Amaestrar el castellano

La Academia Mexicana de la Lengua, encargada de "limpiar, fijar y dar esplendor", tiene en la versiรณn mexicana de la lengua espaรฑola un desafรญo monumental, por no decir imposible.
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Me entero por un reportaje de Yanet Aguilar en El Universal que el lema de la Academia Mexicana de la Lengua –que dirige mi amigo Jaime Labastida y en la que trabajan tantos maestros y camaradas– sigue siendo el que se puso la Espaรฑola en el XVIII: “Limpia, fija y da esplendor”.

Debe ser arduo cargar con esa triple tarea frente a la versiรณn mexicana de la lengua espaรฑola, una versiรณn que a veces es una aversiรณn, un batidillo de hipos y ruidos intensamente amplificados por neologismos inauditos, anglicismos potentes, pedanterรญas fastuosas, los usos cada dรญa mรกs cacofรณnicos de la hablada y mรกs apocopados de la escrita: el estruendoso barullo que masticamos y redactamos los oriundos de esta Patria zarandeada que constituimos el 25 por ciento de los 400 millones de hispanohablantes.

Me encanta y me sorprende la lengua nacional. No hay dรญa en el que no me estremezca de terror o de deleite (y a veces las dos cosas a la vez) al escuchar o leer la laboriosa tortura a la que sometemos a ese idioma inerme que ahorcamos, balaceamos, secuestramos y pozoleamos sin conmiseraciรณn en la calle, en la internet, en los periรณdicos y en las universidades.

Lengua sujeta –como debe ser– a todo tipo de abusos, el espaรฑol de Mรฉxico es completamente milusos: nuestra radiografรญa mental y el inventario activo de nuestra conciencia y nuestra imaginaciรณn; pero tambiรฉn nuestra mรกscara preferida y el arma de nuestra gesticulaciรณn.

Es fastuoso, el mexicano, rico en tonalidades y colores, versรกtil y fresco, gracioso, esquivo y sinuoso, lleno de silencios y atajos. Puede a la vez carecer de sentido y abundar en dobles sentidos. Unhabla de sintaxis, retรณrica y fonรฉtica que roza la genialidad. Todo se vale en este coro multitudinario de dislates y orates. ¡Quรฉ graciosa ha sido, por ejemplo, la incorporaciรณn del habla carcelaria de los aรฑos treintas al habla de las niรฑas que en las escuelas de monjas repiten, entre sus percutientes “oseas”, frases como “te la sacas” o “te la baรฑas”!

Las รบltimas modas de la elegancia expresiva segรบn los noticieros: decir “aperturar” en vez de “abrir” (por ejemplo: “necesitamos aperturarnos a la modernidad”), “recepcionar” en vez de “recibir” (“recepcionรณ un doctorado honoris causa”) y “usufructuar” en vez de “usar” (“¿quรฉ tamaรฑo de copa usufructa la damita?”).

Me encanta que Marรญa Victoria (pero me dice Labastida que fue Lilia Prado), al recibir algรบn premio, haya dicho: “Me han hecho la mujer mรกs feliz de toda mi vida”. Y que Napoleรณn Gรณmez Sada, despuรฉs de hacerlo vรญctima de alguna transa, informase a su sindicato particular: “¡Estamos jodidos todos ustedes!”. Y la maestra Elba Esther que saluda a los miembros de su propio sindicato particular diciรฉndoles “gracias por estar”, lo que debe parecerle la mar de filosรณfico. La locutora Adela Micha, que todas las noches riza el rizo de la temporalidad diciendo: “ahora le adelanto lo que esta noche veremos en seguida”. El imprescindible escritor Avilรฉs Fabila que escribiรณ (completamente en serio) “si no fuera por mi mamรก jamรกs hubiera nacido” y, desde luego, Fidel Velรกzquez que sintetizรณ para siempre la polรญtica a la mexicana al decir: “Nuestra meta serรก siempre un futuro promisorio”.

¡Quรฉ complicado limpiar, fijar y dar esplendor enmedio de esta resonante batahola de merolicos que somos los mexicanos! Se antoja tan aventurado como proponerse purificar el rรญo de los Remedios. Estรก bien: como dicen los clรกsicos, las รบnicas causas nobles son las imposibles. Neta.

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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