Camionetas publicitarias y congestionamientos viales

Ante el problema del congestionamiento vial y el modelo de las “olas de tráfico”, resulta inexplicable que en los últimos años hayan surgido las camionetas publicitarias.
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La encuesta Commuter Pain Survey, realizada por IBM Global, catalogó al Distrito Federal como la ciudad con el mayor malestar[1] causado por la congestión vehicular. En 2010, datos de la misma encuesta, ya habían reportado que el 63% de los automovilistas de la ciudad de México creían que el tráfico había empeorado en los últimos tres años y que existía un grave problema de arranque y detención del flujo vehicular[2].

Esta situación es grave para la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad, pues mayor congestión vehicular implica más contaminación, pérdidas económicas (por retrasos de personas, mercancías, costos de salud, etc.) y deterioro de la convivencia entre las personas (pérdida de horas personales, estrés, etc.), no solo para los automovilistas, sino para todas aquellas personas que se desplazan en transporte público y que comparten la superficie de rodamiento con ellos: autobuses, microbuses, taxis.

Una de las tantas fuentes de los congestionamientos viales es la imposibilidad  de mantener la misma velocidad y distancia entre automóviles. Cuando un conductor reduce la velocidad de su automóvil  -con respecto a los demás que le siguen- genera un efecto dominó, conocido como “olas de tráfico”.

Ante el problema del congestionamiento vial y el modelo de las “olas de tráfico”, resulta inexplicable que en los últimos años hayan surgido las camionetas publicitarias. Estas camionetas se han convertido en grandes generadoras tráfico, ya que su modelo de negocio las caracteriza por ese lento circular que permite dar mayor exposición a la publicidad que portan.

Las externalidades negativas que generan estas camionetas difícilmente se ven compensadas por los beneficios económicos que promueven: pago de tarifas al gobierno, empleo a los conductores y ganancias a las empresas publicitarias. Además, resulta absurdo que circulen  al amparo de la misma autoridad encargada de mantener la movilidad de las personas y que solo requieran cumplir con mínimos requisitos y pagar un permiso anual (de hasta $5,780) a la  Secretaria de Transporte y Vialidad del DF.

La circulación de este tipo de camiones publicitarios, y sus similares, deberían de ser prohibidos en la ciudad de México y el resto del país.



[1]IBM ha creado un índice con base en encuestas a automovilistas sobre el malestar emocional y económico que causa los congestionamientos viales. El índice cual está compuesto de 10 temas: 1) tiempo de traslado; 2) tiempo atrapado en el tránsito; 3) precio de la gasolina; 4) el tránsito se ha vuelto peor; 5) es un problema arranque-detención del trafico; 6) conducir causa estrés; 7) conducir causa enojo; 8) el tránsito afecta el trabajo; 9) el tránsito es tan malo que se deja de conducir, y 10) se decide no viajar debido al tránsito.

[2]Se refiere a que el flujo vehicular arranca y se detiene continuamente. En otras palabras a que no existe continuidad de la circulación de vehículos.

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Economista. Actualmente labora en el Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo. En proceso de obtener el grado de maestría en urbanismo por la UNAM.


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