El martes 17 de enero de 2012 no fue un día más en la vida de Alejandro Rojas Díaz Durán. Llegó a Madrid como Secretario de Turismo de la ciudad de México, encabezando la delegación en FITUR, la feria internacional de Turismo de la capital de España.
Llegar capitaneando la expedición del DF no es poca cosa: la ciudad es la niña mimada del turismo en el país, ya que ha mejorado su seguridad, y su cifra de visitantes extranjeros crece año a año, mientras la inseguridad va mermando las visitas en otros puntos del país.
El viento le soplaba a favor, y Rojas Díaz Durán no quería dejar pasar la oportunidad de brillar. Hasta tenía programado, el miércoles 18, recibir un premio a la ciudad de México por sus mejoras en la seguridad para los turistas.
Pero en la mañana del martes tocaba rueda de prensa. Se hace esperar media hora, pero no importa: llegaba pletórico, chispeante, seguro de sí mismo. Era su momento.
Después de hablar de los logros del DF en materia de turismo y seguridad, a Rojas Díaz Durán se le ocurrió meterse en los pantanosos terrenos de la política electoral.
Pese a que el jefe de gobierno de la ciudad –su jefe–, Marcelo Ebrard, había prohibido a los miembros de su equipo hablar sobre las encuestas para elegir al candidato del PRD al máximo cargo del DF para el próximo sexenio, Rojas Díaz Durán no pudo contenerse.
“En un alto porcentaje va arriba Miguel Mancera. Es un marcelista confiable, leal, y representa el proyecto, y yo confío plenamente en que el abandere a la izquierda”, dijo.
Hubo un silencio de siete segundos entre los presentes.
“¿Qué? ¿Dije algo muy fuerte?”, preguntó.
Alejandra Barrales, contendiente de Mancera en la interna perredista, puso el grito en el cielo. Esa misma tarde, Ebrard llamó a su discípulo para pedirle la renuncia. No podría ir a recoger el premio al día siguiente.
El peso y la viscosidad
Ese martes, Rojas Díaz Durán no solo habló del candidato perredista. También atacó al PRI, partido al que perteneció hasta 1996, por todos los flancos posibles: “No hay ninguna posibilidad de que el PRI gane la ciudad de México. Ya pasó de moda, es un partido viejo, tiene cuadros dinosáuricos”. Y no solo se refería a un anquilosamiento de las estructuras priístas, sino también por la contextura física de alguna dirigente.
“Una dirigente del tamaño de Beatriz Paredes — tamaño, en el sentido literal de la palabra–, con el peso político que tiene, que es importante –en ambos sentidos, también–, no representa los valores de a la ciudad: democracia, vanguardia, libertades, derechos…”.
Y si el PRI, según él, no va a ganar la ciudad, a lo mejor tampoco gana la presidencia. Porque su candidato tiene una base viscosa. Como el gel que usa en el pelo.
“Por más que digan que Peña Nieto va muy arriba, todos sabemos que su fama se debe a que está subido en frascos de gel, y que eso se va a desparramar. Hay que dejarlo solito, que hable, que hable. Con eso va a ser suficiente”, sostuvo.
Y lo mandó de regreso a Toluca, a leer: “Que regrese a Toluca y lo vamos a meter de bibliotecario, a ver si aprende algo”.
“A lo mejor gana la presidencia del país, pero los capitalinos no nos vamos a sentir representados por un ignorante, porque eso es lo que Enrique Peña Nieto: un ignorante.”, insiste, por si a alguien no le ha quedado claro lo que opina sobre el candidato del PRI.
Cómo mejorar la imagen del país. Cómo combatir el narco.
Tras la rueda de prensa, Rojas Díaz Durán concedió una entrevista a Letras Libres en la cual expuso sus ideas para mejorar la imagen del país en el exterior, muy deteriorada a causa de los problemas de inseguridad y narcotráfico.
Piensa Rojas Díaz Durán que los mexicanos –todos- deberían tener más sentido de Estado y no dejar que se hagan públicas las imágenes de violencia. Como en Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
“La promoción de México es un tema de seguridad nacional, porque las imágenes se difunden por todo el mundo. Y se difunden porque México permite que salgan. Nosotros mismos las grabamos, las editamos y las enviamos al mundo. Es como tirarse un balazo en un pie, es un harakiri”, dijo.
“Yo siempre pongo el ejemplo de Nueva York. Hasta la fecha no existe ninguna toma de video o fotografía de los despedazados o muertos, que seguramente eran escenas dantescas”.
¿Eso no sería censura?
“No, fue una política de Estado, de seguridad nacional, donde todos los medios de comunicación dijeron ‘Nosotros no vamos a atentar contra nuestra seguridad’”, señaló.
“¿Tú crees que existieron esas imágenes? ¡Por supuesto que sí! Pero… ¿quién les prohibió sacarlas? ¿El Estado? No: hubo un compromiso democrático de defensa de sus intereses nacionales. Y eso debe hacer México. No queremos tapar la realidad: hay que informar lo que suceda, pero México no debe dañar su imagen más de lo que está”.
Más allá de que haya que permitir, o no, que las imágenes de violencia se difundan, está claro que México tiene violencia, y que hay que combatirla. ¿Cómo?
“Tenemos que hacer cambios en las políticas de seguridad y de combate a las bandas delincuenciales organizadas en México. Hay que atacar las causas: la pobreza, la desigualdad. Si no elevamos los niveles de igualdad social y de bienestar, pues los pobres jóvenes en vez de ir a la escuela van a estar reclutándose en las bandas organizadas”.
El ataque a las causas de la pobreza parece una empresa demasiado grande y demasiado a largo plazo. Según Rojas Díaz Durán, habría que reforzar la estrategia quitándoles el mercado a las bandas delincuenciales de la droga.
“Tenemos que debatir en serio si legalizamos el comercio de la droga, porque finalmente los consumidores son los norteamericanos, no nosotros”, sentenció.
Para que no queden dudas: “Yo soy partidario de legalizar el comercio de la droga con Estados Unidos. Ellos requieren diariamente más de cinco millones de dosis. Ha mandado a muchos jóvenes a la guerra, y tiene una descomposición social muy grande. Tienen a dos millones de personas en las cárceles que requieren droga. Hay un mercado negro que les conviene a las narcotraficantes de México y a los de Estados Unidos. Si tu legalizas el mercado, además de abaratar la droga, transparentas la producción, y acabas con las bandas delincuenciales”.
Y ya puestos, Rojas Díaz Durán nos dijo también que quería hacer méritos durante el próximo sexenio (y lo que le quedaba de este) para ser el candidato del PRD a gobernar la ciudad de México en 2018, acompañando a la que según él será la candidatura presidencial de Ebrard.
“Vamos a ser la fórmula. Seguro. Yo me he dedicado en los últimos 25 años a luchar por la independencia de la Ciudad de México. Soy el promotor de la Constitución de la ciudad de México, que es fundamental Esa es mi apuesta: no quiero ser Jefe de Gobierno, quiero ser el primer gobernador de la ciudad de México”.
Para eso quizás le sea conveniente evitar días como el 17 de enero de 2012.
Periodista todoterreno, ha escrito de política, economía, deportes y más. Además de Letras Libres, publicó en Clarín, ABC, 20 Minutos, y Reuters, entre otros.