El opio de muchos intelectuales catalanistas no es el independentismo sino la superioridad moral. Los intelectuales โfinosโ del catalanismo (Puigverd, Juliana, etc) no apoyan la estrategia rupturista del procรฉs pero compran su relato del agravio. Desde una aparente distancia crรญtica y una elegancia, justifican los tropos y estereotipos mรกs burdos de Espaรฑa. En una reciente columna en La Vanguardia, Antoni Puigverd hablaba de que la cultura catalana puede ayudar a Espaรฑa a aceptar la diversidad: โIncluso la cultura espaรฑola, tradicionalmente reticente a aceptar la diversidad, tendrรก que acostumbrarse a ello.โ Despuรฉs de aรฑos de una tolerancia implรญcita con el procรฉs, de negar que el nacionalismo estaba fracturando la sociedad catalana, el catalanismo โfinoโ deberรญa reflexionar sobre su corresponsabilidad en el discurso nacionalista. Tan bien no ha debido gestionar la diversidad si se ha convertido en muchas ocasiones en aliado de un proyecto que buscaba acabar con la diversidad interna de Cataluรฑa.
Juliana, por su parte, es experto en analizar la estrategia polรญtica del nacionalismo. Es un analista fino y moderado. Sus artรญculos son narraciones sobre traiciones, pactos in extremis y tramas principescas en la corte. Detrรกs de estos anรกlisis, en cambio, hay a menudo una actitud entre victimista y de superioridad. Juliana escribiรณ el famoso editorial conjunto contra el Estatut en 2009, y en รฉl hablaba de valores bรกsicos de un Estado del Bienestar (que los ricos pagan mรกs que los pobres) como โesfuerzosโ que hace Cataluรฑa: โLos catalanes pagan sus impuestos (sin privilegio foral); contribuyen con su esfuerzo a la transferencia de rentas a la Espaรฑa mรกs pobre; afrontan la internacionalizaciรณn econรณmica sin los cuantiosos beneficios de la capitalidad del Estado; hablan una lengua con mayor fuelle demogrรกfico que el de varios idiomas oficiales en la Uniรณn Europea, una lengua que en vez de ser amada, resulta sometida tantas veces a obsesivo escrutinio por parte del espaรฑolismo oficial, y acatan las leyes, por supuesto, sin renunciar a su pacรญfica y probada capacidad de aguante cรญvico.โ Y esto era en un momento en el que no habรญa ni siquiera comenzado el procรฉs, ni la hoja de ruta independentista.
Algo similar ocurre con los supuestos polรญticos moderados del independentismo. Uno de ellos es Carles Campuzano, del PdeCAT. Es uno de los diputados del Congreso que mรกs iniciativas saca, y un polรญtico culto. Le interesan temas como el futuro del trabajo, la robotizaciรณn o la desigualdad, algo escaso en la polรญtica actual. Por eso se le coloca con los moderados. Una negociaciรณn con el independentismo ha de contar con su presencia, pero me resulta difรญcil blanquear la imagen de alguien que es capaz de hablar de โvoluntad de serโ de Cataluรฑa y de acusar a un polรญtico demรณcrata como Rivera de โfalangistaโ. Ciudadanos ha sido en ocasiones mรกs duro que el PP en el tema catalรกn, pero la acusaciรณn de falangismo es ignorante o profundamente malintencionada. Otro aparente moderado es Santi Vila, que simplemente por dimitir antes de la declaraciรณn de independencia ha sido dibujado como una alternativa moderada para recuperar el catalanismo pactista. Un mes antes de dimitir, Vila afirmรณ en un discurso incendiario que irรญa a la cรกrcel si hacรญa falta para defender la dignidad de la naciรณn catalana, โuna naciรณn que muchos en Espaรฑa dirรกn que no existeโ:
Este catalanismo perdonavidas mira con condescendencia hacia otras regiones de Espaรฑa, y su voluntad de diรกlogo tiene siempre algo de chantaje: soy la bisagra entre un golpe de Estado y un pacto fiscal. Cataluรฑa merece un trato diferencial simplemente porque si no lo obtiene se rebela. En la negociaciรณn polรญtica siempre hay concesiones, y Convergรจncia ha sido un aliado de muchos gobiernos del PP y el PSOE en la historia de la democracia; pero desde un punto de vista intelectual es una postura injusta y manipuladora.
Esta superioridad moral es un marco que ha comprado buena parte de la polรญtica espaรฑola. El umbral de aceptaciรณn con los partidos catalanistas es mucho mรกs alto que con partidos de otras comunidades o regiones. En un momento de intervenciรณn de la autonomรญa y polรญticos presos, es comprensible plegarse ante demandas de este sector aparentemente moderado para evitar la confrontaciรณn. Y, en general, no deberรญa haber vetos sobre con quiรฉn debe negociarse (salvo casos extremos). Pero eso no deberรญa servir para blanquear su imagen. Ser el menos radical de un grupo de exaltados no te convierte en alguien moderado.
Por Juan Claudio de Ramรณn, Elisa de la Nuez, Josรฉ Marรญa Mรบgica, Germรกn Teruel, Javier Tajadura, Francisco Sosa-Wagner, Mercedes Fuertes, Josรฉ Javier Olivas, Ignacio Gomรก y Francesc de Carreras.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).