armas es sumamente restringida pero el comercio ilegal es mayĆŗsculo. Considere por ejemplo que entre 2009 y 2014, mĆ”s del 70% de las armas incautadas por el gobierno mexicano fueron vendidas en Estados Unidos y transportadas ilegalmente a MĆ©xico. Se estima que anualmente 253 mil armas de fuego cruzan la frontera entre EE UU y MĆ©xico.

La conclusiĆ³n del estudio es clara: ā€œLas armas de fuego son un importante problema de salud pĆŗblica, y su costo social y econĆ³mico se extiende mĆ”s allĆ” de la inmediata pĆ©rdida de vidasā€. Lo que no queda nada claro es cĆ³mo solucionar el problema.

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