En polรญtica, en todas partes se cuecen habas. Sobre todo en atmรณsferas de polarizaciรณn polรญtica. El principal ingrediente del caldillo es la irracionalidad. Los votantes, en especial los que ocupan los extremos del abanico polรญtico, estรกn dispuestos a creer cualquier cosa que refuerce sus ideas preconcebidas y a rechazar cualquier argumento que las contradiga. En Mรฉxico hay muchos botones de muestra de la irracionalidad polรญtica en electores de todos los signos ideolรณgicos: entre ellos, las leyes que se aprobaron en un estado tras otro criminalizando a las mujeres que abortan; los que insisten en imposiciones y fraudes inexistentes y quienes equiparan la aplicaciรณn de la ley con la represiรณn.
La campaรฑa en los Estados Unidos, y el รบltimo debate presidencial, prueban que allรก tambiรฉn se cuecen habas: la derecha republicana sigue empecinada en afirmar que Barack Obama es un comunista embozado de origen extranjero, que pretende erigir un Estado gigantesco que usurparรก las libertades individuales.
Son muchos los ensayos y libros que han probado con cifras y encuestas que en cualquier democracia, muchos votantes son tan irracionales como los creyentes. El รบltimo –The Righteous Mind, un libro muy comentado de Jonathan Haidt, un profesor neoyorkino– asume esa irracionalidad. Su meta es explicar por quรฉ tantos abdican de la razรณn al votar y por quรฉ los republicanos han sido mucho mรกs eficaces para entender y utilizar los resortes emocionales de buena parte del electorado. (Aunque no hay necesidad de encuestas para identificar al polรญtico mexicano que ha apelado por aรฑos las emociones de su electorado, con notable รฉxito, serรญa interesante aplicar los cuestionarios en Mรฉxico y descubrir cuรกles son los mecanismos que mueven a nuestros votantes irracionales y en quรฉ partidos militan.)
Haidt echa mano de todas las disciplinas –desde la antropologรญa y la biologรญa hasta la sicologรญa moral– para demostrar que quienes han definido al hombre como sapiens y racional, estรกn equivocados. Los seres humanos, afirma, hemos sido desde el Neolรญtico, emocionales en primera instancia. Echamos a andar la razรณn despuรฉs de sentir, muchas veces la ponemos al servicio de nuestras emociones, y estamos mucho mรกs preocupados por apuntalar nuestra reputaciรณn que por la verdad. Los seres humanos somos, por lo demรกs, dice Haidt, dicotรณmicos: profundamente egoรญstas, pero capaces de la solidaridad recรญproca cuando nos conviene. Individualistas y grupales a la vez. Si todos llevamos un Neanderthal adentro, la pregunta es ¿quรฉ hacer con รฉl?
Jonathan Haidt propone, entre otras cosas, la empatรญa. Entender –como lo han hecho los republicanos con gran รฉxito polรญtico en los Estados Unidos– que no hay una sola moral vรกlida (la liberal –que asumen muchos demรณcratas– y que defiende la razรณn, la tolerancia y la libertad individual), sino varias. Entre ellas, la conservadora que ensalza el nacionalismo chauvinista, la lealtad, y el dominio de lo religioso, no solo en la vida diaria, sino en la polรญtica.
El problema es que esa empatรญa nunca serรก recรญproca y que la mezcla de la irracionalidad polรญtica con la ideologรญa, el nacionalismo y/o la religiรณn, siempre serรก explosiva. Las propuestas de Haidt suenan muy bien en el papel, pero son imposibles en la prรกctica. Podrรญamos invitarlo a Mรฉxico para que viera el encono y la parรกlisis polรญtica que genera la irracionalidad ideolรณgica, y pedirle que siga muy de cerca las รบltimas semanas de campaรฑa en su paรญs que se han centrado en ganar el voto decisivo de las vรญctimas perennes de la irracionalidad polรญtico-religiosa con la que รฉl quiere empatizar: las mujeres.
El candidato republicano Mitt Romney podrรญa contratar, para asesorarlo de รบltima hora, a Elba Esther Gordillo. A fin de cuentas, tuvo la misma ocurrencia que Romney en el รบltimo debate presidencial: culpar a las mujeres que trabajan del deterioro de la familia y, por ende, de la sociedad entera. Es difรญcil encontrarle sentido a las declaraciones de Gordillo, pero Romney ciertamente se equivocรณ, no solo en el terreno moral sino en el polรญtico. En una elecciรณn tan cerrada, el voto de las mujeres indecisas serรก definitivo. A pocas les ha gustado que el candidato republicano se haya negado a apoyar el mismo pago por un trabajo igual, sin importar si el empleado es hombre o mujer; que pretenda abolir las leyes que dan a los estados la capacidad de despenalizar el aborto y la obligaciรณn de los empleadores a incluir el acceso a los anticonceptivos en los seguros de salud.
Serรก interesante observar si las estadounidenses indecisas votan finalmente con la razรณn y apoyan sus derechos inalienables, o con las emociones y en contra de sus propios intereses.
(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)
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Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.