Las elecciones del 12 de diciembre en el Reino Unido (RU) serรกn cruciales para decidir el principio del fin del referรฉndum de 2016 sobre permanecer o no en la Uniรณn Europea (UE). Pero tambiรฉn definirรกn el tipo de paรญs al que aspira el RU. La elecciรณn ocurre en el contexto de diez aรฑos de austeridad que recortaron los presupuestos para instituciones pรบblicas y afectaron la seguridad social para mantener la vida ciudadana en condiciones habitables. Desde la crisis del 2008 la brecha entre ricos y pobres es un abismo que deja a muchos literalmente en la calle. Los ingleses estรกn desilusionados ante las debilidades de un sistema social al borde del colapso. Brexit es la cereza del pastel envenenado.
Fintan OยดToole en The Irish Times (12/7/19) y Andrew Rawnsley en The Observer (12/8/19) coinciden en que, a pesar de la desconfianza, del historial polรญtico de Boris Johnson, de su ineficacia al frente del ministerio de relaciones exterior britรกnico durante el aciago mandato de Theresa May y de que cuando habla sobre honestidad en la televisiรณn el pรบblico se rรญe, el rechazo hacia el lรญder del Partido Laborista es mรกs poderoso. Nadie quiere a Jeremy Corbyn.
Uno se pregunta cuรกl es la razรณn. Sus promesas de campaรฑa son justas y necesarias. Los diez aรฑos de austeridad dictada por instituciones como el Fondo Monetario y el Banco Internacional contuvieron la crisis de 2008, pero trajeron consigo un caudal de sacrificios que prescindieron del ciudadano en favor de intereses bancarios y de servicios. La aspiraciรณn de las medidas de austeridad es un estado que ofrezca beneficios fiscales y que junto, con el Servicio de Salud Pรบblica (National Health Service o NHS), conceda lo que Trump exija.
La propuesta de Corbyn consiste en un plan radical. Un vasto programa de nacionalizaciones forma parte del paquete. Corbyn seรฑala la escandalosa incompetencia del partido en el gobierno desde hace tres administraciones y defiende impuestos que deben pagarse mรกs equilibradamente, que deben sostener un sistema pรบblico (salud, educaciรณn, transporte) eficiente y digno.
El contraste entre ambos candidatos es profundo. Uno representa a la tribu euroescรฉptica y el otro a un conglomerado cuyos votos pueden favorecer al candidato menos esperado. A diferencia de los conservadores, los laboristas no han logrado reunir a en torno a sรญ a la tribu correspondiente, millones de votantes que, como en 1997, pueden decidir un voto estratรฉgico. Algunos podrรญan favorecer a Bojo para impedir que Corbyn se mude al nรบmero 10 de Downing Street. Otros votarรกn por Corbyn con la convicciรณn de que un sistema mรกs justo es posible, mientras otros mรกs lo harรกn porque desean contener a Bojo.
Al tratar de esclarecer la razรณn del rechazo hacia Corbyn, varios votantes lo identifican como un ser ajeno al tiempo actual; una especie de obsolescencia polรญtica cuyo carรกcter รฉtico es indiscutible pero inadecuado. Un dinosaurio que mantiene el ideal intacto desde los aรฑos 60. Sin embargo, en esta รฉpoca de volatilidad polรญtica casi todo puede suceder. Es un candidato que sorprendiรณ a varios en las elecciones de 2017 pero que actualmente es percibido como decrรฉpito y temible.
Segรบn las encuestas, el Partido Conservador va a la cabeza. El bribรณn, quien mendazmente ha asegurado que va a terminar con un asunto tan demorado como es la salida del RU de la UE, es visto como el artรญfice de esa โliberaciรณnโ. Corbyn en cambio se ha abstenido de adoptar una postura clara en relaciรณn con el Brexit. Su reticencia se debe a que es euroescรฉptico. Por motivos distintos, los dos candidatos comparten su desconfianza ante el โcontinenteโ. Ante la presiรณn para definirse ante la UE, Corbyn, como la reina, prefiere mantenerse al margen, sin darse cuenta de que esa indefiniciรณn alimenta la desconfianza y la confusiรณn de la tribu que deberรญa conducir.
El deterioro de los servicios pรบblicos, la devaluaciรณn de los salarios, la proliferaciรณn del trabajo sin derechos legales y la incertidumbre son preferibles a Corbyn. Ambiguo frente al Brexit, radical en su visiรณn del futuro y seรฑalado por los recientes escรกndalos de antisemitismo en su partido, que no ha condenado, Jeremy Corbyn representa a una izquierda que no reconoce mรกs camino que el suyo. Impermeable a la crรญtica, abierto sรณlo a un cรญrculo que lo retroalimenta, no es que las ilusiones de Corbyn hayan envejecido, sino que la forma de realizarlas ha sido cuestionada fiscalmente. Los planes quinquenales vienen a la memoria como relรกmpagos que iluminan distopias.
El posible triunfo de Bojo resalta por la relativa serenidad de quienes no desean mรกs que olvidarse del โcontinenteโ para arrojarse al vacรญo. Lo asombroso es que no lo hacen ya sรณlo engaรฑados por los eslรณganes que Bojo movilizรณ en 2016, sino a sabiendas de que votan por un pรญcaro que los llevarรก al desastre. Eso es lo que se llama voto leal.
De modo que parece que, gracias a Jeremy, Bojo permanecerรก en la misma residencia. Pero puede suceder que lo haga con un parlamento minoritario y sujeto a negociar con la oposiciรณn. Esta podrรญa reunir a los distintos partidos y al PSN escocรฉs a cambio de ciertas concesiones monetarias y polรญticas, entre las cuales la independencia de Escocia puede seรฑalar el principio de la balcanizaciรณn del RU.
La primera ministra Nicola Sturgeon ve en la separaciรณn una forma de seguir formando parte de la UE. De acuerdo con Sturgeon, la decisiรณn de permanecer formando parte del RU fue tomada bajo la condiciรณn de mantener la asociaciรณn con la UE, una promesa que, rota, hace pensar al electorado escocรฉs acerca de los mรฉritos de seguir dentro del RU.
Irlanda del Norte permanece sin gobierno desde hace casi tres aรฑos, a pesar de doce intentos para reinstalar Stormont, la sede del gobierno de Irlanda del Norte. La oposiciรณn entre unionistas y republicanos reproduce la fractura que los subdivide entre quienes desean abandonar la UE y quienes votaron mayoritariamente por permanecer. La incapacidad de los partidos establecidos para actuar eficazmente frente a la crisis parece haber agotado su juego. Ni los unionistas ni los republicanos han sido capaces de formar gobierno porque ninguno puede moverse fuera del estrecho cรญrculo de sus reivindicaciones tribales, que puede marcar la declinaciรณn del DUP como el partido mรกs grande de Irlanda del Norte y hacerlo perder uno de sus nueve asientos en Westminster, lo cual destruirรญa su funciรณn en el tablero parlamentario. En estas condiciones, la unificaciรณn de la isla es un anhelo polรญtico que podrรญa suceder de forma inesperada.
Si el resultado de esta elecciรณn favorece a los conservadores y el parlamento aprueba la propuesta de Bojo, el RU saldrรญa de la UE el 31 de enero. Ya el asunto no serรก si permanecer o no, sino quรฉ forma cobrarรก el divorcio mรกs caro de la historia. Por el contrario, si el voto no favorece a Bojo, es posible que para impedir la extinciรณn de un Brexit โduroโ, abrupto, se vea obligado a solicitar la sexta extensiรณn, lo cual seรฑalarรญa el fracaso de su propuesta. La volatilidad del electorado no permite tomarse la ventaja que hasta el momento favorece a Bojo como una ganancia segura, porque todo puede cambiar.
El 12 de diciembre exige la movilizaciรณn de alternativas ante partidos tradicionales incapaces de solucionar la profunda escisiรณn que atomiza al electorado volviรฉndolo impredecible, sobre todo ante campaรฑas electorales que no hacen mรกs que prometer sin aclarar de dรณnde provendrรกn los fondos para hacer sus manifiestos realidad. El viernes 13 conoceremos el desenlace de esta cita del Reino Unido con el destino.