¿Para qué son las encuestas de salida?

Las encuestas de salida recaban información sobre el voto efectuado durante la jornada electoral. Además, permiten conocer el perfil de los votantes y aportan elementos para contar la historia de una elección.
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De acuerdo con el INE, una encuesta de salida es aquella que se realiza el día de la jornada electoral al pie de la casilla, mediante un cuestionario que se aplica a la ciudadanía inmediatamente después de haber emitido su voto. A diferencia de las encuestas que se realizan antes de la jornada electoral, las de salida buscan recabar información respecto a quién le otorgó el elector su voto. 

De acuerdo con Wikipedia, la paternidad de las encuestas de salida se le atribuye a Marcel van Dam, un político y sociólogo holandés que afirmaba haber sido el primero en aplicarlas durante las elecciones legislativas holandesas del 15 de febrero de 1967. Otras fuentes dicen que fue Warren Mitofsky, un encuestador estadounidense quien realizó la primera encuesta de salida, para CBS, en 1972.

El valioso potencial mediático de las encuestas de salida hizo que pronto cada una de las principales cadenas de televisión en Estados Unidos recopilara sus propios datos, aunque después, con el fin de ahorrar, empezaron a ser realizadas por una sola empresa. Entre 1989 y 1992 las hizo un consorcio llamado Voter Research & Surveys (VRS), que se convirtió en Voter News Service (VNS) y condujo las encuestas de salida de 1993 a 2002. En 2003, ABC, CBS, CNN, FOX, NBC y AP formaron el National Election Pool (NEP). A partir de 2017, el National Election Pool (NEP) está compuesto por ABC, CBS, CNN y NBC. 

Todas las encuestas de salida desde 2003 han sido realizadas por Edison Research para el NEP. Esto permite que cada cadena de televisión pueda hacer sus propios análisis y modelos estadísticos.  

En México, el primer intento de encuesta de salida se dio durante la elección de 1988, cuando Gallup y el Instituto Mexicano de Opinión Pública expusieron su interés ante la Comisión Electoral Federal. Esta les negó el permiso argumentando que una encuesta de salida violaría el artículo 41 constitucional, que establece que las personas tienen derecho a votar en secreto. Un año después, en 1989, se realizó la primera encuesta de salida, curiosamente, para la primera alternancia en México, en la gobernatura del estado de Baja California. 

En 1991, Televisa contrató a Gallup para elecciones de Congreso y para cuando, en 1994, la CIRT pidió los servicios de Mitofsky International, Beltrán y Consulta, las exit polls empezaron a demostrar que eran un indicador anticipado y confiable del resultado de una elección. En 2000, con la victoria de Fox, las encuestas de salida patrocinadas por los medios contribuyeron a la estabilidad del país en la noche de las elecciones, al proyectar correctamente, y de manera oportuna, la victoria del retador. Aunque nada contribuyó tanto a la estabilidad como el mensaje que hiciera Ernesto Zedillo a las 23:10 hrs., anunciando que Fox era el ganador. 

En sentido opuesto, en 2006 las encuestas de salida fueron una de las principales fuente de encono y confusión la noche de las elecciones, debido a que la diferencia entre el primer y segundo lugar fue sumamente cerrada. 

De entonces a la fecha los encuestadores nos hemos dado a la tarea de revisar nuestros modelos estadísticos para hacer proyecciones. Actualmente, la tendencia es echar mano de datos adicionales a los que se levantan en la encuesta de salida, como datos históricos de votación, participación en votaciones anteriores, entre otros, para hacer las proyecciones.   

Actualmente, de acuerdo con el Reglamento de Elecciones, quienes pretendan realizar cualquier encuesta de salida o conteo rápido deben dar aviso por escrito al INE a más tardar diez días antes que se lleve a cabo la jornada electoral. Las encuestas de salida pueden publicarse desde el cierre oficial de las casillas (20 hrs.) hasta tres días hábiles después de la jornada electoral correspondiente. 

En México, en las encuestas de salida, típicamente se pregunta:

  • Cómo votó el encuestado en la elección.
  • Una variedad de actitudes mantenidas por el votante, tales como los asuntos que fueron importantes para determinar su voto y su afiliación partidista.
  • Las características demográficas del votante, como su edad, sexo, raza y nivel de educación.

Las encuestas de salida son un instrumento importante porque no solo permiten conocer el perfil de los votantes reales (los que sí acudieron a las urnas), sino que aportan elementos para contar la historia de una elección. Las encuestas de salida arrojan información valiosa, pero sus resultados nunca están por encima del conteo rápido, el PREP o los resultados electorales. 

Un complemento de las encuestas de salida son los conteos rápidos, que se realizan a partir de la misma muestra de secciones electorales seleccionadas para llevar a cabo las encuestas de salida. Los encuestadores, una vez que han cerrado las secciones electorales y se han contado los votos, recopilan los resultados electorales publicados en las sábanas y las transmiten al centro de acopio de cada casa encuestadora. Por lo general, los conteos rápidos son más precisos que las encuestas de salida, debido a que consideran resultados electorales reales en cada casilla electoral.

El papel de las encuestadoras es el de ser aliadas de la democracia. La observamos para dar con los elementos que nos permiten descifrarnos mejor como electores, pero jamás usamos nuestra información para el mal o para crear incertidumbre y desestabilizar las decisiones de la autoridad electoral. Todos los que trabajamos en esta industria tenemos un gran reto que cumplir el próximo 1 de julio.

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Politólogo apasionado, creyente de la metodología por encuestas. Director General de la firma de opinión pública Defoe


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