La sombra de las nubes
A mis padres,
in memoriam
Se apaga poco a poco el color de las piedras
vistas de cerca parecen casi grises
las impasibles piedras las que cierran
el horizonte de esta tarde larga como
enormes rocas alzándose hacia el cielo como un castillo
un poco adusto y tenebroso si de pronto te sorprende
te veo niño sentado junto al camino
es la hora de merendar y chillan
golondrinas muy altas en el aire
ojos inocentes observan las hormigas
(ahora veo que se llevan
grandes migas de pan)
las merienda en las rocas tenía sabor de viento
un toque de luz en las palabras
golondrinas cómo chillan ahora que el cielo
se ha teñido de un malva pálido
(ahora veo cómo caminan hacia el nido
las hormigas cómo marcan en el polvo
las estrías de un tiempo distinto
un tiempo que no es el nuestro)
sobre la mesa donde ahora escribo
una sombra indefinida pasa
sombra quizá de aquellas equívocas palmeras
donde un líquido misterio se escondía
se empolva de oro la cima de la montaña
cristal silencioso sin distancia
arborescencia o juego de hojas y penumbras
(ahora veo cómo un aire lento atraviesa las ramas
briznas de hierba que tus dedos querrían transformar
en espadas o frágiles personajes ficticios)
sobre la mesa blanca avanzan las palabras
pero las voces se han perdido en el crepúsculo
vieja fotografía que un sueño cruza fascinado
gris rumor de un instante ya tan lejos
¿está oscuro el cielo o es el fragor del río
lo que me estremece?
(alinearé estas piedras aquí en medio del camino)
pequeñas piedras blancas de un viaje no imaginado todavía
aquí al amparo de las rocas con grietas habitadas
donde pájaros y lagartijas se refugian
grises como el cielo del atardecer
y el agua del río casi inmóvil
tarde de piedra dura y vuelo de pájaros
¿dónde están ahora las voces? ¿dónde los cuerpos las sonrisas?
como pasa la sombra de las nubes sobre el río
tu mirada vacila a ras del agua
se desdobla el paisaje sobre la tela
un camino de palabras enmarca la hora
dices amo estas montañas
y esta claridad viva que nos cubre
dices refresca ya con tanta sombra
ves el temblor en las briznas de hierba
el paisaje va formándose en la tela
espacio donde distancias y nubes se entrelazan
donde cae catarata de piedra hacia la sombra
la tarde fría de septiembre ~
Tarde
tamizada frialdad
del atardecer
(el viento
vibra en los cristales)
velo finísimo
la luz
se tiende sobre
la mesa
(tu perfil
junto a la ventana)
multiplicados destellos
y sólo uno
donde la luz
nos reúna
(con gesto distraído
mueves la cortina)
vértice nocturno
¿qué luz
nos sueña? ~
Voz lejana
neblinoso
el sol
de un rosa trémulo
viste las ramitas
de un árbol seco
más allá del cristal
silencio o rumor
de otras notas
claridad lejana
la voz
la voz
qué fino es
su relieve
pero brilla ~
Epílogo en forma de palmera
I
El cristal de la ventana (abierta) duplica
la palmera que el aire agita en silencio
Por el tronco sube la voz callada que el cristal
pule en el sueño
Sueño de luz en la clara dimensión de
la tarde dorada
La sangre del poema se hace luz en la cima
de la palmera
Late el recuerdo de muchas voces en la
quieta reverberación del cristal
Voces presentes o lejanas como nubes blancas
sobre la palmera
La palmera es perfil puro y estallido de
sorpresa
De un trazo seguro nace y se desborda
Viene de un fondo y se abre en la página
del aire
II
El poema es el trazo que queda en el aire
El trazo de la palmera y la voz de las hojas
El aire mueve el poema
Hay cicatrices de sombra en el tronco:
peldaños hacia la luz
El poema es luz y es sombra
sombra que avanza hacia la luz
Pasado y presente en el corazón de la palmera
Instante preciso de la palabra
Se alza la voz como la palmera en el silencio
En el cristal de la ventana (abierta) repercute
el canto del aire
Vuelo de pájaros sueña la palmera, alas de ángel
El poema es ala y es vuelo
Instante ardiente, sombra y presencia ~