Con mi solidaridad a los padres de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
No son estos tiempos propicios para la libertad. En casi todo el mundo estรก en repliegue, asediada por los fanatismos de la identidad (racial, religiosa, nacional, ideolรณgica). Pero, ante esos y otros adversarios, el repliegue debe ser temporal: para tomar fuerzas, para adquirir perspectiva histรณrica, para imaginar soluciones prรกcticas a las nuevas formas de opresiรณn y a los problemas ancestrales de marginaciรณn y pobreza que minan los fundamentos mismos de la sociedad abierta. Y algo mรกs debe hacer el pensamiento liberal: ejercer la autocrรญtica. Pero debemos porfiar en la libertad porque -como el aire- sรณlo se vuelve tangible, se palpa, cuando falta.
En esta ocasiรณn tan significativa para mรญ, quisiera ofrecer una reflexiรณn en torno al preocupante estado de la libertad en Mรฉxico (mi paรญs y puerto de libertad que abrigรณ a mi familia) y en Espaรฑa, naciรณn que inventรณ el sustantivo liberal y que desde 1978 ha sido vanguardia democrรกtica del orbe hispano, tierra que por razones de gratitud y admiraciรณn considero mรญa.
Dos fuerzas terribles y convergentes amenazan la libertad en Mรฉxico: la corrupciรณn y el crimen. Ambas hunden sus raรญces en la historia y no es este el lugar para explorarlas. Pero es un hecho doloroso que la democracia -que descentralizรณ el poder, que liberรณ las energรญas polรญticas y cรญvicas del mexicano- haya tenido el efecto centrรญfugo de alentar tambiรฉn a los poderes oscuros que ahora imponen su ley sangrienta en vastas zonas, ya intransitables, del paรญs. Hay fuerzas del bien que se les oponen, y son mayoritarias: las decenas de millones de mujeres y hombres que trabajan honestamente, y que esperan mejorรญas tangibles de las reformas que se han aprobado en los รกmbitos de la energรญa, la educaciรณn, las finanzas y las telecomunicaciones. De este infierno -la alianza del crimen organizado y la corrupciรณn polรญtica- no hay salida fรกcil: hay que vertebrar, casi desde el origen, un Estado de derecho que no solo respete y haga respetar las leyes y libertades, sino lo mรกs preciado: la vida misma. No sรฉ cuรกnto tiempo nos llevarรก la tarea. Tal vez una generaciรณn. Pero es una batalla que se va a ganar.
El respeto a la vida y el Estado de derecho me lleva a proponer una modesta reflexiรณn sobre Espaรฑa. Despuรฉs de una terrible guerra civil, despuรฉs de dรฉcadas de una fรฉrrea dictadura, Espaรฑa hizo un pacto consigo misma, un pacto de civilidad que provocรณ la admiraciรณn del mundo y -nunca lo olviden- fue el catalizador del cambio democrรกtico en Amรฉrica Latina. La civilidad a la que me refiero no es algo abstracto: se manifiesta, precisamente, en el respeto a la vida individual que en Espaรฑa se advierte en hechos aparentemente nimios como la indignaciรณn ante cualquier crimen pasional que llega a las primeras pรกginas de los diarios. Esa consideraciรณn por la vida (que, trรกgica y vergonzosamente, no existe en Mรฉxico) es el cimiento imprescindible de una sociedad abierta y moderna. Contra todo pronรณstico, Espaรฑa se volviรณ esa sociedad moderna y abierta. En esta severa crisis, Espaรฑa no puede cerrar los ojos al milagro de civilidad democrรกtica que ella misma construyรณ y que le permitiรณ dar un salto histรณrico en todos los รณrdenes.
Al hacer el encomio de la civilidad en Espaรฑa, al recordar aquel pacto, no cierro los ojos, en absoluto, a los escรกndalos de corrupciรณn. Tampoco ignoro el despilfarro de riqueza, las malas administraciones, los sacrificios inmensos, los millones de desempleados, y el desaliento que todo ello provoca. Pero es mi deber de amigo advertir los riesgos del populismo que veo crecer en Espaรฑa, sobre todo entre la gente joven. Ya vimos en la Argentina peronista esa pelรญcula. Y la seguimos viendo, en tiempo real, en Venezuela, uno de los paรญses petroleros mรกs ricos del mundo, empobrecido por el chavismo. A ese horror -hecho de humo y mentira- lleva el populismo. Destruye por generaciones la nociรณn misma de civilidad, instaura el culto a la personalidad, empobrece a las naciones, envilece la vida pรบblica y parte en dos mitades irreconciliables a la sociedad. La sensatez, en Espaรฑa, debe privar sobre la desesperaciรณn. Es la batalla definitiva por la libertad.
Versiรณn del discurso con ocasiรณn del "Premio FAES de la Libertad", Madrid, 16 de octubre de 2014.
(Reforma, 26 octubre 2014)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.