David Grossman, el caminante del Medio Oriente

Quizรก no hay actividades mรกs opuestas que las de escribir y caminar. Los personajes del escritor israelรญ David Grossman se desplazan, estรกn siempre moviรฉndose.ย 
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Andrea Jeftanovich habla sobre su perfil:

 

Quizรก no hay actividades mรกs opuestas que las de escribir y caminar. Los personajes del escritor israelรญ David Grossman se desplazan, estรกn siempre moviรฉndose. Tambiรฉn, รฉl como ciudadano camina sin cesar y tambiรฉn mientras escribe camina en cรญrculos en la alfombra de su estudio. Sale de madrugada a andar por las colinas cerca de su casa en Mevaseret Sion a las afueras en Jerusalรฉn. Para escribir La vida entera caminรณ 500 kilรณmetros por el norte de Galilea. Para escribir Llรฉvame contigo siguiรณ a niรฑos en situaciรณn de abandono por las comisarรญas de la policรญa y por las calles de Tel Aviv. Para escribir El viento amarillo recorriรณ por nueve semanas Cisjordania.

Grossman es un autor que no escribe libros, escribe obras maestras. Una intensa vida le ha permitido desarrollar una fructรญfera carrera literaria, con numerosos libros, traducciones y premios. Novelas para adultos, novelas infantiles, guiones radiales, obras de teatro, ensayos y columnas. Libros monumentales, densos, intrincados, de lenguaje cuidado e imรกgenes creativas. Ademรกs, es un intelectual activo y comprometido con su realidad.

Ha viajado al fin del mundo a propรณsito de una invitaciรณn al Festival Puerto Ideas en Valparaรญso. Ha aprovechado esta oportunidad para caminar por la Patagonia argentina y el parque Torres del Paine en Chile. Viajรณ con su esposa Michal, su compaรฑera hace treinta y cuatro aรฑos. Caminaron siguiendo la vibraciรณn de este paisaje desolado y tomando distintos senderos de trekking. Como pareja se abren paso en el mundo, รฉl como escritor, ella como psicoanalista. Y siguen caminando juntos despuรฉs que la vida les puso una difรญcil prueba: la muerte de su hijo Uri en la guerra del Lรญbano el aรฑo 2006.

El autor dice que caminar es una forma de estar en movimiento. Caminar para estar constantemente reformulando nuestras categorรญas. Quizรก por eso lanzรณ a Ora, la entraรฑable protagonista de su novela La vida entera a caminar por el paรญs escapando del miedo inefable que tiene todo padre y madre israelรญ con hijos en edad del ejรฉrcito: que un dรญa un oficial toque la puerta. En el caso de los Grossman fue el รบltimo dรญa de la guerra, a las 2:40 de la madrugada. Y de esa forma, de un modo trรกgico, la novela que estaba escribiendo, y que en hebreo se titula La mujer que escapa de las noticias (Isha borajat mi besora); se cruzรณ con la realidad. Ora, cargando mochilas y sin rumbo, sale a caminar con un amor de juventud. Camina como una forma de matar la angustia, de evadir el destino pero todos los personajes estรกn signados por las guerras, las pasadas y las presentes.

¿Cรณmo es caminar despuรฉs de la pรฉrdida de un hijo con el que se han compartido veinte aรฑos de vida? El duelo es un salir expulsado al destierro, caminar en el exilio, desorientado fuera de las coordenadas del tiempo y el espacio. Quizรก por eso el รบltimo libro de Grossman, Mรกs allรก del tiempo, tampoco se ajusta a ningรบn gรฉnero literario convencional: poema, obra de teatro, carta, elegรญa. Muestra a un conjunto de seres, el hombre que camina, el duque, la mujer, el centauro, el cronista, la matrona, el profesor de matemรกticas. Peregrinos que, a veces, en su conjunto se convierten en un coro de tragedia griega y suman voces que parecen una sola: la de la pรฉrdida.

El viaje que hace en Mรกs allรก del tiempo es audaz, la lectura de este libro duele, duele el tono sarcรกstico, entre mucha tristeza hay resistencias a la autocompasiรณn. Por ejemplo, uno de los personajes, el duque, se dice a sรญ mismo con crudeza: “¿Te han dicho alguna vez que tienes cara de huerfanito inglรฉs”.

El personaje llamado el hombre que camina avanza y sale a buscar el “allรญ”, porque es en ese territorio remoto donde quizรก pueda encontrar al ser querido que habita una dimensiรณn paralela. “Acรก” y “allรก” son un terrible desencuentro, y a veces siente que “ese lugar no existe, no hay un allรญ”.

***

Grossman es juvenil, atlรฉtico, delicado, perfeccionista, mesurado. Me toca acompaรฑarlo en una de las presentaciones del Festival, una conversaciรณn y una lectura; tengo la oportunidad de observarlo de cerca. Nos alejamos y nos sentamos en una mesa al lado de un ventanal, que se abre a la maรฑana brumosa de Valparaรญso, e intercambiamos temas que podremos conversar en la tarde. El abre su libreta con letras hebreas y yo abro la mรญa con letras latinas, su pรกgina contra la mรญa. Sus letras de derecha a izquierda, las mรญas de izquierda a derecha. Miro de reojo y al revรฉs su caligrafรญa a mano, reconozco algunas letras pero no alcanzo a componer las palabras que las significan: alef, bet, gimel. ร‰l ha pensando en algunos libros y temas, yo en otros; coincidimos en algunos, ampliamos ideas. Antes de esta reuniรณn yo le he escrito una carta de lectora.

He leรญdo a Grossman desde hace tiempo. He leรญdo sus libros como un modo de entrar al รกmbito de la intimidad y para comprender la complejidad de la condiciรณn humana. Primero leรญ Vรฉase: amor y siempre recordarรฉ la fascinante perspectiva de Momik, ese niรฑo que intentaba domesticar a la bestia nazi y buscaba un modo de alimentarla. El chico de nueve aรฑos que intenta comprender a sus padres sobrevivientes del Holocausto descifrando sus silencios, sus conceptos elรญpticos de una vida lejana y dramรกtica. Luego leรญ Tรบ serรกs mi cuchillo con una forma de ver la pareja humana como una radiografรญa de la sintonรญa y el misterio. Me sentรญ angustiada acompaรฑando a Ora en su caminata infinita por el paรญs en La vida entera. Como una persona interesada en el proceso de paz, y de conflicto, en el Medio Oriente subrayรฉ muchos fragmentos del ensayo Escribir en la oscuridad. En 2014 el nombre de David Grossman volviรณ a mรญ. Primero, cuando viajรฉ a Israel para conocer las actividades de la ONG Cรญrculo de padres, foro de familias. Y su nombre fue pronunciado con cariรฑo y respeto por Bassam Aramin, un padre palestino que recibiรณ el apoyo del escritor israelรญ para investigarla muerte de su hija. La รบltima imagen que tengo es la David Grossman saludando de mano a Bassam antes de hablar en el rally Pro Paz el 30 de agosto en la plaza de Tel Aviv. En esa oportunidad hablรณ fuerte y claro al micrรณfono:

“No pidan que las fuerzas militares venzan, no hay fotos victoriosas en esta guerra. Sรณlo hay imรกgenes de destrucciรณn y muerte, de sufrimiento indescriptible. Cada foto de este miserable campo de batalla es, en รบltima instancia, una foto de la profunda derrota de dos pueblos que aรบn despuรฉs de un siglo de conflicto sรณlo son capaces de dialogar entre sรญ con el lenguaje del odio y la violencia.”

En Valparaรญso, Grossman decide leer un texto en pรบblico de su libro Mรกs allรก del tiempo. Me dice “es รฉse de la cafetera, รฉse del duque, รฉse en el estรก inquieto”. Yo lo busco en mi ediciรณn Lumen y lo encuentro en la pรกgina 53, lo leo rรกpido y miro al autor de vuelta. No me atrevo a preguntar pero pienso: ¿por quรฉ elegir un fragmento tan doloroso, tan crรญtico contigo mismo? No digo nada, asiento con la cabeza y marco la pรกgina con un papel. Se desnuda ante nosotros, sus lectores, que hemos aceptado entrar en su pacto de ficciรณn y dolor. Primero leo yo en castellano, luego รฉl en hebreo.

“ah, la fuerza del peso

de la desgracia (creรญste

que estabas protegido,

duquecito, creรญste que eras

inmune. Tus huestes

por toda la tierra desplegadas, mil jinetes

sobre mil corceles, y tรบ

aรฑicos de porcelana”).

El libro completo es un texto hermosamente violento, es violento en la desesperaciรณn y es honesto en eso de que toda tragedia ridiculiza la vida cotidiana, incluso el oficio de la escritura cuando el narrador se desdobla y se habla a sรญ mismo:

Pues entonces ten la bondad de abrir de inmediato tu insignificante cuaderno y empieza a escribir:

‘alguien camina constantemente sobre ella, sobre las hojas secas’ ¡escribe!- Va y viene, viene y va, en cรญrculo, arrastrando sus pies”.

Y agrega:

“Tengo que escribirlo bien, te lo digo, no limitarme a rumiar lo que otros han masticado y regurgitado antes de mรญ, como tanto de gusta hacer a ti, ¿eh, oficinista de pacotilla?”

Contra lo que dijo Adorno alguna vez sobre la imposibilidad de la poesรญa frente a la calamidad, Grossman es categรณrico: “La poesรญa es el idioma de mi duelo”.

Pero en el anfiteatro de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaรญso, a unos metros del Ocรฉano Pacรญfico, este creador nos da esperanza. Dice que รฉl no quiere sรณlo mirarse como una vรญctima, que ha hecho un esfuerzo por reformular su visiรณn como judรญo, como israelรญ y padre que perdiรณ a un hijo, que tras un largo proceso interno รฉl ha optado por la vida.

“Sรญ, eso es lo que puedo decir mirando atrรกs. A mรญ no me interesa la muerte, quizรก solo lo que la muerte irradia a la vida. Tal vez es difรญcil transmitir lo adictivo y vital que es dar voz a una historia”.

Buscar las palabras propias

La experiencia del duelo tambiรฉn indica de un modo dramรกtico cรณmo el lenguaje es insuficiente para expresar las experiencias humanas. Mรกs cuando estas son extremas. Durante el duelo de su hijo Grossman tomรณ conciencia de que el lenguaje nos impone el desafรญo de superar los clichรฉs, los lugares comunes y poder nombrar de un modo especรญfico nuestra vivencia.

“Es un libro sobre el movimiento, que trata de significar el duelo de la persona y sobre cรณmo la catรกstrofe te define. Yo no querรญa que la catรกstrofe definiera nada, querรญa definirme en mis propias palabras.”

ร‰l busca ser preciso, y por eso bucea en los diccionarios hasta hallar las palabras propias, รบnicas, esas joyas que sรณlo un autor de su nivel puede labrar y seleccionar. Busca conformar su diccionario emocional.

“Entre mรกs comprendes la naturaleza de la escritura, entiendes la necesidad de ser muy preciso y no manipular con tu lenguaje. Escribir te pone en contacto con todas tus limitaciones, porque ves lo difรญcil que es ser preciso.”

El autor sostiene que nunca se debe dar por sentado nada en el lenguaje, hay que desmenuzarlo, cuestionarlo. Hay que decir las cosas con el propio lenguaje, designar con nombres รญntimos. Tomarlo como una arcilla moldeable con el que podemos dar nuevos significados, incluso reescribir la realidad.  Y concluye: “cuando nombras algo de alguna forma lo haces tuyo”.

Escribir en hebreo acompaรฑa este proceso dinรกmico. El hebreo es un idioma antiguo, pero tambiรฉn es nuevo. Es un lenguaje ancestral para rezar y escribir pero desde que se fundรณ Israel es un idioma que se improvisa, crece, cambia. Todo el vocabulario domรฉstico se ha ido construyendo durante los รบltimos sesenta aรฑos. Eso es fascinante para un autor, acompaรฑar un proceso de construcciรณn de palabras y significados. Por ejemplo: apenas hace un tiempo se incorporรณ la palabra mahapaj que significa “cambio”.

Coleccionador de palabras, las mira a contraluz. Grossman dirige una organizaciรณn llamada Keschev, que significa “atenciรณn”. Es un centro administrado por israelรญes y palestinos que monitorean el lenguaje usado en la prensa israelรญ y รกrabe. Su proyecto emblemรกtico lleva por nombre “Las palabras pueden matar, tambiรฉn”.

“Es sorprendente ver cรณmo se manipula la opiniรณn pรบblica con elementos como el espacio dado a un reportaje, con el titular, lo que a veces contradice los contenidos de los mismos artรญculos. Las mentiras son el filtro en la mente de las personas. La mayorรญa de los artรญculos de investigaciรณn los planteamos en forma de interrogantes.”

Escribir desde una zona de catรกstrofe

Vivir en el Medio Oriente es vivir en una zona de catรกstrofe. Es vivir y escribir en una zona en permanente conflicto, de destrucciรณn, miedo, odio y muerte.

“Desde que nacรญ, en 1954, no he tenido un solo dรญa de paz. La idea misma de crear el Estado de Israel es que no volviรฉramos a ser vรญctimas, y me parte el corazรณn ver este paรญs fuerte y milagroso que sรณlo aspira a sobrevivir de una guerra a la siguiente. Mi nieta de dos aรฑos ha pasado largos periodos en el refugio protegiรฉndose de misiles que caรญan a 500 metros. Eso no es normal y debemos aceptarlo.”

En un conflicto cultural y polรญtico el lenguaje tambiรฉn se daรฑa. Un conflicto tiรฑe las categorรญas, la del amigo, del enemigo. Pierdes la riqueza de los matices y las palabras se vuelven bloques monolรญticos. Tambiรฉn hay una censura implรญcita, existe un especie de diccionario de lo que se dice y no se dice, entonces conviene ir en busca de las palabras, coleccionarlas, cotejarlas.

“Quiero usar mis propias palabras para decir lo que veo. No colaboro con el lenguaje del gobierno, ni con el del ejรฉrcito, ni con el de los medios.”

Exigente e incisivo, en 1987 saliรณ a buscar las palabras del conflicto palestino-israelรญ a Cisjordania, Palestina. Viajรณ para poner sus categorรญas en movimiento y pasรณ nueves semanas entrevistando a palestinos en jardines infantiles, lugares de trabajo, universidades. Todo ese material compuso el libro El viento amarillo que remeciรณ a la polรญtica y ciudadanรญa israelรญ. Porque de nuevo, hay que movilizarse para encontrar los conceptos vivos; y aparecieron palabras que la sociedad no querรญa aceptar como, por ejemplo, el tรฉrmino “ocupaciรณn”.

“Vi con mis ojos el doloroso choque entre judรญos y รกrabes.”

Antes de siquiera avizorar este libro, รฉl ya habรญa elegido el รกrabe como segunda lengua en la escuela. Su fluidez lingรผรญstica le permitiรณ entrar en la piel de los vecinos y fue capaz de ir ida y vuelta. Fue para nombrar a la otredad, para abrirse a la complejidad del otro.

El libro funcionรณ como un radar de las tensiones que se desencadenarรญan en la Intifada. Luego entrevistรณ a ciudadanos รกrabes israelรญes, otro dilema del conflicto, y eso dio como resultado el siguiente libro de no ficciรณn Presencias ausentes. Conversaciones con palestinos en Israel.

“La ocupaciรณn es una tragedia que corrompe. En la guerra de 1967 resurgimos como un gran imperio, justificando la ocupaciรณn de territorios y denigrando a los palestinos, sintiรฉndonos superiores a ellos.”

A continuaciรณn comenzรณ a ser mรกs incisivo con la polรญtica exterior israelรญ. Una vez cuestionรณ a Isaac Shamir en su rol de periodista. Grossman ya era un autor reconocido, y el Primer Ministro perdiรณ los cabales: “Oye, tรบ, en tu ficciรณn puedes inventar lo que quieras, en tu imaginaciรณn. Los รกrabes y los palestinos nunca han estado en mejor situaciรณn que bajo nuestro gobierno”.

Al dรญa siguiente lo despidieron de la estaciรณn de radio Kol Israel en la que trabajรณ por mรกs de veinte aรฑos.

El autor delicado, tรญmido, sensible tambiรฉn es un valiente y controversial hombre pรบblico. Valiente cuando interpelรณ a Ehud Barak, y cuando le dijo a ร“lmert “Dirรญjase a los palestinos. Dirรญjase a ellos pasando por encima de Hamรกs. Dirรญjase a los moderados, al pueblo palestino” o cuando escribiรณ una carta abierta a Netanyahu: “Debemos hablar de Abbas”. Su posiciรณn le ha costado animosidad, amenazas y un atentado a su auto.

“Cuando vives en un permanente conflicto es fรกcil caer en la tentaciรณn de ausentarse, marginarse, evadir, vivir en un rincรณn. Yo me he pronunciado cada vez que ha habido una situaciรณn de conflicto, he manifestado mi opiniรณn, si me equivoco la reformulo, pero he estado alerta, visible, despierto. Me he acercado a los palestinos cada vez que he sentido que hay una posibilidad de diรกlogo.”

Comenta que el ejercicio de escribir lo vincula con un sentimiento de ternura e intimidad que mantiene con el lenguaje. Que recupera su esencia, con la persona que suele ser antes de haber sido confiscado y contaminado por el conflicto.

“En parte escribimos para entender el mundo que nos toca vivir, para desentraรฑar el caos y a mรญ me tocรณ una situaciรณn cargada de tragedia, de sentimientos รกlgidos. Israelรญes y palestinos compartimos una gramรกtica interna que hace que nos entendamos instintivamente, incluso cuando nos peleamos. Pero debemos superar la visiรณn del agresor y vรญctima y buscar una tercera alternativa mรกs humana. Para mรญ esa es una de las esperanzas de cara al futuro.”

El derecho al caos interno

Grossman es un escritor de la intimidad. Sus libros son detonantes emocionales. No cede hasta que llega a las zonas mรกs oscuras y desnuda a sus personajes para luego vestirlos con sus contradicciones y miedos. ร‰l mismo dice que cada libro lo deja devastado, en cada libro rompe con las presunciones de sรญ mismo, ve las grietas, los quiebres de los individuos. Los libros deben servir para despojarnos de nuestras cรณmodas defensas, los libros deben ser subversivos.

“Ser capaces de tocar, aunque sea por un instante, el fuego que quema el interior de otro ser humano.”

Le digo, mirรกndolo, que รฉl va demasiado lejos, que nos desbarranca en nuestras fibras mรกs รญntimas. Que no hay nada mรกs perturbador que asomarse al caos interno de los padres y de los propios hijos. Como autor se arroga el derecho a bucear en la psique humana con todos sus vaivenes, con todos sus riesgos. En uno de sus ensayos sostiene su lema de trabajo:

“Tenemos miedo al nรบcleo misterioso, indescriptible, rudimentario, no domesticable socialmente, no dado a ningรบn refinamiento, cortesรญa o acto: instintivo, salvaje, caรณtico, en absoluto polรญticamente correcto quimรฉrico y alucinante: abiertamente radical, sexualmente desenfrenado.”

Pero para que el proceso se cumpla en plenitud hay que “fundirse en el otro”. El autor camina, a travรฉs de sus lรญneas, literariamente, en los zapatos de otro. Solo asรญ puede escribirse con maestrรญa desde la perspectiva de un niรฑo, una mujer y un palestino.

“Para mรญ la escritura es, entre otras cosas, un acto de protesta, de resistencia, incluso una revoluciรณn contra ese miedo. Contra atrincherarme dentro de mรญ mismo y no llegar al nรบcleo del otro”.

Menciรณn aparte merecen sus incursiones en la psicologรญa femenina, sus personajes llegan a la experiencia corporal del deseo y la maternidad. Mujeres fuertes de perfiles convincentes.

“Yo no escribo autobiogrรกficamente. Me siento atraรญdo por las vidas de otros, escribir sobre personas que han tomado opciones diferentes a las mรญas. Como hombre me interesa saber de lo que ocurre en una mujer.”

Es que David Grossman sabe de la voz humana, exterior e interior. No por azar lleva dos dรฉcadas de radio acumulados en su cuerpo, cuando su dรญa comenzaba a las 5:30 am con audรญfonos y susurrando los รบltimos acontecimientos del paรญs en un estudio.

“Cuando escuchas la radio, la voz de una noticia o de una obra debes imaginar, eso junto al ejercicio del relato me acercรณ a la creaciรณn literaria. La gente no se expone fรกcilmente a la intimidad y la textura de la voz oral y escrita es el instrumento, el conducto.”

Recorre la esfera รญntima en toda su curva; la sexualidad tiene varias escenas delicadas y apasionadas. Recuerdo las escenas ambivalentes de Ora con su primer amor Abram cuando รฉl regresa de Egipto como un hombre derrotado. Los celos son tratados en uno de sus libros, Delirio, como un sentimiento que nos hace creativos. Los celos como una mรกquina ficcional. El marido celoso inventa cartas y supone situaciones de amor clandestino y vive desbordado de ideas y fantasรญas.

En sus libros, cuando se ha sumergido en la relaciรณn de pareja ha decretado tambiรฉn, junto con el derecho al caos interno, el derecho a una necesaria zona de secreto.

“Mรกs vale no conocer a fondo al cรณnyuge, no descubrir todo lo que sucede en su interior para no tener que reconocerlo y llamarlo por su nombre, porque en el marco de las relaciones de pareja no hay lugar para esto, podrรญa romperles por dentro y destrozarles, algo en lo que ninguno de los cรณnyuges tiene interรฉs alguno.”

Niรฑo prodigio

Los niรฑos han sido otras de sus exploraciones en novelas para adultos y para adolescentes. ร‰l mismo fue un niรฑo prodigio. Se hizo un espacio en el mundo gracias a su capacidad lectora. Hijo de un conductor de autobรบs jubilado a temprana edad, una ama de casa y nieto de una mujer que escapรณ de Rusia para hacer labores de limpieza en los barrios pudientes de Jerusalรฉn. El hijo de una familia modesta que leรญa todo lo que cayera en sus manos. Tomaba libros de la biblioteca municipal, y luego leรญa de la biblioteca que heredรณ el padre en su trabajo.

“Yo fui un niรฑo difรญcil de criar, obstinado, me daba cuenta que tenรญa una mรบsica interior diferente a los demรกs.”

Detrรกs de todo autor hay un lector, un lector importante. Grossman a temprana edad leyรณ toda la obra del autor ucraniano Sholem Aleijem, el mismo de “Violinista en el tejado”. Incluso ganรณ un concurso que sorprendiรณ a los organizadores cuando vieron a este pequeรฑo “sabelotodo” de solo 9 aรฑos, y no sabรญan cรณmo pagarle el premio en dinero. Grossman dice que leyรณ a Aleijem como una forma de darle palabras a la vida de los judรญos en Europa. Los niรฑos como una categorรญa literaria y lingรผรญstica.

“Cuando somos niรฑos nos enfrentamos a tantas opciones. Despuรฉs crecemos y vamos consolidando una sola visiรณn polรญtica, un sentido del humor. Una de las razones por la que me fascina la expresiรณn de los niรฑos, nunca toman nada por sentado. Todo es sorpresivo, una constante revelaciรณn.”

Compruebo su genuino interรฉs por los niรฑos cuando conversa con mi hijo. Se detiene en รฉl, le hace preguntas, sigue sus frases en su esforzado inglรฉs. Le recomienda para sus once aรฑos la novela Llรฉvame contigo en la que firma la dedicatoria “To my friend Milan”.

Pero tambiรฉn enuncia un dilema de la filiaciรณn en su paรญs: “¿Cรณmo criamos a niรฑos humanistas, tiernos, curiosos respecto a los otros si luego los enviamos a la guerra y a la violencia? Quizรก no los estamos preparando para la vida real.”

Ya adulto leyรณ todo Bruno Schulz, se interesรณ por su obra y trรกgica historia y lo convirtiรณ en un salmรณn en la novela Vรฉase: amor. Leyรณ con devociรณn a Franz Kafka, a Thomas Mann, a Virginia Woolf, mรกs tarde a Clarice Lispector. Hizo del paisaje mental su materia prima para armar historias.

Nos detenemos en Lispector. Le cuento de mis lecturas y visitas a Brasil, de mis incursiones a los archivos y de la lectura de sus libros mรกs desconocidos. De pronto me doy cuenta que llevo hablando mucho tiempo y que Grossman me mira interesado a travรฉs de sus lentes que corrigen su miopรญa y distorsionan sus pupilas verdosas. Siento que guardo en mi puรฑo una conquista personal, la de haberle enseรฑado algo a este gran autor. De haberlo encantado por unos minutos con un relato mรญo y la palabra “epifanรญa”.

Contra la arbitrariedad

Grossman sostiene que como individuos no debemos aceptar pasivamente la arbitrariedad del lugar y la circunstancias en las que nacemos. Que quizรก los que nos distinga entre otros seres vivos es la posibilidad de reformular nuestro destino.

El arte es una forma desafiar tus circunstancias, permite estar abierto a nuevas configuraciones del mundo, a lo no establecido. Dice que no es una persona creyente y que escribir le da cierta fe de cambio. Y es asรญ como por iniciativa propia regresa a la arena del conflicto palestino-israelรญ.

“Es tan fรกcil ser cรญnico en este conflicto. Cuando eres cรญnico te liberas de un peso, te desentiendes, no perteneces. Y la desesperanza es peligrosa. Cuando estรกs desesperado empiezas a dejar de aspirar al cambio y comienzas a colaborar con el estado de las cosas. No podemos dejar esta situaciรณn a los desesperados. Acรก hay dos pueblos que han sido destruidos por el miedo y la violencia durante mรกs de un siglo.”

Sentado en el sofรก naranja habla con voz calma, se detiene en el auditorio, creo que mira a las cuatrocientas personas distribuidas en dos pisos que lo siguen con atenciรณn. Toma agua y sigue con รฉnfasis.

“La paz es esencial para nosotros y los palestinos. Yo lucho por ello, escribo al respecto hace treinta aรฑos. Es esencial para los palestinos tener una vida de libertad. Los israelรญes somos parte de una cadena de opresores a un pueblo que tiene una historia traumรกtica y que ha sido dominado por los turcos, los egipcios, los ingleses, los jordanos. Lograr la paz les permitirรก experimentar la dignidad sin nuestra sombra. Yo no quiero proyectar mi sombra en otros. Cuando los palestinos tengan su hogar, yo tambiรฉn tendrรฉ mi hogar. Es necesario tener un hogar con fronteras claras y justas.”

Sus palabras espesas caen entre los espectadores, estamos quietos pero las palabras del autor nos movilizan por dentro.

“No tengo una visiรณn ingenua aunque parezca que sรญ. Sรฉ que en el Medio Oriente nadie quiere a Israel y por eso debemos protegernos. Tambiรฉn tenemos derecho a estar en esa tierra porque ahรญ surgimos como pueblo y cultura. No quiero que siga esa trรกgica relaciรณn, hay fรณrmulas, no sรฉ si serรกn exitosas pero no podemos comportarnos como vรญctimas desahuciadas. Tenemos que intentarlo con todas nuestras fuerzas, mรกs aun cuando el extremismo en la regiรณn estรก tomando fuerza. Yo no sรฉ si en cinco aรฑos mรกs tendremos la posibilidad de contar con socios. La desesperanza genera mรกs desesperanza, y hay que mantener los canales abiertos.”

Ha llegado el final de la conversaciรณn, y corresponde leer el รบltimo fragmento. Primero leo yo en castellano, luego รฉl en hebreo.

en todo lo que existe

desde ahora

resonarรก el eco

del no existir

Doy vuelta la pรกgina 53 y cierro los ojos. Grossman lee con la cadencia de ese lenguaje ancestral y nuevo. Me dejo llevar por el sonido original que dio mรบsica a su experiencia interna. La fonรฉtica de las letras alef, bet, gimel en su libreta, de derecha a izquierda.

kol hayesh

me-ajshav

yehadhed

et ha ain

**

Durante una hora y media, por dos dรญas seguidos, Grossman nos tiene en una cuerda tensa. No habla banalidades, despliega con sensibilidad y llaneza su pensamiento filosรณfico y literario sobre la identidad, el origen, la guerra, la vida, la muerte. Mรกs de una vez sus intervenciones sacan aplausos. Afuera del teatro, firma libros a sus lectores, a los antiguos, a los futuros.

En el horizonte queda su nueva novela que insiste en su verbo motriz: A Horse Walks into a Bar.

Los que salimos ese dรญa por la Avenida Errรกzuriz emergemos distintos con el viento vespertino de Valparaรญso a las seis de la tarde. Caminamos conscientes de nuestra posibilidad de transformaciรณn. Dejamos atrรกs el puerto entre el silbido de los barcos y subimos a los cerros, los pies se deslizan, las ideas se agitan. Hemos permitido sentir el fuego de otro,  escuchar los ecos de su caja de resonancia; ya no somos extraรฑos. No hay duda, las palabras ensanchan el mundo, no lo estrechan.

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Publicado como contenido exclusivo en la ediciรณn para tabletas de nuestro nรบmero de enero 2015.

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Andrea Jeftanovic (Santiago de Chile, 1970) es narradora, ensayista y docente.


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