Los graduados en periodismo podrán ser profesores interinos de lengua castellana y literatura en los centros no universitarios de Aragón. Para ello tendrán que haber cursado el Máster oficial de profesorado en la especialidad de lengua y literatura. El Departamento de lingüística y literaturas hispánicas de la Universidad de Zaragoza ha emitido un comunicado que critica esta decisión, recogida en una resolución del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón.
La principal cuestión es la formación. Se puede obtener el grado en Periodismo cursando 12 créditos obligatorios en lengua española y ni una hora de formación en literatura. Ya es discutible que los titulados en periodismo pudieran hacer el máster en la especialidad sin otro requisito. Suponemos que, como la mayoría de ellos sabe hablar y escribir español más o menos correctamente, están en condiciones de dar clase en centros públicos (sin pasar por una oposición, como ocurría antes). En Periodismo no se estudian historia de la lengua, fonética, fonología, sintaxis, semántica, pragmática. No se da latín, no se estudia literatura. Tampoco se adquieren nociones de cómo enseñar español a personas de lengua extranjera, algo que puede venir a mano cuando hay alumnado inmigrante. La diferencia en formación tiene dos efectos: por un lado, el agravio comparativo (18 créditos de los graduados en Periodismo, incluyendo los del máster, equivalen a 180 en filología); por otro, y de manera más decisiva, una rebaja de la exigencia de capacitación de los docentes y por tanto de la calidad de la educación.
Por supuesto, se puede hablar de restricción de la competencia y espíritu corporativo: ya decía Robert Conquest que todo el mundo es conservador con respecto a aquello que conoce bien; yo conozco el plan de estudios de filología y conozco periodistas: incluso los leo. Hay muchos periodistas excelentes; ninguno gracias a su formación académica, que no prepara para ser periodista (una actividad práctica) y no digamos profesor de lengua. Esta especie de aprobado general se produce mientras lloriqueamos por el estado de la educación y exigimos calidad del profesorado, reivindicamos la cultura del esfuerzo (o sea cero horas de formación en literatura para dar clase de literatura) y la educación pública, o escuchamos monsergas sobre el pensamiento crítico (en la izquierda) y la competitividad (en la derecha).
El argumento principal es que hay problemas para cubrir plazas, aunque por alguna razón no se permite a los periodistas enseñar historia, economía, matemáticas o biología, cuando a fin de cuentas todos tenemos un pasado y hacemos la compra y la digestión. Quizá el nivel ha bajado tanto que hasta los periodistas pueden dar clase, y además si surgen dudas casi todo lo puedes encontrar en Google o Chat GPT.
Publicado originalmente en El Periódico de Aragón.