Este lunes, el presidente del gobierno concedió una entrevista a Antonio García Ferreras en Al rojo vivo, el programa de La Sexta. Es un buen ejemplo de su extraña combinación de institucionalidad forzada y lenguaje informal “canallita”. A continuación, un repaso a algunas de sus declaraciones.
“Hemos llegado a una ley valiente, reparadora y constitucional.” “Estoy convencido de que esta ley de amnistía va a salir adelante y va a ser constitucional.” “Hemos alcanzado un acuerdo plenamente constitucional y alineado con el derecho europeo.” “La norma va a salir adelante y va a ser cien por cien constitucional.”
Constitucional, constitucional, constitucional. Si tienes que recordar constantemente que lo que haces es legal, quizá es porque estás jugando en los límites de la legalidad. Es como ser taxista y decirle a tus clientes: yo no me salto los semáforos en rojo. Ya, ok, es que ese es tu trabajo. El debate sobre la constitucionalidad o no de la amnistía es fútil: la derecha debería abandonarlo. El problema de la ley de amnistía es más político que jurídico. La insistencia del presidente en la constitucionalidad de la ley sirve para ocultar que puede ser enormemente dañina incluso siendo constitucional.
“Hoy Cataluña está mejor que en el año 2017.” “No queremos volver a 2017.” “Lo más relevante es que vamos a dar carpetazo a una situación que llevamos siete años sufriendo.”
Mejor significa que han ganado los independentistas. La solución a un conflicto no es darle a quienes lo iniciaron todo lo que piden. Porque aunque los independentistas de Junts tumbaron la ley porque querían que fuera más “amplia”, han obtenido mucho más de lo que imaginaban. No solo han obtenido concesiones importantes, también ha ganado su relato: en 2017, la culpa fue del Estado, que ahora le pide perdón.
“Si Feijóo no dependiera de Vox, estaría aprobando una amnistía con el apoyo de Junts.”
Es un argumento extraño. Si la amnistía es buena para la convivencia y el futuro del país, ¿por qué parece como si no fuera más que una transacción a cambio de unos votos? Lo que sugiere es que si el líder de la oposición estuviera en su lugar, sería igual de cínico que él. También puede responderse con la máxima de Christopher Hitchens: “Lo que se afirma sin pruebas se puede descartar sin pruebas”
“La amnistía para el PP es la cortina de humo para votar contra medidas sociales.”
Normalmente las cortinas de humo las crea quien gobierna, que es quien tiene motivos para ocultar algo.
“Venimos de un gobierno que empleó medios parapoliciales para hacer la guerra a sus adversarios políticos.”
Esto es verdad. Es conocida la relación de Jorge Fernández Díaz con el comisario Villarejo. También es conocida la relación del comisario con figuras importantes del PSOE de Sánchez. Justo esta semana Ignacio Stampa, uno de los fiscales anticorrupción que metió en la cárcel al comisario Villarejo, publica un libro contando su experiencia. La exfiscal general Dolores Delgado (recordemos: antes fue ministra de justicia del gobierno de Sánchez), que tenía vínculos con Villarejo y es pareja del juez Garzón (condenado por prevaricación, también conocido de Villarejo y, sobre todo, miembro de un bufete que representa a uno de los implicados en el caso Villarejo), maniobró para que no siguiera en su cargo.
“La ‘fachosfera’ existe y huele a naftalina.”
Es un comentario de tuitero sobrepolitizado sin carisma, que repite ideas recibidas y dice cosas tan originales como “señoros”. No es el comentario de un presidente, pero a estas alturas pedirle al gobierno que tenga un mensaje institucional (cuando confunde intencionadamente lo institucional, lo gubernamental y lo partidista) es ingenuo y provoca melancolía. Hizo comentarios parecidos: dijo que a la “fachosfera” le hubiera gustado más que la canción que lleva España al festival de Eurovisión no fuera “Zorra”, del duo Nebulossa, sino el “Cara al sol”.
“Lo que yo heredé fue la mayor crisis administrativa y territorial.”
El argumento, de nuevo, de que los verdaderos culpables del procés no son sus perpetradores sino el gobierno de entonces, presidido por Mariano Rajoy, por “dejarse hacer”.
“Constitucionalmente, es inviable hacer un referéndum de segregación de una parte de España.” “Es cierto. He cambiado de posición sobre la ley de amnistía.” “Un referéndum es inconstitucional.”
Estas tres frases se explican por sí solas. Palabra del presidente.
“Las propuestas de la derecha y la ultraderecha son un estado de excepción permanente.”
Es un truco retórico común en el gobierno: acusar al adversario de lo que uno hace. Sánchez es el presidente de la “excepcionalidad”: por su abuso de los decretos ley (una herramienta para las “emergencias”), su retórica de urgencia moral que justificaba todo, sus excesos durante la pandemia (utilizando la ley mordaza).
“Este país solo puede gobernarse si se reconocen el pluralismo político y la diversidad territorial de España.”
Es extraño que hable de “pluralismo político” el presidente que se enorgullece de haber levantado un muro frente a la oposición, el que dice “somos más” después de las elecciones (a pesar de no ser el más votado), el que gobierna con decretos ley para no pasar por el parlamento, el presidente que más ha hecho por la opacidad de su gobierno.
“Gobernar España es apasionante pero complejo.”
Ya imagino, sí.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).