The Best Of: El procés

La conferencia de Torra, donde supuestamente iba a dibujar la nueva hoja de ruta independentista, fue una sucesión de clichés independentistas y frases de autoayuda.
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Vías de acción republicana. Pueblo constituyente. Soberanía. Organización, coordinación, resistencia. Empoderamiento popular. Sumar fuerzas. Pueblo unido contra el fascismo. O libertad, o libertad. Máscaras de la transición. Republicanismo. Cosmopolitismo. Bilateral. La charla de Quim Torra en el Teatre Nacional de Catalunya fue una nube de conceptos procesistas. A pesar de que afirmó que no iba a ser “una protesta sino una propuesta”, fue simplemente una sucesión de clichés independentistas, épica y rebeldía de cartón piedra y el sentimentalismo kitsch típico del supremacismo catalán. Citar a Kennedy, Mandela, Martin Luther King es la mejor pista para detectar a quien nunca actuará como Kennedy, Mandela, Martin Luther King.

Torra habló del “futuro de nuestra gran nación”, de “victorias internacionales, jurídicas y políticas”, dijo que la causa del independentismo en el extranjero estaba más fuerte que nunca, y pidió a todos los “demócratas” de Cataluña y España que salieran a la calle en una “marcha por los derechos civiles”, que “desbordaran” la Diagonal. A estos últimos, a los “demócratas” no independentistas, les apeló en castellano y les prometió que no habría “vencedores ni vencidos”, sino “una victoria compartida”. Es una frase siniestra. Sugiere, en cierto modo, que cuando venzan no habrá represión para quienes se unan su causa ahora. Luego dijo que el independentismo está “a favor de la gente, en contra de ninguno”.

Habló, como siempre, de un sol poble e intentó demostrar que la mayoría de los catalanes apoyan la independencia porque apoyan un referéndum, critican la represión del 1 de octubre y dicen que la monarquía no les representa. Y amenazó con no acatar las decisiones judiciales en el juicio a los políticos presos, pero no especificó cómo lo haría. Los presos están en cárceles catalanas, dependen de Serveis Penitenciaris. ¿Insinúa que les sacará de la cárcel? Es obvio que no lo hará. Como dijo la portavoz del Govern tras la conferencia de Torra, hablar de desobedecer la sentencia del 1-O “és una manera política de parlar”.

Torrá denominó el proceso judicial “causa general”, una referencia a la “Causa general instruida por el Ministerio Fiscal sobre la dominación roja en España”, el proceso de represión franquista tras la guerra civil. A la independencia, en cambio, la denominó “causa justa”, que es como se conoce a la teoría política que afirma que una secesión es legítima si se violan los derechos humanos.

A juzgar por su discurso, cercano a veces a una homilía, el procés es hoy solo un relato de autoayuda. Explota el victimismo y la nostalgia de la represión del otoño pasado y pide al pueblo que no se desanime. Quebec y Escocia, dijo Torra, no se desanimaron tras perder el referéndum. Es difícil no ver en esto una resignación y un derrotismo, a pesar de que la intención era justamente la contraria.

Como dice Laura Fàbregas, “la única salida de Torra es parapetarse detrás de la ciudadanía, y por eso también en su última intervención de este martes ha apelado a la movilización constante en las calles.” En un momento dado, dijo que se pondría “a disposición del pueblo”. Como dice Lola García dice en La Vanguardia, lo mismo puede interpretarse como una cuestión de confianza, una mera declaración, una eventual dimisión o, lo más probable, una convocatoria electoral.” Ocurra lo que ocurra, tiene que resultar interesante para sus seguidores. Lo peor que le puede pasar al procés es aburrir.

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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