Chanchullos: Los punteros

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Las temporadas de procesos electorales son momentos en los que la suspicacia se dispara. Actores y espectadores sospechan por igual: ¿cรณmo habrรกn sido las negociaciones? ¿Cuรกles serรกn los arreglos? En este sentido, las jornadas electorales son a las prรกcticas fraudulentas lo que las pastorelas a la temporada navideรฑa: una constante.

 

Las temporadas de procesos electorales son momentos en los que la suspicacia se dispara. Actores y espectadores sospechan por igual: ¿cรณmo habrรกn sido las negociaciones? ¿Cuรกles serรกn los arreglos? En este sentido, las jornadas electorales son a las prรกcticas fraudulentas lo que las pastorelas a la temporada navideรฑa: una constante.

Porque es necesario modernizarse y estar a tono con los tiempos, nos propusimos entonces, revisar el arsenal de ilegalidades y explorar los chanchullos mรกs allรก de nuestras fronteras: cรณmo hacen en otros paรญses para asegurar que gane el bueno, para garantizar la mayorรญa parlamentaria. Aquรญ el inicio de una nueva serie en el Blog de la redacciรณn: Chanchullos.

– La redacciรณn

 

Los punteros

Dice el poeta que el sur tambiรฉn existe. Una de las tradiciones electorales de Argentina es la del puntero, vocablo lunfardo que designa al vendedor de drogas y al activista electoral de un caudillo. Los estudiosos le asignan tres roles: informativo, operativo y simbรณlico. Dicho en mexicano, esos tres roles han estado presentes en nuestra polรญtica desde que se instituyรณ el voto universal: el oreja, el acarreador y el cacique, tres personas distintas y un solo partido verdadero. Un tango de 1930 nos da una idea del puntero y del cacique:

 

El pueblito estaba lleno de personas forasteras.

Los caudillos desplegaban lo mรกs rudo de su acciรณn

arengando a los paisanos a ganar las elecciones

por la plata, por la tumba, por el voto o el facรณn.

Y al instante que cruzaban desfilando los contrarios

un paisano gritรณ “¡Viva. . .!”, y al caudillo mencionรณ,

Y los otros respondieron sepultando sus puรฑales

en el cuerpo valeroso del paisano que gritรณ.

El puntero va delante, en la punta; la punta es el remate filoso de un cuchillo, una daga, una charrasca, un machete; el puntero, como el lunfardo, nace en los barrios bajos bonaerenses durante la gran migraciรณn de italianos y espaรฑoles en el perรญodo de entreguerras, tal vez descendiente de Los apuรฑaladores (Palermo, 1862), la historia que cuenta Leonardo Sciascia.

En Mรฉxico no somos lo que se dice unos ignorantes en chapucerรญas electorales. Sin embargo, al puntero podrรญan importarlo los polรญticos mexicanos con el muy loable propรณsito de acolchar el impacto de las alianzas y coaliciones electorales.

El puntero tendrรญa los roles acadรฉmico, retรณrico y pragmรกtico: a) convencer a la opiniรณn pรบblica de que la culpa de todos nuestros males es del neoliberalismo; b) acusar al contrario de estar coludido con el narcotrรกfico; c) tirar lรญneas y lianas aliancistas. Llegado el momento, no habrรญa tanta escandalera si un candidato del PAN (de apariencia decente) declinara su candidatura y llamara a votar por el del PRD (de decente apariencia) o si un socialista de hueso descolorido (sin apariencia) fuera en alianza con el candidato mรกs bonito y mejor peinado del escenario (pura apariencia).

Si no fuera porque la violencia es la peor amenaza a nuestra joven democracia, el demonio de la ironรญa serรญa nuestro diablo de cabecera y cantarรญamos tangos en honor a la chantocracia, como se denomina en Argentina al gobierno de los peores.

– Inocencio Reyes Ruรญz

 

 

(Imagen tomada de aquรญ)

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(Querรฉtaro, 1953) es ensayista polรญtico.


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