La supervivencia de la democracia mexicana depende ahora, en no poca medida, de la defensa de la verdad. Ese fue el propรณsito del ensayo “El presidente historiador” (Letras Libres, enero de 2019), en el que examinรฉ los libros de historia que ha escrito Lรณpez Obrador, en particular El poder en el trรณpico (su meritoria historia de Tabasco, comenzada hace mรกs de tres dรฉcadas y finalmente reunida en 2015) y Neoporfirismo. Hoy como ayer (una historia crรญtica del porfiriato, publicada en 2014). En ese mismo sentido, quiero centrarme en un tema muy especรญfico: la periodizaciรณn de la democracia mexicana segรบn Lรณpez Obrador. Creo que estรก equivocada.
Tras mencionar apenas la lucha armada, Neoporfirismo. Hoy como ayer aprueba someramente la obra institucional de los primeros presidentes posrevolucionarios. Declara que el mejor de todos es Lรกzaro Cรกrdenas. Alude a los posteriores (de 1946 a 1982): “Pocos cumplieron con su deber. La mayorรญa se alejรณ de la moral republicana. Unos se enfermaron de ostentaciรณn y derroche, y otros de plano se dedicaron al saqueo del erario”. Todos pertenecรญan al PRI, sistema que describe con una fรณrmula extraรญda de Gabriel Zaid (a quien no cita): “administrar la corrupciรณn y la impunidad para comprar lealtades”. En el epรญlogo del libro, Lรณpez Obrador sostenรญa que el sistema polรญtico seguรญa intacto. En resumidas cuentas, nada habรญa cambiado desde Madero: “la democracia sigue siendo una demanda que espera el momento de concretarse”. Ese “momento de concretarse” no podรญa ser otro que su triunfo electoral en 2018.
Esa visiรณn esquemรกtica del siglo XX no obedece a una bรบsqueda de la verdad histรณrica sino al objetivo polรญtico de identificar la etapa neoliberal con la porfirista en las tres dimensiones cardinales: econรณmica, social y polรญtica. En la obra de Daniel Cosรญo Villegas (el historiador que Lรณpez Obrador admira sobre todos, y cuyos libros sustentan buena parte de su obra) hay elementos de sobra para refutar la equiparaciรณn de conjunto. Si de paralelos se trata, los gobiernos recientes (populistas y neoliberales) palidecen frente al progreso material en tiempos de Porfirio Dรญaz. Inversamente, y a despecho de los viejos y nuevos problemas que siguen gravitando sobre las mayorรญas mexicanas, la obra social construida desde 1920 hasta hoy es marcadamente superior a la porfiriana. En cuanto al รกmbito polรญtico, es imposible negar que โcon todos sus vicios y limitacionesโ los progresos democrรกticos de Mรฉxico en las dรฉcadas recientes marcan una diferencia abismal con la era de don Porfirio y la de su sucesora inmediata, la “revoluciรณn hecha gobierno”.
ยฟCuรกl es el origen del sesgo? Lรณpez Obrador dio comienzo a su carrera polรญtica en tiempos de Echeverrรญa. Habรญa pasado el 68 y la matanza del 10 de junio de 1971. Permaneciรณ en el PRI durante los sexenios de Lรณpez Portillo y Miguel de la Madrid. Dejรณ de pertenecer a รฉl despuรฉs de las elecciones presidenciales de 1988. El libro se permite una crรญtica radical del PRI, pero omite esos importantes datos autobiogrรกficos: el presidente formรณ parte del sistema que critica.
Dada la inmensa relevancia de Lรณpez Obrador en la arena nacional en este siglo y, sobre todo, su poder actual derivado de las urnas, la omisiรณn puede derivar en una versiรณn equivocada e injusta de la historia. La democracia mexicana no “se concretรณ” el 1 de julio de 2018. El 1 de julio fue un capรญtulo mรกs de una historia que โen su etapa contemporรกneaโ comenzรณ en el movimiento estudiantil de 1968 y continuรณ por largos aรฑos hasta concretarse en la alternancia del aรฑo de 1997 cuando, tras las elecciones llevadas a cabo por el IFE, el PRI perdiรณ la mayorรญa en la Cรกmara de Diputados y Cuauhtรฉmoc Cรกrdenas triunfรณ en las elecciones para jefe de Gobierno del DF. En esa batalla intervinieron diversos protagonistas individuales y colectivos: periรณdicos, revistas, intelectuales, artistas, escritores, acadรฉmicos, sindicatos, grupos de la sociedad civil, partidos y polรญticos de oposiciรณn. Muchos murieron en ella, por ella, y otros siguen vivos. Y en esa batalla, al menos hasta 1988, no intervino Lรณpez Obrador.
Su victoria en 2018 ocurriรณ en el marco de las leyes e instituciones de la democracia por la que muchos luchamos desde 1968 y que hemos venido construyendo desde 1997. Negar no solo la pluralidad de quienes libraron esa batalla sino su existencia es una mentira histรณrica. Ojalรก el presidente evite que se convierta en la historia oficial.
(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.