Algunas debilidades. Una fortaleza

Con la muerte del Dr. Jorge Carpizo se menciona su labor como rector de la UNAM y valdrรญa la pena recuperar la autocrรญtica que hizo en 1986 a la instituciรณn. ย 
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“Alaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir:

el pinche Carpizo se tiene que morir…”

Consigna del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), enero de 1987.

 

El deceso del Dr. Jorge Carpizo ha llevado naturalmente a evocar su difรญcil labor como rector de la Universidad Nacional Autรณnoma de Mรฉxico (1985-1989) y, con cierto รฉnfasis, su documento “Fortaleza y debilidad”, dado a conocer en abril de 1986 (que, suele olvidarse, incorporaba el diagnรณstico de muchos universitarios).

Si se mete al buscador Google la frase “fortaleza y debilidad” con el modificador “Carpizo”, aparecen 4 mil 500 referencias. Lo curioso es que el documento como tal no parece estar disponible ni siquiera en “La UNAM en lรญnea”.   

Contenรญa quizรก, ese documento, la mรกs severa autocrรญtica que se ha asestado, en Mรฉxico, una instituciรณn pรบblica. Vino la obligada huelga estudiantil y sindical. La discusiรณn se aletargรณ en un “congreso” infinito. Generรณ, sรญ, una muy abundante bibliografรญa, incluida la formidable –y discutible– crรณnica de Carlos Monsivรกis titulada “¡Duro, duro, duro!”, recogida en su libro Entrada libre  de cuya pรกgina 275 tomรฉ el infame epรญgrafe de esta nota. (El libro lo publica ERA en 1987; estรก parcialmente disponible en Google books.)

Cito algunos pรกrrafos aislados de la parte debilidades del documento:

 

Tenemos una universidad gigantesca y mal organizada; en algunos aspectos se da una fuerte centralizaciรณn que ahoga a las dependencias acadรฉmicas, y en otros no existe ningรบn control, como en el caso ya seรฑalado del banco de horas que inclusive se presta a situaciones de corrupciรณn o, cuando menos, a graves irregularidades. La gran magnitud de la instituciรณn ha tendido a favorecer una grave inercia e inamovilidad en sus mรกs diversos aspectos. En varias facetas la universidad ha perdido el buen sentido de competitividad para superarse y ser mejor.

Con el pase reglamentado y las presiones polรญticas para admitir a los egresados de las preparatorias populares, la UNAM limita los lugares de ingreso a los alumnos que participan en el concurso de selecciรณn.

Muchos estudiantes no valoran el costo real de su educaciรณn ni la aprovechan como deberรญan, defraudรกndose a sรญ mismos y a la sociedad que paga sus estudios.

Existen profesores que sin trabajar cobran un salario.

La productividad y el compromiso del personal administrativo no siempre son los deseables. Existe personal que se escuda en la imagen del sindicato para no cumplir sus tareas.

Quien puede contratar va formando su grupo sin consideraciรณn de lo acadรฉmico, y en esta situaciรณn basa parte de la tranquilidad de su dependencia.

La UNAM por sus dimensiones y su importancia en el paรญs posee un peso polรญtico, lo cual hace que diversos sectores la contemplen mรกs como una instituciรณn polรญtica que acadรฉmica. La tranquilidad polรญtica se ha sobrepuesto a los valores acadรฉmicos.

Hay que reiterarlo, somos y formamos una instituciรณn acadรฉmica que tiene fines muy precisos de acuerdo con lo seรฑalado en su Ley Orgรกnica. Tratar de desvirtuar estos fines o usar polรญticamente a la universidad, la lesiona en lo profundo y daรฑa a Mรฉxico.

Uno de los problemas polรญticos mรกs frecuentes, deriva de la concepciรณn errรณnea de lo que se entiende por educaciรณn popular. Si por educaciรณn popular se entiende, como debiera, una educaciรณn a la cual tienen acceso todas las clases sociales y que ofrece, en la medida de lo posible, igualdad de oportunidades que la convierten en un factor de movilidad y de justicia social, nuestra universidad es, sin duda, una universidad popular, pues cumple con esos requisitos… Cualquier intento de reducir los requisitos acadรฉmicos indispensables para mantener un buen nivel acadรฉmico son argumentos falaces –ya no populares sino populistas y simplistas–, y constituyen un fraude al Mรฉxico que nos sostiene, un fraude inadmisible que a la larga pagaremos todos muy caro.

 

Tambiรฉn se puede recordar la elocuente sรญntesis del documento que hizo Monsivรกis en la citada crรณnica (p. 246): 

 

La estructura de gobierno de la UNAM ya no responde a las dimensiones actuales de una institucรณn gigantesca.

Es bajo el porcentaje de alumnos que se titulan.

Hay ausentismo y desรกnimo en el personal acadรฉmico.

La facultad efectiva de contratar profesores se traduce en feudos de agradecimiento y complicidad.

La falta de planeaciรณn da origen a excesos continuos: por ejemplo,, en tres facultades hay un profesor por cada tres alumnos, y se da el caso de un departamento con 74 alumnos y 87 profesores.

No hay vinculaciรณn adecuada entre docencia e investigaciรณn.

Al crecimiento lo rige la improvisaciรณn: en el periodo 1973-1985 la poblaciรณn estudiantil creciรณ 73.8 por ciento, el personal acadรฉmico lo hizo en 95.5 por ciento y el administrativo en 150.1 por ciento.

El principal obstรกculo que enfrenta un alto nรบmero de universitarios es la “burocracia” universitaria; el presupuesto de la UNAM ha disminuido en tรฉrminos reales. En 1978 era el 0.33 por ciento del PIB, en 1985 es el 0.18 por ciento. Y una fortaleza: 

Para terminar, reproduzco la que, a mi parecer, es la principal fortaleza (que estaba en el futuro):

 

La gran fortaleza de nuestra Universidad reside primordialmente en la congruencia de sus funciones y finalidades con el proyecto nacional de crear un Mรฉxico mรกs justo y mรกs libre. Un Mรฉxico mejor…

 

(Parcialmente publicado en El Universal)

 

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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