PaƱuelo verde en la Suprema Corte
ProtoplasmaKid, CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons

PaƱuelo verde en la Suprema Corte

La reciente decisiĆ³n de la SCJN es un hito en la historia de las luchas por los derechos de la mujer. Aun asĆ­, el feminismo mexicano debe aprestarse a una larga batalla por consolidar un logro histĆ³rico pero frĆ”gil.
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Si comparamos a MĆ©xico con otros paĆ­ses de AmĆ©rica Latina, en lugar de hacerlo con sus vecinos del norte o con Europa occidental, encontraremos que la discusiĆ³n sobre la interrupciĆ³n voluntaria del embarazo cuenta con un primer logro en una fecha tan temprana como 1931, aƱo de la aprobaciĆ³n del CĆ³digo Penal para el Distrito Federal, en el cual se despenalizĆ³ el aborto en casos de violaciĆ³n o cuando peligrara la vida de la mujer. La lucha por la legalizaciĆ³n del aborto continuarĆ­a por dĆ©cadas hasta su aprobaciĆ³n en cuatro entidades federales: Ciudad de MĆ©xico (2007), Oaxaca (2019), Veracruz (2021) e Hidalgo (2021). Si bien esta naciĆ³n se encuentra a la zaga de Uruguay, Cuba y Argentina, no cuenta con las legislaciones absolutamente restrictivas de El Salvador, Honduras, RepĆŗblica Dominicana, HaitĆ­ y Nicaragua. Incluso, puede considerarse un paĆ­s adelantado en la materia al lado de Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador o Chile.

La reciente decisiĆ³n de la Suprema Corte de Justicia de MĆ©xico es un hito en la historia de las luchas por los derechos de la mujer. Constituye una victoria para el feminismo, que ha hecho del cuerpo y la sexualidad uno de sus temas centrales de cara al activismo en el siglo XXI, al abrirse la puerta a la legalizaciĆ³n del aborto a lo largo y ancho de MĆ©xico. Se han tomado en cuenta los argumentos sobre los peligros que corre la salud de las mujeres en el contexto del aborto clandestino, en especial cuando pertenecen a los estratos mĆ”s pobres. Con su decisiĆ³n, la Corte reconoce el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y la obligaciĆ³n estatal de incluir la interrupciĆ³n voluntaria del embarazo en los servicios de salud pĆŗblica. Toca al parlamento hacer lo propio para que se convierta en legislaciĆ³n federal la materia de la sentencia; por sobre todo, es necesaria una polĆ­tica integral en materia de salud reproductiva que no se circunscriba al aborto sino que apoye a las mujeres en cuanto al libre y responsable manejo de su propio cuerpo y sexualidad. Asimismo, queda un camino largo por recorrer en las legislaturas estatales.

Lo ocurrido demuestra una progresiva liberalizaciĆ³n de los valores, reflejada en la cĆŗpula del Estado. Se ha impuesto el criterio de la ciencia respecto al nĆŗmero de semanas que permiten la viabilidad del aborto, en lugar de privar la discusiĆ³n meramente ideolĆ³gica sobre la sacralidad de la vida, en el contexto de un paĆ­s con altos Ć­ndices de violencia de gĆ©nero, trabajo infantil y pobreza.

En este terreno comĆŗn pueden dirimir sus diferencias de fondo las feministas de inspiraciĆ³n liberal ā€“convencidas de que ningĆŗn individuo debe ser sacrificado en funciĆ³n de interĆ©s colectivo alguno y promotoras de posturas universalistas relativas a los derechos humanosā€“ y las partidarias del feminismo situado, enraizado en las diferencias raciales, sociales y culturales. TambiĆ©n militantes de diversas corrientes polĆ­ticas; de hecho, la senadora XĆ³chitl GĆ”lvez, de AcciĆ³n Nacional, respalda el aborto, a contrapelo de la posiciĆ³n oficial de su organizaciĆ³n.

La uniĆ³n de las distintas corrientes del feminismo en torno al aborto es esencial en AmĆ©rica Latina, una regiĆ³n donde partidos polĆ­ticos de distintos signos ideolĆ³gicos establecen alianzas con las iglesias evangĆ©licas o se casan con los principios conservadores de la iglesia catĆ³lica en cuanto a la salud sexual y reproductiva. No solamente la derecha se opone al aborto. Los ejemplos de Venezuela y Nicaragua, gobernados por una izquierda relacionada con grupos religiosos, ilustran muy bien esta afirmaciĆ³n, al igual que el actual presidente del PerĆŗ, Pedro Castillo. No deben olvidarse las alianzas del Partido de los Trabajadores (Brasil) con sectores de las iglesias evangĆ©licas ni las de Morena, actualmente en el poder en MĆ©xico, con el Partido Encuentro Social. Las bases sociales latinoamericanas pueden ser sumamente conservadoras en estos temas, tal como lo han demostrado, por ejemplo, los partidarios del boliviano Evo Morales. Este es un inconveniente nada menor, pues se trata de una amplĆ­sima franja del voto popular.

En caso de lograrse la legislaciĆ³n y las polĆ­ticas pĆŗblicas en favor del aborto en toda la repĆŗblica, la lucha por su perdurabilidad en el tiempo es clave. Las mujeres en Polonia estĆ”n luchando por su derecho al aborto luego de haberlo conseguido en el siglo pasado, en vista del ascenso de los nacionalistas conservadores al poder. El caso del estado de Texas, en el paĆ­s vecino, ejemplifica los vaivenes a los que estĆ” sujeta la legalidad de la interrupciĆ³n voluntaria del embarazo: la llamada Ley de Texas solo permite los abortos hasta las seis semanas de gestaciĆ³n. El gobernador Gregg Abbot promueve una agenda regresiva, apoyada por sus seguidores, en la lĆ­nea del exitoso conservadurismo de Donald Trump. AsĆ­ como ha ocurrido en otros paĆ­ses, puede ocurrir en MĆ©xico si no se establecen los consensos necesarios para proteger avances como el que propicia la sentencia de la Suprema Corte. Las mujeres de los partidos polĆ­ticos deben ser las primeras en lograr acuerdos al respecto y librar las batallas necesarias, incluso frente a otras mujeres con posiciones de poder que rechazan el aborto.

No es fĆ”cil lidiar polĆ­ticamente con la diferencia de criterio en temas tan polĆ©micos y delicados, pero es indispensable hacerlo. La ola antidemocrĆ”tica que caracteriza al mundo de hoy recusa los derechos individuales o, para expresarlo en el lenguaje del feminismo decolonial y posestructuralista, quiere controlar los cuerpos que viven, sienten y sufren la opresiĆ³n. Los autoritarios de todo pelaje poseen un olfato privilegiado para aprovecharse del sentimiento de temor generalizado y de rechazo a la democracia que sacude a la polĆ­tica internacional. El feminismo mexicano y cada ciudadano o ciudadana consciente de esta situaciĆ³n debe aprestarse a una larga batalla por consolidar un logro histĆ³rico pero frĆ”gil.

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Escritora y profesora universitaria venezolana. Su Ćŗltimo libro es Casa Ciudad (cuentos). Reside en la Ciudad de MĆ©xico.


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